¿y cómo empiezo...?

Aunque no se note a simple vista, es igual de importante...El tono

Empecemos por definir ¿Qué es el tono literario? Bueno, en pocas palabras es un aspecto “intangible” en una novela pero es igual de importante que el resto de elementos de la misma. Después de todo, el tono literario está definido como la actitud que toma el narrador con respecto al relato y a sus personajes, en otras palabras, el tono literario es el cómo el narrador cuenta tu historia.
    Del tono de la novela depende en gran medida la escala emocional que se maneja en esta, pues es a través de la actitud del narrador, que se podrá evocar un determinado estado emocional que influirá en la lectura, pues el propio lector se verá “atrapado” en esa emoción que el narrador provoca a través de su postura hacia lo narrado.
    Velo de ésta forma. Imagina que el narrador es como un pintor que expresa sus obras con una determinada gama de colores, y que según éstos, se transmite una determinada emoción -o emociones- que luego el lector podrá percibir, y será capaz de evocar, gracias a esa gama de colores.
    Hay que dejar bien en claro, que el tono narrativo no es lo mismo que el estilo. Aunque se puede ver influido por el mismo. La principal diferencia es que el tono narrativo se refiere a la actitud de la voz narrativa, mientras que el estilo narrativo se refiere a la manera en que la voz narrativa se expresa. Ambos se utilizan para crear nuevos efectos en la narración. 
 Se puede sentir cierta predisposición hacia ciertos tonos a los que puedes recurrir en cada novela que escribas, así como puedes optar por jugar con distintos tipos de tono en cada novela nueva. Ésto, suponiendo, que planees escribir más de una novela. Pero como mencioné en capítulos anteriores, no te presiones ni exijan más de lo que puedes dar; conoce tus propios límites y no te abrumes para que puedas disfrutar del proceso de escritura.
Además, el tono también está estrechamente relacionado con la ambientación, el estilo y el género. Hay tonos que son habituales en ciertos géneros, como por ejemplo, el tono solemne y épico de las novelas de fantasía o el tono distendido y cómico que se puede encontrar en algunas novelas románticas.
Entonces, ¿Cuántos tipos de tono existen? Al tratarse de una característica de la voz del narrador de tu historia, podemos describirlo mediante adjetivos. Por ejemplo: tono formal, tono informal, irónico, solemne, despreocupado, íntimo, nostálgico, humorístico, sensual, realista, pomposo, directo, reflexivo, pesimista, distante, crítico, infantil, confesional, informativo, grave, jocoso, colérico, etc.
Recuerda que el tono está ligado a la intención y, de ese modo, a la emoción que el narrador experimenta con respecto a lo narrado. No es lo mismo decir: «Ha llegado tu hora» con un tono solemne, que con un tono jocoso o que con un tono sensual. Además, puede ser que exista un tono más o menos único que atraviese toda la novela, pero lo más habitual es que  convivan diferentes tonos dentro de una misma obra, por ejemplo para cada punto de vista o tipo de escena, ya sea romántica o de acción. Por eso hablamos de «escala tonal». Como en una sinfonía, el narrador suele ir alternando entre diferentes tonos, aunque siempre suele haber una o dos tonalidades que destacan por encima de las demás en el conjunto de la obra y, el resto, están en armonía y consonancia con ellas.
Por su parte, en la creación del tono influyen varias cosas. Como por ejemplo: la elección de las palabras. Según el tono que queramos, seleccionaremos las palabras adecuadas que sintonicen con ese tono. Sin embargo, no solo tenemos que tener en cuenta la precisión en el significado de cada término, sino que también habrá que tener en cuenta aspectos como la connotación de las palabras, su sonoridad, si pertenecen a un léxico culto o popular, etc. 
Otra cosa a tener en cuenta es la sintaxis y la extensión de las frases, pues es algo que tiene mucho que ver con el ritmo de tu novela. También hay que tomar en cuenta la necesidad de la creación de imágenes, y el uso de metáforas, símiles y otros recursos retóricos.
Es necesario también tener en cuenta la sonoridad, musicalidad, dicción y ritmo del discurso. Más allá del significado, del contenido del texto, el tono tiene mucho que ver con la prosodia,  es decir, con la melodía del relato. El contexto y el subtexto. A veces para el tono es más importante lo que no se dice, lo que se intuye o se sugiere.
En resumen, podemos decir que una historia puede cambiar profundamente; y cambiar profundamente la experiencia del lector; según el tono que el narrador emplee para contar la historia.




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