Y de repente, él

Capítulo 16: Fin de Año.

Omnisciente

Sara se sorprendió cuando Leyla le mandó un mensaje a principios de semana diciéndole que lo había arreglado con Sabrina, y que en cuanto regresara de Miami podrían ir las tres juntas de compras. Sabrina había sido la que había dado el primer paso escribiendo a su amiga, lo cuál hizo que Sara se sorprendiera más y no pudo evitar pensar que Irinia estaba detrás de ese movimiento. Sabía que Irina odiaba que se pelearan entre ellas, aunque posiblemente “odiar” no era la palabra correcta. No podía imaginarse a Irina odiando a nada ni a nadie.

Sara se alegra de que los malentendidos con sus amigas se hayan acabado y que todas hayan hecho las paces, hubiera sido muy difícil seguir así durante unas semanas más. Por otro lado, Sara ha decidido que les va a contar a las chicas lo ocurrido en la fiesta de Navidad. Después de la pijamada en casa de Leyla se ha dado cuenta que es mejor decir las cosas justo cuando han acabado de pasar sin miedo a cómo pueden reaccionar las otras personas. Sabe que a sus amigas no les gusta Jeff y que les va a gustar menos después de lo ocurrido, la Sara de hace dos meses no lo hubiera contado, hubiera dejado pasar un tiempo y luego les habría ido soltando comentarios referentes a la fiesta de vez en cuando. Pero quiere cambiar ese aspecto sobre ella. Año nuevo, propósitos nuevos.

También influye el hecho de que se haya corrido la voz y media ciudad sabe lo de la pelea entre los dos chicos, sobre todo porque Jeff es el hijo mayor del sheriff de la ciudad, y las chicas se iban a enterar igualmente a su regreso.

Las bulliciosas calles están adornadas con luces parpadeantes y el aire se llena con las alegres melodías de la música navideña. Sara, Leyla y Sabrina navegan como pueden por las aceras abarrotadas, sus risas se mezclan con el ambiente mientras se embarcan en su excursión anual de compras de Nochevieja.

Las tres amigas han convertido en tradición pasar juntas el día anterior a la víspera de Año Nuevo, recorriendo las tiendas en busca de los conjuntos y accesorios perfectos para recibir el año nuevo con estilo. Empezaron la tradición un año en el que Irina se quedó en Montana para las fiestas, y aunque Irina no siempre se queda en el estado durante las fiestas de invierno, como este año, han seguido con la tradición.

Cuando entran en la primera boutique, los ojos de Sara se abren de emoción al ver la deslumbrante variedad de vestidos que se alinean en los estantes. Le gusta ir de compras y comprarse ropa nueva, pero es demasiado indecisa a la hora de comprar por eso siempre espera a tener a alguien con quien ir. Esta tienda en concreto no tiene nada que ver con la tienda donde trabaja. Pasa los dedos por las lujosas telas, imaginándose dando vueltas en la pista de baile con uno de los elegantes vestidos.

—¡Mira éste, Sara! —exclama Leyla, sosteniendo un vestido de lentejuelas brillante—. Te quedaría genial con tu tono de piel, y el color de tu pelo y el de tus ojos…

Los ojos de Sara se iluminan cuando ve el vestido, su brillante belleza la deja sin aliento.

—Es perfecto —la interrumpe, con una sonrisa en su rostro —. Tengo que probármelo.

Mientras Sara desaparece en el probador, Leyla y Sabrina continúan examinando los estantes, y su entusiasmo crece con cada nuevo descubrimiento. Sara las oye hablar en voz baja entre ellas desde el probador pero no parece que estén discutiendo, siendo sincera, aunque se alegre por la reconciliación, aún le cuesta asimilar lo rápido que ha pasado teniendo en cuenta el carácter de las dos. Las tres amigas pasan una hora más probándose innumerables conjuntos, dando vueltas y posando frente a los espejos mientras debaten cuál elegir.

—Creo que este es el ganador —declara Sabrina, saliendo del probador con un elegante mono negro que abraza sus curvas en todos los lugares correctos.

Leyla y Sara asienten con la cabeza, sus ojos brillan de admiración mientras observan el atuendo de su amiga.

—Es perfecto para la víspera de Año Nuevo —dice Leyla, con la voz llena de entusiasmo—. Serás la mamasota del baile.

Con sus outfits elegidos y sus compras realizadas, las cuatro amigas se dirigen a la sección de accesorios, donde pasan horas probándose joyas, zapatos y bolsos para completar sus looks.

Cuando salen a la acera, con los brazos cargados con bolsas llenas de sus nuevos tesoros, Sara no puede evitar sentir una sensación de emoción creciendo en su interior. Sabe que la Nochevieja va a ser una noche para recordar, es de sus fiestas favoritas.

Juntas, recibirán el nuevo año y, aunque les hubiera gustado que Irina estuviera aquí, no pueden dejar de sentirse ansiosas por la fiesta.

Deciden parar a comer en un restaurante italiano, y una vez acomodadas en su mesa, Sara decide contarles lo que pasó en Navidad. Llaman a Irina por videollamada para que también esté presente en la conversación.

—Entonces, cuéntanos todo, Sara. ¿Qué pasó esa noche? —pregunta Leyla, mientras se acomodaba en su silla.

Sara suspira, tomando un sorbo de su vaso antes de empezar.

—Bueno, todo comenzó bastante bien. Erik y yo llegamos a la fiesta, y aunque al principio estaba un poco nerviosa, me fui relajando y disfrutando de la noche.

—Eso suena bien hasta ahora —comentó Irina, a través de la pantalla—. ¿Entonces qué salió mal?

Sara se muerde el labio, recordando los eventos de esa noche.

—Todo cambió cuando me di cuenta de que Erik se había marchado sin avisarme. Estaba preocupada y algo molesta, pero traté de seguir disfrutando. Nos habíamos encontrado con unos compañeros de clase y decidí unirme a ellos para no irme de la fiesta, fue entonces cuando me encontré con Jeff.

—¡Jeff! —exclama Sabrina, abriendo los ojos con sorpresa—. No me digas que…

—Sí —interrumpe Sara, asintiendo—. Él estaba allí, y muy borracho. Comenzó a meterse conmigo, diciendo cosas sin sentido y tonterías sobre nuestra relación.




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