Y ahora ¿qué más? #3

43*** Se sintió como una eternidad.

Jessica despertó. Intentó abrir los ojos, pero dolía, así que se quedó tan quieta como pudo. No necesitaba ver para saber que se encontraba en un hospital. El olor a desinfectante era inconfundible, al menos para ella.

Las razones por las que estaba en el hospital la golpearon de repente y el recuerdo de los últimos días vino a su mente con violencia, eso fue suficiente para que Jess se levantara de golpe de la diminuta cama en la que estaba.

Se arrepintió antes de lograr incorporarse. El espantoso dolor en su costado la hizo chillar y Jess se dejó caer nuevamente sobre la cama. Entonces vio a Brett levantarse de un salto del sillón que estaba junto a ella, parecía un poco aturdido, así que Jessica supuso que lo había despertado.

Sin embargo, él le sonrió y Jess no pudo evitar sentirse en el aire solo de pensar que, unos días atrás había creído que no volvería a verlo.

—Hey, hola —dijo, dejando que su sonrisa se ensanchara un poco más.

—Hola... —respondió Jess. Hablar ya no le resultaba tan doloroso, afortunadamente, pero su voz sonó como si estuviera gritando desde el fondo de una cueva.

—Feliz año nuevo.

Jess se tensó. ¿Año nuevo? Faltaban dos meses para año nuevo. ¿Llevaba allí dos meses? No podía ser. ¡Santo Dios!

Estaba a punto de echarse a gritar aterrada, cuando Brett comenzó a reír. Jess quiso pegarle por su horrible sentido del humor, pero se encontró sonriendo junto a él, aun cuando ese simple gesto resultaba doloroso.

—Excelente momento para ponerte gracioso, Brett —le reclamó, intentando contener la risa, aunque sabía que no lo lograría.

—No sé tú, en lo que a mi concierne, este es el mejor momento —replicó. Luego pareció ser consciente de la situación y la expresión cambió a preocupación— ¿Estás bien?

—Si... eso creo, estoy un poco mareada y me duelen las costillas y...—Jess recordó los breves segundos antes de perder la consciencia. Bree. Él le había dicho que estaba bien ¿O solo lo había soñado? No estaba muy segura de poder soportarlo en casa de que fueran ciertas las cosas que Miranda le había dicho— ¿Dónde está Bree?

—Bree está bien, está con tu madre. Tuve que mandarlos a todos a su casa con la promesa de que los llamaría cuando despertaras. Me estaba volviendo loco, tu madre, no Bree; así que convencí a una enfermera para que les dijera que no despertarías hasta mañana.

Jessica sonrió al darse cuenta de que pocas cosas habían cambiado. Podía imaginarse a su madre enloqueciendo a Brett o a Jason preguntando cada segundo cuando despertaría, o a su padre caminando de un lado a otro susurrando cosas que solo él podía escuchar. Debió ser una pesadilla. Pero ninguna de esas cosas la desvió de lo más importante.

Miranda le había dicho que había dejado a Bree en medio de la carretera, entonces, ¿Cómo la encontraron? Fue la misma pregunta que le hizo a Brett.

—Bueno... ella la dejó en medio de la noche en nuestra calle, debió sospechar que sería cuestión de tiempo para que la encontráramos.

¿Miranda había dejado a Bree en su calle? ¿Por qué lo había hecho? O, mejor dicho, ¿Por qué le había dicho que la había dejado en la carretera? ¿Solo por una absurda necesidad de torturarla? Jess no sabía si sentirse furiosa o agradecida. Su hija estaba bien, estaba a salvo, eso era mucho más de lo que había esperado de Miranda.

Eso también ayudó a que te encontráramos a ti —le explicó, acariciándole suavemente un pómulo.

Jess se encogió un poco y fue cuando descubrió que le dolía, se llevó la mano hasta allí y encontró un diminuto vendaje, suponía que producto de uno de los golpes que había recibido de Miranda. Luego miró su mano, ya no estaba atada, pero una horrorosa marca rodeaba sus muñecas. ¡Joder! Si esas eran sus muñecas, no quería mirarse en un espejo por, al menos, un año. Pero ya pensaría en eso después, mientras tanto tenía que hacerle algunas preguntas a Brett.

—¿Puedes explicarme, por favor? —solicitó, metiendo disimuladamente los brazos debajo de las sabanas. No quería ver esas marcas que le recordarían por lo que había pasado hasta que decidieran desaparecer.

—Lo que quiero decir es que Miranda dejó a Bree cerca de nuestra casa y unas cámaras de seguridad la tomaron, después la policía solo tuvo que buscar el auto en las cámaras de la ciudad para tener más o menos una idea de hacia dónde se había dirigido... Pero no quiero hablar de eso.

Jessica lo observó unos segundos. Ella ni siquiera tenía idea de cuánto tiempo había trascurrido desde el jueves en el que Miranda la había sacado de su auto, pero para Brett parecía que había pasado mucho. Se le veía ojeras y barba de varios días. Aquello debió haber sido para él tan horrible como para ella, pero tenía demasiadas preguntas que hacer.



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En el texto hay: peligro, bebe, madre

Editado: 24.04.2018

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