Y de repente, él

Capítulo 10: La verdad que sale a la luz.

Sara

Abordamos el coche de Leyla a las seis y media. Es sábado y hemos estado toda la tarde en su casa probándonos pijamas, está claro que no vamos a llevar el que utilizamos todos los días. Al final me decanto por uno que me regaló mi madre por Navidad y aún no he estrenado. Leyla lleva uno de seda y Sabrina e Irina van con pijamas tipo mono de Stitch y de Minnie Mouse respectivamente.

Al llegar al piso nos abre una chica bajita y rubia que me suena mucho y al final caigo qué es la chica con la que hablaba Scott en la fiesta donde fuimos a rescatar a Leyla de su borrachera y la misma que estaba con Margaret en la fiesta de cumpleaños de Peter.

—¡Ay qué graciosas! —comenta con una copa de vino tinto en la mano.

Señala nuestros pijamas mientras colgamos los abrigos en el perchero de la entrada y dejamos las mochilas en el suelo. Margaret aparece en la esquina del pasillo vestida de calle y su compañera se gira hacia ella.

—Han venido con pijamas de verdad —le anuncia a su amiga.

Nos miramos entre nosotras cuatro con cara de susto.

—Sabrina nos dijo que era una pijamada —aclara Leyla.

Margaret y Cloe sueltan a reír y noto como a Sabrina le sube el instinto asesino a través de su mirada. Irina la agarra del brazo para que se tranquilice.

—Hemos supuesto que al ser una pijamada de chicas debíamos llevar nuestros mejores pijamas —explica Irina calmadamente.

—¡Pero no tenemos quince años! —exclama la compañera de piso de Margaret—. ¿Quién hace pijamadas con pijamas de verdad en la universidad?

Se echa a reír mientras Margaret se acerca a nosotras con una sonrisa.

—Ni caso a Cloe —nos tranquiliza.

Nos hace pasar a la sala. Leyla, que es la que va menos abrigada, se lleva el abrigo y se lo pone antes de sentarse en la mesa, que ya está preparada.

—Hemos pedido pizzas de distintos sabores por qué no sabíamos cuál os gustaban —nos hace saber Margaret.

—Tampoco sabíamos cuántas íbais a venir —suelta Cloe.

—Margaret me dijo que Sara y yo podíamos traer a más amigas —le encara Sabrina.

Cloe le dedica una sonrisa fingida a mi amiga y se termina de sentar. Margaret sirve la bebida y los aperitivos con la ayuda de Irina y diez minutos más tarde el repartidor toca el timbre y Margaret sale a abrir.

En la mesa se crea un silencio sepulcral donde se libra una batalla de miradas de Sabrina vs Cloe y Leyla vs Sabrina. Conozco a mi mejor amiga y sé que debe estar gritando internamente por haber hecho el ridículo con lo del pijama. Margaret aparece con las pizzas y empezamos a cenar.

A medida que van bebiendo vino las conversaciones van adquiriendo un tono más íntimo hasta que se toca el tema de las relaciones. Me muevo incómoda en mi silla y finjo comer con ímpetu para pasar lo mayor desapercibida posible. No me apetece que me pregunten por mi relación con Jeff ni con nadie más. Aunque no hay nadie más, tonta.

—Yo a mi ex, Jack, lo dejé por Scott. Fue un poco violento, lo reconozco, pero Scott insistía tanto…—Suelta una risita cuando se lleva la copa de vino a los labios y Cloe la sigue.

—Con Jeff fue parecido ¿verdad, Sara? —alega Irina girándose hacia mí con su típica sonrisa dulce—. Insistió bastante.

—Bueno…yo no dejé a nadie…Jeff fue…fue mi primer novio.

Me sonrojo bajando la mirada a mi plato, por esto no quiero participar en estas conversaciones.

—¿Novio? —pregunta Cloe sorprendida.

—Sí, era la novia de Jeff —responde Sabrina molesta.

Mi amiga asesina con la mirada a la amiga de Margaret. Ya no pretende ocultar que le cae mal.

—Bueno, sí, eras su novia, pero no era algo muy serio ¿no? —añade Margaret—. Me refiero a que era una especie de relación abierta, ¿cierto? Siempre que lo veía por ahí estaba liándose con una o con otra…

Palidezco en cuestión de segundos y busco con los ojos explayados la sonrisa de Margaret o incluso de Cloe que me confirmen que se trata de una broma, pero no ocurre. Nadie dice nada y las chicas se pasan la mirada una a la otra con la tensión que se ha creado de la nada y que podría cortarse con un cuchillo mal afilado.

—¿¡Perdón!? —Leyla es la primera en hablar.

—Yo pensaba…—intenta excusarse Margaret—. Bueno, yo creía que lo sabías. Nos dijo que cortó contigo cuando te contó lo de la fiesta de Navidad del año pasado.

—¡Es que solo sabíamos lo de la fiesta de Navidad! —se altera mi amiga.

Debo parecer un fantasma con la cara blanca y con la boca entreabierta por la noticia y un montón de imágenes empiezan a acribillarme la mente cuando evoco conversaciones con Jeff por el móvil que acababan súbitamente, cuándo siempre me decía que no podía hablar porque siempre estaba haciendo trabajos con compañeros de clase…y qué compañeros ¡menudo cabrón! La cabeza me vuelve a aterrizar al presente cuando oigo la voz de Irina llamándome.

—¡Sara, por favor! —me llama preocupada—. Creo que está en shock.

Mi amiga se gira hacia Sabrina que rueda los ojos.

—¿Quién lo sabe? —pregunto de la nada—. Si tu lo veías por el campus y en las fiestas con otras… ¿Scott y Peter también lo saben?¿Lo han sabido todo este tiempo?

—¿Qué si lo saben? —bufa Margaret—. Cariño, no era ningún secreto.

—Literal, yo creía que estaba soltero —agrega Cloe.

La rubia suelta una risilla que pretende calmar el ambiente, pero nadie la sigue. Si las miradas matasen, Sabrina estaría detenida por homicidio.

—A ver, ¿cuándo empezaste a salir con él? —pregunta Margaret dejando finalmente su copa de vino delante de su plato.

—Eehh… supongo que en el baile de Navidad de mi segundo año de instituto —contesto dubitativa, el inicio de nuestra relación fue algo disperso.

—¿No estás segura? —Cloe enarca una ceja.

—Se podría decir que esa fue nuestra primera cita —Margaret y Cloe se miran sorprendidas.

—Era muy común en nuestro antiguo instituto empezar a salir a partir del baile de Navidad —aclara Irina.




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