Y de repente, él

Capítulo Extra: El cumpleaños de Scott.

Sara

Sabrina aparca el coche de su madre enfrente de la casa de Scott. No hay gente fuera y solo se vislumbra la luz tenue que sale de la ventana del salón. Leyla hace un puchero.

—Me pensaba que era una fiesta —se queja.

—Es un cumpleaños —le recuerda Irina.

—Peter montó una fiesta enorme por su cumpleaños —se quita indignada el cinturón de seguridad.

—Sara, ¿seguro que también nos invitó a nosotras? —pregunta Sabrina escéptica—. Esto parece una celebración íntima.

—Eeh…claro, Peter dijo que también podíais venir. —No estoy mintiendo pero el hecho de que yo también esperaba una fiesta más alocada me ha hecho dudar.

Salimos del coche y al estar en la puerta tocamos el timbre. Un chico alto, delgado con pecas y el pelo cobrizo nos abre y se nos queda mirando con la misma cara que nosotras a él. No le he visto en mi vida y me hace dudar de que nos hayamos equivocado de casa.

—¿Quiénes sois? —pregunta el chico desconocido con el ceño fruncido.

—¿Quién eres tú? —le suelta Leyla inquisitivamente con los brazos en forma de jarra.

Sabrina ahoga la risa e Irina explaya los ojos y le da un codazo disimulado a Leyla.

—¿Perdón? —se ofende— Yo soy Carl. ¿Quién diantres sois vosotras?

—Amigas de Peter —suelto sin pensar y mis amigas se giran hacia mí mirándome sorprendidas.

Al tal Carl se le suaviza el rostro y da un paso hacia atrás para dejarnos pasar.

—Haberlo dicho antes —le oigo murmurar mientras pasamos por su lado y Leyla que va delante de mí lo asesina con la mirada.

—¡Oh, es Miss Simpatía! —Nos saluda Margaret con un vaso en la mano cuando entramos al salón de la casa.

Nos miramos extrañadas unas a otras hasta que Sabrina se mueve incómoda.

—Peter nos ha invitado —le suelta la zabache quitándose el abrigo y las demás la imitamos.

—Sí…nos ha avisado.

Carl entra en la sala y sube el volumen de la música rap que suena de un altavoz al fondo de ésta mientras que Peter y Scott se nos acercan. Jeff está sentado en un sillón bebiendo y no nos determina.

—¡Habéis venido! —exclama Peter.

—Gracias por invitarnos —contesta Sabrina—. Espero que no te haya molestado, Scott.

Scott no le responde, cruza miradas con mi amiga antes de que Leyla intervenga.

—La verdad es que no queremos molestar —empieza—. Pensábamos que iba a haber más gente, ya sabes, como una fiesta a lo loco.

Peter y Scott se la quedan mirando sorprendidos y Margaret resopla por lo bajo.

—Peter, no les dijiste que era una celebración privada —lo regaña.

—Ah, no, bueno…, ¿eso importa? —se desentiende el azabache.

—Si es una celebración para amigos íntimos deberíamos irnos…—dice Sabrina.

—¡No, qué va! —protesta Margaret—. Sois bienvenidas, ¿a qué sí, cariño?

Su novio no le contesta y se queda mirando a Irina cuando ésta empieza a hablar.

—Feliz cumpleaños Scott —la voz de mi amiga suena suave y cálida mientras le entrega la botella de whisky que hemos comprado entre las cuatro— No sabíamos qué traer…

Al cumplañero se le suaviza la mirada y se limita a asentir mientras murmura un “gracias” recibiendo la botella y Peter le da una palmada en la espalda, animado. Irina sonríe complacida.

—¿Qué pasa con la partida? —La voz de Jeff suena por toda la sala.

Todos nos giramos y observo como hay una partida de cartas en marcha encima de la mesita del salón. Deciden volver a sus sitios y Peter nos ayuda a colocar las sillas de la mesa del comedor alrededor de la mesita para que nos podamos sentar. Margaret y Scott se acomodan en el sofá que queda en frente de Peter, Sabrina y yo y el Carl ese se sienta en el sillón vacío entre el sofá y el sillón de Jeff.

—Falta Cloe, no se ha encontrado bien de salud estas fiestas y me ha costado convencerla para que viniera. Hemos decidido hacer una partida mientras la esperábamos —nos explica Margaret.

Peter y Carl se rellenan un vaso con vodka y miro a mi amigo de reojo.

—¿Bebes? —le pregunto acusatoriamente.

Peter se rasca la cabeza antes de intentar dar una explicación, pero Margaret suelta una risita.

—Él siempre bebe.

—Pensaba que me habías dicho que ya no bebías —le recrimino y no sé por qué me importa tanto.

—Bebo alguna copa en alguna que otra fiesta pero no me he vuelto a emborrachar —explica fulminando a su amiga con la mirada.

Suspiro más aliviada y rechazo, al igual que Irina, el vaso con alcohol que nos ofrece Scott, mientras Leyla y Sabrina lo aceptan.

Los chicos terminan la partida de poker que tenían a medias cuando hemos llegado debido a la insistencia de mi ex, que parece un viejo acomodado en el sillón, con su vaso y refunfuñando a cada dos por tres.

—Por cierto, ¿quién es éste? —le pregunta Leyla a Margaret alzando las cejas en dirección a Carl.

—Un amigo de la carrera de Scott —le contesta con un deje de molestia en su voz.

Leyla hace una mueca mientras repasa de arriba a abajo al chico nuevo. Pasados unos quince minutos la partida se termina y empiezan a hablar de básquet. Sabrina jugaba de pequeña así que interviene en la conversación de vez en cuando ganándose malas miradas por parte de Jeff. Observo como Leyla y Margaret intercambian una que otra palabra de vez en cuando. Irina y yo somos las únicas que no tenemos tema de conversación y nos quedamos escuchando a los demás. Irina va alternando su atención entre Leyla y Margaret con el resto del grupo y yo me dedico a intentar comprender de lo que hablan cuando empiezan con los tecnicismos deportivos.

Pasados más de veinte cinco minutos me estoy empezando a plantear servirme un vaso con vodka. La novia del cumpleañero parece notarlo porque se levanta sin decir nada a nadie y guiñandome un ojo sale del salón. Al cabo de unos minutos vuelve a aparecer por la puerta con una botella de Jagermeister y una bandeja de vasos de chupito.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.