Y de repente, él

Capítulo 11: Día de excursión.

Sara

Tengo que aclarar las cosas con Jeff urgentemente, cuando más tiempo pasa más me atormenta pensar que he sido el hazme reír de él y sus amigos. Vuelvo a enviarle un mensaje, no me ha contestado a los que le envié ayer por la noche pero seguramente es porque estaba durmiendo.

Hoy es sábado y me voy de excursión con Peter. He estado esperando este día toda la semana, aunque he estado confundida últimamente, he decidido hacer borrón y cuenta nueva y hacer como lo que pasó en su cumpleaños no pasó y ya está. Así será más fácil para él y para mí, lo mejor es que seamos amigos como hasta ahora, no quiero estropear las cosas entre los dos por una tontería.

Antes de salir de casa paso por la cocina para recoger los bocadillos que me ha dejado preparados la abuela. No está en casa, los sábados por la mañana suele ir al centro de la tercera edad a jugar al bingo con sus amigas. Mis padres tampoco se encuentran en casa ya que decidieron reservar un hotel rural cerca de Glacier Park y van a pasar todo el fin de semana fuera. No sé dónde está mi hermana.

Oigo el claxon afuera y salgo pitando con la mochila en la mano, Peter me espera en su coche. Pasamos la mayor parte del trayecto en silencio, pero no noto que sea un silencio incómodo, canturrea las canciones que suenan en la radio y se gira sonriendo hacia mí de vez en cuando, parece el mismo de siempre, así que me voy a quitar la paranoia y yo también voy a actuar como la misma de siempre.

Cuando llegamos, Peter aparca el coche y el aire fresco de otoño nos llena los pulmones mientras nos encaminamos hacia el principio de la ruta. No pensaba que iba a hacer tanto frío y me abrazo a mi misma mientras subimos por el sendero.

Mientras camino con Peter a mi lado no puedo evitar sentir una sensación de excitación en mi interior. Siempre me ha gustado el senderismo, cuando mi hermana y yo éramos pequeñas hacíamos excursiones con mis padres todos los fines de semana y no puedo evitar sonreír al pensar que ahora comparto esta experiencia con el chico que me gusta.

Stop.

Tarjeta roja.

No me gusta, somos amigos.

Pero cuando doblamos una curva en el sendero, la emoción que había sentido hasta ahora se desvanece como el humo y se convierte en confusión cuando veo dos figuras familiares más adelante: Margaret y Scott.

—¡Oye, Sara, mira quién es! —exclama Peter, una sonrisa se dibuja en su rostro mientras saluda a Margaret y a Scott.

Siento un nudo en el estómago al darme cuenta de lo que está pasando. Había estado deseando pasar el día a solas con Peter, y ahora nuestra caminata se ha convertido en una salida grupal.

—Hola, Peter, Sara —saluda Margaret con brillo en sus ojos mientras se nos acerca—. Os llevamos esperando veinte minutos —suelta mientras le da un abrazo a Peter.

¿Esperando?¿Peter los ha invitado? Fuerzo una sonrisa mientras me acerco a saludar a la pareja, pero por dentro no puedo evitar reprimir el sentimiento de decepción que me invade. Había estado esperando un día tranquilo a solas con Peter, y ahora voy a tener que hacer de Lumier entre Margaret y su novio.

Mientras continuamos por el sendero, no puedo evitar quedarme atrás del grupo, perdida en mis pensamientos. No puedo entender por qué Peter ha invitado a Margaret y a Scott sin decírmelo de antemano.

—Oye, Sara ¿estás bien? —pregunta Peter con un hilo de preocupación en su voz mientras camina a mi lado.

Me obligo a sonreírle, no quiero arruinarle el día.

—Estoy bien —respondo—. Yo simplemente... no esperaba ver a Margaret y Scott aquí, eso es todo.

Su expresión se suaviza cuando extiende su mano y toma la mía entre las suyas.

—Lo siento, Sara —dice con voz arrepentida—. Debería haberte dicho que vendrían, pero ¿no te molesta, verdad? También eres amiga de Margaret.

No sé de dónde se saca ahora que Margaret y yo somos amigas. Su “pijamada” de la semana pasada fue un fiasco, lo que me recuerda a que Jeff aún no ha contestado mis mensajes y que en algún momento tendré que preguntarle a Peter si sabía algo al respecto. Pero hoy no es el día.

—Está bien, Peter —digo—. Me alegro de pasar el día contigo, sin importar quién más esté aquí. —Peter pone una mueca con mi respuesta, Margaret viene sonriente hacia nosotros y tira del brazo de Peter.

El resto de la excursión pasa sin más, con Scott y Peter hablando sobre la temporada de básquet y cuando llegamos a la cima y contemplamos la impresionante vista que se extiende ante nosotros, no puedo evitar sentirme afortunada por vivir en el sitio donde me tocó nacer. Las vistas son realmente espectaculares y me reprocho haberme molestado por una tontería como esta. Margaret y Scott me caen bien y son amigos de Peter, no hay necesidad de hacer berrinches como una niña pequeña porque no he estado a solas con él durante la excursión cuando hace unas semanas lo veía más a él que a mis padres. El día mejora cuando al bajar de la montaña, de camino a casa Peter se para por sorpresa en una heladería donde pasamos gran parte de la tarde charlando y riendo los dos solos como solíamos hacer en verano.

Me ducho al volver a casa y al salir del baño oigo como suena mi móvil. ¡Al fin Jeff me ha contestado! Quiere que nos veamos mañana por la tarde, le contesto que pase a buscarme a las cuatro y apago la pantalla del móvil. Suspiro y me voy preparando mentalmente de que he vuelto a quedar con mi ex.

...

La tarde del domingo es fría y el cielo está nublado amenazando con llover. No sé porque estoy nerviosa, pero lo estoy. Jeff se ha comportado cómo un imbécil desde que cortamos. Me bloqueó de sus contactos la misma noche que cortó conmigo como si hubiese sido yo la que hubiera hecho algo malo. Decido no arreglarme mucho, me pongo un vestido azul y me dejo el pelo suelto.

Cuando entro en su coche solo musita un “hola”. Viste de manera casual con una camisa a cuadros y unos vaqueros que le quedan bastante bien.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.