Y ahora ¿qué piensas? #4

23*** Cuatro invitaciones.

Durante cuarenta interminables minutos su madre se había dedicado a torturar a Dave, era increíble cómo podía hablar todo el rato y hacer pregunta tras pregunta sin cansarse. Allyson había necesitado lanzarle a su padre miradas de auxilio que éste había comprendido muy bien y había logrado llevar la conversación a temas menos incómodos al menos dos veces antes de que su madre volviera a hacer comentarios tipo "Es tan bonito que sean amigos". 

Allyson había sentido deseos de golpearse la frente, ocultarse bajo la mesa hasta el fin del mundo o pegarle a su madre con una cuchara en más de una ocasión, pero gracias a Dios había logrado contenerse.  

Tras la cena habían ido hasta el salón para tomar café, sus papeles aún continuaban tirados en una esquina sobre la alfombra, recordándole todo lo que tenía pendiente. 

—Entonces, Dave ¿Como te va con el trabajo? —cuestionó su madre, sirviéndole a una segunda taza de café que él no se había atrevido a rechazar —. La última vez que hablé con tu madre me contó que ya casi no te veía. 

Allyson dejó caer la cabeza sobre sus manos sin molestarse en disimular. No se imaginaba cual era la relevancia de aquella conversación, además de saciar la absurda curiosidad de su madre. Al menos Dave ya no parecía tan incómodo como una hora atrás, cuando parecía estar planeando como escapar sin ser visto. 

Lo escuchó responder cada una de las importunas preguntas de su madre mientras lo observaba fijamente, sin disimular. Recordó lo que le dijo al llegar: "supongo que te extrañé". Eran cuatro simples palabras que no deberían provocar mucho en ella, sin embargo, lo hacía, porque era Dave y era la única cosa medianamente bonita que alguna vez le había dicho. Y aunque la voz en off de su cerebro seguía diciéndole que no debía pensar demasiado en eso, sabía que no podría dejar de hacerlo.

—Tal vez quieras venir para la fiesta de Allyson, dentro de tres semanas. Se gradúa y Edward y yo pensamos en celebrarlo con los amigos, por supuesto que estás invitado.

Esas palabras la hicieron volver a la realidad. ¿Qué tanto se había perdido en sus pensamientos para que al volver su madre estuviera haciendo de las suyas? ¿Su padre por qué fingía que nada pasaba mientras tomaba su café? Allyson se vio en la obligación de intervenir antes de que su madre terminara invitándolo a las vacaciones familiares también. 

—No creo que Dave pueda mamá, seguro estará ocupado...

—De hecho, no —la interrumpió, con una sonrisa ladeada—, tengo libre ese día. 

—Ni siquiera sabes cuál es el día —lo acusó, achicando los ojos y mirando de su madre a Dave unas tres veces. 

Tal vez no la hubiera estado escuchando con demasiada atención, pero estaba bastante segura de que su madre no había dicho la fecha.

—Es que tengo libre cualquier fecha que quiera y no me perdería la fiesta de graduación de mi amiga Allyson.

Allyson enarcó ambas cejas, mientras intentaba contener la tos que la atacaba de repente. 

—¿Somos amigos? —cuestionó, sin importarle estar frente a sus padres

—¡Claro que sí! —replicó Dave.

Tal vez sus padres tuvieran pensamientos enfocados en otra cosa, pero ella podía ver la burla en la sonrisa de Dave, aun cuando éste se encontraba al otro lado del salón; era contagiosa, pero molesta al mismo tiempo y por un segundo Allyson sintió deseos de golpearlo con la diminuta taza con café que sostenía entre las manos.

En cambio, le sonrió de vuelta y se prometió molestarlo una o dos veces en el futuro con su declaración de amistad.

—¡Qué bonitos! — exclamó su madre, sonriéndoles — ¿Quieres más café, Dave?

—Lilian, ¿Por qué no nos vamos arriba y dejamos a los muchachos conversar? —interrumpió su padre —Sospecho que Dave vino para hablar algo con Allyson. 

La aludida bajó la cabeza y se cubrió la boca  para ocultar su carcajada. La manera en la que su padre había hecho énfasis en su nombre, remarcando que era momento de dejarlos solos fue demasiado gracioso.  
Le sonrió en agradecimiento y observó como tomaba a su madre de la mano antes de que ésta pudiera replicar. La escuchó desearles buenas noches antes de perderse rumbo a las escaleras. 

—¿Por qué no me dijiste que tus padres estaban en casa? —susurró él tan pronto se quedaron solos. 

—En serio lamento haber dejado pasar el mejor momento para contarte, que era mientras tu lengua hurgaba en mi garganta. 

Durante algunos pocos segundos ambos se quedaron silencio, mientras la sombra de otra de esas tantas sonrisas pedantes aparecía en los labios de Dave. 

—Nos vio —replicó él. 

—¡Claro que no!

—Créeme, nos vio.

Allyson contuvo la respiración y rogó porque Dave estuviera equivocado. Si tenía razón y su madre los había visto besarse, sus próximos días serían un infierno. Y en todo caso, ¿Él por qué diablos sonreía? 



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En el texto hay: amor adolescente, rechazo, reto

Editado: 25.05.2018

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