Y ahora ¿qué piensas? #4

31*** En la boca del lobo.

Al final de aquel día Allyson pudo confirmar que Dave no le había mentido. Estuvo segura incluso antes de llegar a su destino, mientras recorrían la costa y la brisa ya fresca de la noche que comenzaba a caer le golpeaba en el rostro. El lugar no era más que una pintoresca casita a la orilla del mar que casi de inmediato le provocó ganas de quedarse allí para siempre.

Sumida en la más profunda intimidad, había que recorrer al menos dos kilómetros desde la carretera principal para llegar al acogedor lugar y según lo que Allyson había notado, el sitio habitado más cercano era un pequeño hotel y estaba como a tres kilómetros de allí.

En conclusión: podría caer una bomba nuclear allí y pasaría largo rato antes de que alguien se enterara. Y aunque se escuchara loco, a Allyson le encantó.

El cielo comenzaba a tornarse oscuro cuando metieron sus equipajes a la casa y el cansancio de ocho horas de viaje en auto comenzaba a hacerse notar en ellos, sin embargo, Dave insistió en que el clima era demasiado agradable como para desaprovechar su primera noche allí. La convenció de acompañarlo a preparar la cena, aunque lo único que Allyson deseaba era irse a la cama y luego se sentaron en el porche trasero. Desde ahí podían ver las olas romper a la distancia y la brisa marina les despeinaba.

La temperatura, tal como Dave dijo que sería, era bastante agradable. Aunque para ese momento había refrescado considerablemente, aun les permitía estar al aire libre sin necesidad de abrigarse.

— ¿Sabes? El lugar es hermoso, pero estoy demasiado agotada como para mantener los ojos abiertos —se quejó. El ir y venir de la hamaca y el ruido del mar tampoco ayudaba mucho a sus miserables intentos de permanecer despierta.

Se preguntó como Dave podía no estar exhausto y tal vez hubiera comentado su duda si un bostezo no hubiera escapado de su garganta justo en ese momento.

Tampoco pudo luego, porque Dave cubrió su silencio dando razones para permanecer allí, tal cual estaban, que Allyson no escuchó. Sus ojos veían fijamente como la hamaca de él se movía hacia delante y hacia atrás y eso parecía hipnotizarla.

— ¿Estás escuchándome, Allyson?

Ella abrió los ojos que no notó haber cerrado y le lanzó a Dave una mirada de disculpa.

— Estoy al borde del coma —admitió.

A duras penas Dave aceptó, unos segundos más tarde, irse a la cama. Allyson pensó antes de caer completamente dormida, que envidiaba la resistencia que él parecía tener.

Cuando despertó a la mañana siguiente, apenas eran las nueve de la mañana, pero Dave ya se encontraba en la cocina y el desayuno estaba listo. Allyson lo agradeció, sin embargo, fue casi imposible que una alerta verde se desatara en su cabeza. Ni siquiera tenía idea de lo que le parecía extraño, pero si estaba claro que algo no estaba bien.

De todos modos, esas ideas se borraron de su cabeza unos minutos más tarde, cuando después de desayunar y ofrecerse a lavar los platos, Dave la había arrastrado hasta la playa. Habían pasado toda la mañana metidos en el agua disfrutando de las oportunidades que les proporcionaba el estar en medio de la nada, donde nadie podía molestarlos.

Al medio día, Dave la había llevado a almorzar al restaurant del pequeño hotel que había visto al llegar donde cabía destacar,  vendían el mejor Calamar relleno que Allyson alguna vez probaría. El viaje de vuelta por la orilla de la playa había sido lo mejor y al regresar se habían encerrado toda la tarde a tener sexo. Ella se había burlado más de una vez acerca de la afirmación de Dave de que aquel lugar sería muy aburrido sin compañía, solo para volver a revolcarse por cada rincón del reducido bungalow en bastantes ocasiones.

Esa noche se quedó dormida en brazos de Dave mientras le daba vueltas en su cabeza a lo que fuera que estaba sucediendo entre ellos. Incluso ella debía admitir que ellos estaban yendo más allá del sexo casual, era bastante obvio que los límites se habían vuelto muy borrosos, ella mejor que nadie conocía esos límites y ya no podía verlos por mucho que se esforzara. En otra situación, si aquello se tratara de otra persona, Allyson habría tomado un poco de madurez y habría hecho La pregunta: ¿Dónde nos está llevando esto?, sin embargo, con Dave una simple pregunta se volvía complicada.

Allyson no tenía una idea concreta acerca de los sentimientos de Dave y era probable que no la tuviera nunca. No lograba llegar a una conclusión porque él se la pasaba lanzando señales contradictorias que podrían hacer estallar su cabeza si intentaba analizarlas.

Cuando sintió el brusco movimiento junto a ella y el posterior grito, fue cuando Allyson notó que se había quedado dormida, procesó que debía ser aproximadamente las dos de la mañana antes de que Dave volviera a sacudirse con violencia y una exclamación casi incomprensible brotara de sus labios. Ella no tenía idea de lo que había dicho, pero el nombre de Miranda retumbó en su cerebro.

Tardó unos segundos en lograr reaccionar y sacudirlo para intentar despertarlo. Le tomó cuatro intentos conseguir que sus movimientos cesaran y apenas tres segundos después los ojos de Dave se abrieron, chocando con los de ella apenas un instante antes de que él los apartara y se irguiera sobre la cama.



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En el texto hay: amor adolescente, rechazo, reto

Editado: 25.05.2018

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