Y ahora ¿qué más? #3

45*** Fa-bu-lo-so.

Jess soltó su teléfono y lo metió al bolsillo de sus jeans cuando sintió el codo de Allyson contra sus costillas. No sabía en qué carajo había estado pensando Penny cuando se le había ocurrido dejarla hacerse cargo de su despedida de soltera, pero la asesinaría en cuanto tuviera oportunidad.

—Deja esa cosa, Jessica, mira lo que tenemos para ti —dijo Allyson, volviendo a tocarle con el codo.

Jess levantó la cabeza sin ninguna emoción. Llevaba al menos tres horas con Allyson y Penny y la noche no estaba yendo muy emocionante. Hasta el momento, los mensajes de texto que había estado intercambiando con Brett había sido, por mucho, lo mejor de la noche.

Sin embargo, al alzar la vista, la monstruosidad revestida de luces de neón más grande que había visto en su vida apareció al final de la calle llenando todo el lugar con los colores más escandalosos que podían existir sobre la tierra.

—¿Qué diablo es esa cosa? —exclamó con los ojos casi brotándole de las cuencas.

—Es tu despedida de soltera —respondió Penny, con esa enorme sonrisa que a Jessica le provocaba más inquietud que otra cosa.

—¿Acaso creías que permitiría que tu despedida de soltera se pasar con helado y picaderas? —cuestionó Allyson abriendo las puertas del bus con gesto teatral —Entonces no me conoces, amiga mía.

Jessica sintió la necesidad de decirle que en realidad no la conocía de todos modos, pero se contuvo. Allyson era agradable y cargaba con una energía positiva que era bastante contagiosa. Jess no podía decir que fueran intimas, pero en el tiempo que llevaba conociéndola le había provocado más sonrisas que cualquier otra persona.

Por eso no se negó ni hizo preguntas que sabía que no la llevarían a ningún lugar. Caminó hasta el bus y nada más subir la ensordecedora música inundó sus oídos y un sexy y saludable hombre semidesnudo ocupó todo su campo visual.

Jess dio un salto y se giró de golpe chocando contra Allyson.

—¿Estás loca? —chilló-susurró entornando los ojos— Está desnudo. No puedo entra en esa cosa con un hombre desnudo.

Allyson sonrió, burlona y la tomó de los hombros obligándola a darse la vuelta y empujándola al interior del autobús donde el encuerado, aun con una enorme sonrisa en el rostro, le ofrecía una copa llena de un líquido rosa que Jess miró con recelo.

—¡Tómalo, Jessica! —insistió Allyson, al parecer intuyendo que no tenía intención de tocarlo—. Esto, amiga mía, es un "medias de seda" y personalmente te garantizo que te encantará.

Detrás de Allyson, Penny emitió una extraña risita.

—Es el coctel favorito de Ally.

Jess tomó la copa porque, de todos modos, sabía que esas dos dementes no la dejarían en paz hasta que lo hiciera y bueno, también era su despedida de soltera.

Si el plan había sido sorprenderla, lo habían logrado. Jessica debía admitir que cuando Penny le había dicho que había dejado a Allyson hacerse cargo de su despedida, habían necesitado de varios tés verdes para rogarle que, por favor, no hiciera nada demasiado alocado. Sabía lo suficiente de Allyson para ser capaz de predecir que, de darle rienda suelta, podría convertir la celebración en algo en lo que Jess no quería ni pensar.

De todas formas, cuando ella y Penny habían ido a recogerla a casa y la habían llevado a un restaurante con problemas de identidad donde servían nachos y helado italiano, Jessica había sentido ganas de suicidarse con un sorbete. Había pasado casi toda la noche texteandose con Brett sobre lo horriblemente aburrida que estaba siendo la noche, y solo una hora después de haberle dicho que tal vez se iría a dormir antes de lo planeado, estaba en un autobús de fiesta aceptando un coctel con nombre de lencería de manos de un hombre semidesnudo.

Con la copa en la mano, Jess pasó junto al encuerado evitando a conciencia mirarlo más allá del rostro. Suponía que, para él, el diminuto trozo de tela que cubría sus vergüenzas era una tanga, para Jessica era una abominable aberración, o eso se decía para solapar el cargo de conciencia.

Sí, señor. A Brett le encantaría saber que mientras él estaba en casa creyendo que ellas estaban inocentemente comiendo nachos en algún lugar de la ciudad, se había metido en un monstruoso autobús con luces de neón donde un sexy hombre 97.5% desnudo le ofrecía alcohol.

—Voy a matarte —le dijo a Allyson cuando la sintió empujarla una vez más—. O mejor aún, Brett va a matarte. Y a Penny.

—Cierra la boca y dale un trago a tu bebida —gritó Allyson en su oído.

Jessica hizo una mueca. Si, la música estaba alta, pero pudo haberla escuchado con unos cientos de decibeles menos.

—Serás la culpable si mi novio me abandona a dos días de la boda. ¿Cuál fue la parte de "no hagas nada demasiado alocado" que no entendiste?

Allyson no le contestó, soltó una risita empujándola un poco más. Las luces brillantes no le permitían ver y tardó un momento en acostumbrarse a ellas, pero cuando lo hizo, Jess se encontró de frente con Sandra y Dan mirando embobados a otro encuerado, salvo que este bailaba en un tubo estratégicamente ubicado en el centro de aquel antro de perdición con ruedas.



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En el texto hay: peligro, bebe, madre

Editado: 24.04.2018

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