Y ahora ¿qué más? #3

Epílogo*** Suerte.

—No es que tenga algún problema con las exageraciones, incluso podía decir que me gustan las exageraciones, pero ¿No crees que esta es como una exageración demasiado exagerada? —Jess le lanzó una breve mirada a Brett.

Su sonrisa se hizo enorme al ver la que estaba dibujada en el rostro de su esposo. Si, era la mayor exageración que alguna vez había contemplado, pero también lo más hermoso, tanto que Jess tenía miedo de salir del auto y echarlo a perder. Una vez más temía que todo aquello fuera un sueño y que cualquier cosa que hiciera lograra estropearlo.

Unas seis horas atrás ella había creído que el volar en jet privado era un exceso, y lo era, pero justo en ese momento, cuando se encontraba de pie frente a un castillo medieval, todo lo demás parecía perder fuerza. ¡Estaba en Escocia! ¡Iba a pasar su luna de miel en Escocia y se iba a hospedar en un castillo! Por todo lo sagrado del mundo, solo pensarlo parecía irreal.

—Esto es hermoso —susurró. Sus ojos viajaban de un lado al otro, posándose en todos lados y en ninguno, en el precioso jardín, las plantas trepadoras...

—¿Sí? — cuestionó Brett, con una sonrisa burlona de pie fuera del auto que los había transportado desde el aeropuerto hasta la imagen de postal que Jess tenía en frente—. No creo que estás viendo mucho desde ahí dentro. ¿Por qué no sales y terminas de alabar mi buen gusto aquí fuera?

Jess le sonrió y aceptó la mano que él le ofrecía para salir del auto. La brisa fresca de finales de otoño la golpeó en la cara cuando estuvo frente a su esposo. Bueno, ahora si podía decir con seguridad que el lugar era precioso. Todo lo que había visto en los escasos diez minutos que habían tardado en llegar desde el aeropuerto hasta el hotel habían sido sorprendentes.

Cinco horas de vuelo le habían bastado para confirmar que Brett era muy bueno guardando secretos cuando quería hacerlo. Tan bueno, que Jess se había enterado de su destino cuando habían aterrizado en el aeropuerto de Edimburgo; parecía como si todas las personas a su alrededor estuvieran al tanto de no mencionar hacia donde se dirigían y Jessica tenía que destacar que volar en un avión sin saber hacía donde se dirigía era aterrador, no importaba que fuera con recién adquirido su esposo.

Por un momento se había preguntado si la razón de su hermetismo era porque quería rodear el viaje de cierto halo de romance y secreto, o solo porque quería hacerla explotar de la curiosidad y divertirse con sus intentos de sonsacarle información.

Permitió que su cabeza girara tanto como le fue posible. Cada centímetro que entraba en su campo de visión era más sorprendente que el anterior. Incluso el aire que se respiraba en aquel lugar era particularmente embriagador. Estaba tan absorta que ni siquiera fue consciente del botones junto a ellos hasta que lo vio avanzar con sus maletas hacia el interior del hotel, castillo, lo que fuera; no estaba segura de cuál era la forma correcta de llamarlo. Así que solo se limitó a seguir al hombre al interior del lugar de la mano de Brett.

—¿Cuánto tiempo estaremos aquí? —cuestionó, inclinándose un poco hacia él.

—Todo el tiempo que sea necesario —Como siempre, las respuestas de Brett eran bastante escuetas. Jess hizo una mueca.

El lugar le encantaba, pero la idea de "Todo el tiempo que sea necesario" la inquietaba un poco. Eso podía significar desde una noche hasta veinte años y tomando en cuenta que Bree se había quedado al cuidado de Jason y Penny y eso no la hacía sentirse muy tranquila. De todos modos, se obligó a calmarse y la sonrisa volvió sola a su rostro. Nadie podía negarse a disfrutar de la vista y la estadía en un lugar como ese.

Por dentro el castillo era aún más imponente de lo que se advertía en el exterior. El impresionante vestíbulo decorado en tonos negro, blanco y gris, con el único toque colorido de las flores de color rosa. Después de cruzar las puertas nadie podía decir que se encontraban en un castillo medieval, de hecho, la decoración era bastante moderna.

Jess se distrajo viendo las pinturas y permitiendo que la magnificencia del lugar la embargara por unos minutos mientras Brett se encargaba de registrarlos. Mientras los dirigían a su habitación ella continuaba observando cada cosa. Esperaba que el "Todo el tiempo que sea necesario" de Brett significara tiempo suficiente para poder admirar a conciencia todo, sin arriesgarse a que Penny torturara a Bree por mucho tiempo.

—¿Ya puedo decir que el lugar es hermoso? —preguntó cuándo estuvieron solos en la suite decorada en los mismos tonos que el vestíbulo.

—No, al menos hasta que no veas todo el lugar —indicó él, acercándose hacia uno de los enormes ventanales y la invitaba a acercarse. Jess no lo pensó dos veces para recorrer los pocos metros que los separaban y echar un vistazo a lo que quería mostrarle.

El sol estaba cayendo ya y eso solo hacía que el paisaje que estaba frente a ellos fuera aún más idílico. Unos enormes jardines amurallados, eran la cosa más verde que Jessica había visto jamás. A la distancia vio algo parecido a una cancha de tenis y unas fuentes que la dejaron sin habla. Si no miraba el área de la cancha, podía sentir como si hiciera un viaje al pasado y, fácilmente pudo imaginarse como una aristócrata del medievo, observando junto a su amado por las ventanas de sus aposentos.



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En el texto hay: peligro, bebe, madre

Editado: 24.04.2018

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