Y de repente, él

Capítulo 13: Un secreto a voces.

Sara

El móvil no ha sonado en todo el fin de semana. Pensaba, ilusa de mí, que en algún momento Peter me escribiría para pedirme perdón, al menos, por su actitud con Erik delante de sus amigos. Pero no. Ni un solo mensaje. Algo que está empezando a ser muy típico de él. Cuando la caga, desaparece y eso me desespera. A mí me gusta hablar las cosas, solucionarlas charlando, pero cada uno reacciona diferente ante las situaciones que se presentan en nuestra vida. Peter es de los que se esconden, por lo visto.

Miro mi reloj de muñeca y considero echar a andar hacia la parada del bus cuando su coche gira mi calle. Es lunes, y a decir verdad, no esperaba que me viniese a recoger después de lo que pasó en la fiesta de Acción de Gracias, ni en lo referente a lo de Erik ni a lo del baño…aún tengo pesadillas con esa imagen, creo que me he quedado traumatizada. No he tenido unas buenas vacaciones de Acción de Gracias y siento que estoy rodeada por un aura pesimista que me acompaña todo el tiempo, da igual adonde vaya.

Peter no me mira a los ojos cuando entro en su coche y me abrocho el cinturón. Enciende el motor y pone rumbo a la universidad sin decir nada. No sé si es que espera a que inicie yo la conversación o es que de verdad piensa que no tiene nada que decirme. Un sofoco repentino me sube hasta la garganta y noto como se me frunce el ceño.¿De verdad vamos a estar así todo el viaje? No, estoy llegando a mi límite.

—¿Y bien? —pregunto cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—Y bien ¿de qué? —responde con un gesto de confusión en la cara.

—¡Peter, tenemos que hablar!

—¿Sobre qué exactamente?

Me giro hacia él mirándolo como si el que estuviera conduciendo fuera una alienígena y no mi amigo.

—Sobre lo que pasó en la fiesta, obviamente —recalco la última palabra.

—Creo que deberíamos dejarlo pasar, —me dice medio sonriendo— lo que pasa en las fiestas no cuenta, es como cuando vas a Las Vegas, ¿sabes? Lo que pasa en Las Ve…

—¡No puedo dejarlo pasar! —le interrumpo—. Me he pasado todo el fin de semana esperando algún mensaje tuyo —admito—. Hiciste que Erik se sintiera incómodo, te metiste con mis amigas y me contestaste mal.

—Mira, —adopta un tono más serio, va alternando la vista entre la carretera y yo— no me cae bien tu amigo. Ya no me cayó bien el día que me lo presentaste y el día de la fiesta no estaba teniendo una buena noche.

—¿Y tuviste que desquitarte con él? —le reclamo.

—Admito que no fue nada inteligente de mi parte…

—Ni educado —añado.

—Ni educado, pero en mi defensa diré que tiene pintas de mendigo, con todo ese rollo de “a mi me van los ochenta” y…

—Peter, por favor, no empieces a meterte con él otra vez. Zanjemos este tema.

—Vale, cuando vuelva a verle me disculparé.

—O te puedo pasar su número y le pides perdón con un mensaje. Así tardas menos, porqué no sabes cuando volverás a verle.

—Claro. —Sonríe mientras aprieta los labios y me cuesta descifrar su cara.

—Y en cuanto a mis amigas…

—Sara, ya te lo dije en ese momento. No me estaba metiendo con ellas, solo repetí cosas que había escuchado por ahí. Jeff fue quién habló mal, no yo. Fue un malentendido.

—No es solo un malentendido, Peter. Se trata de mis amigas ¿cómo crees que me afectó oírte decir eso? De Jeff me da igual porque ya sé cómo es, pero ¿de ti? Me dolió ¿sabes? No me lo esperaba.

—¡No me metí con ellas! Solo quería que te dieras cuenta cómo te ves siendo amiga de Erik. ¿Por qué no entiendes eso?

—Porque no te entiendo a ti, Peter —suelto finalmente— Erik me cae bien y lo considero mi amigo. ¿Me hubiera gustado que os llevarais bien? Sí, pero si él no te gusta entiendo que no puedo hacer nada al respecto. Yo no voy a presionarte para que os llevéis bien, así que tú tampoco me puedes decir nada por querer llevarme bien con él.

—¡Es que no es lo mismo! Tú no lo ves, no tienes idea de cómo te ves a su lado o de tus amigas a veces…

—¿Y cómo me veo, Peter? —le pregunto enfadada.

—Pues como una…

—¡¿Cómo una qué?!

—Pringada —suelta rápido.

Me quedo atónita mirándolo con los ojos explayados. ¿Es en serio? De todas las respuestas posibles, ésta era una de las que menos me esperaba y supongo que es por esto mismo por lo que de repente me echo a reír mientras él aparca en el parking de mi facultad. Es una broma, tiene que serlo.

—¿Por qué te ríes? Va en serio.

—Ya, claro —le digo mientras le pego levemente en el brazo mientras intento que mi respiración vuelva a la normalidad.

—A veces tus amigas pueden ser un poco…no sé cómo decirlo. Sobre todo en público ¿sabes a lo qué me refiero? Pero, en general, no tengo nada en contra de ellas. Pero es que ese chico… Parece un payaso. —Su tono vuelve a ser serio y grave.

—¿Cómo hemos quedado sobre Erik? —le recuerdo recuperando mi ceño fruncido—. Nada de volver a hacer comentarios sobre él, y ya que estamos, te paso su número —le digo medio regañándole mientras agarro su móvil del posavasos que hay entre los dos asientos delanteros.

—Vale, pero quiero que pienses en lo que te acabo de decir, Sara —me dice, desbloqueando su móvil—. Somos amigos y la gente lo sabe. Si te ven con alguien como Erik…no sé que pueden llegar a pensar.

—Ah, así que en realidad todo esto es por tu imagen. —La verdad sale al fin—. Lo siento pero no pienso dejar de salir con gente que no te gusta sólo por lo que puedan decir de ti ¿Qué más da lo que la otra gente piense? —suelto mientras le devuelvo el móvil.

Peter abre y cierra la boca un par de veces, parece que no está muy seguro de lo que quiere decir y al final desiste mientras niega con la cabeza y se recuesta sobre el asiento. Me quedo mirándolo un par de segundos antes de abrir la puerta del automóvil.

—Sé que piensas que no lo entiendo, pero métete en mi piel por un momento, ¿cómo hubieras reaccionado tú si yo le hubiera hablado a Margaret o a Scott de la misma forma en la que tú le hablaste a Erik?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.