Mí nombre es Evolet Proulx, tengo 19 años y mate a mí madre. La abrí bien como una cabra en el matadero lista para librarme de ella. Cuando el estremecedor silbido de huesos rompiéndose cesó supe que algo no estaba bien, el tormentoso llanto de mí hermano pequeño, Isaac, remplazó el estruendo que el magullado auto había causado, era su progenitora quien le impedía respirar, justó cuando clave el primer vidrio dignamente afilado en su cuerpo sus ojos azules se abrieron y suplicaron clemencia, pero no había nada que hacer. Era él o ella, no fue difícil tomar una desicion.
Cuando el robusto cuerpo de mí madre cayó aun lado de Isaac, presencie como el aire llegaba a sus pulmones, mientras mí madre moría ahogada en su propia sangre. Un doctor presionaba mí pecho, con la misma fuerza rítmica con la cual se había masturbado esa misma mañana. Cuando ella murió y supe que él estaba vivo, recuperé la vida, ella se fue...y llegue yo.
— ¿Seguros que quieren esto? — pregunto por enésima vez Isbel, rezando a que aceptáramos ir con ella.
— Es que deseamos cumplir el último deseo, de nuestro "Infiel" padre — decimos mi hermano, y hermanastra a coro, siendo sincera ya habíamos dicho esa mentira, tantas veces, que hasta Isbel, ya nos creía.
— Como deseen — por fin Isbel se rinde, con la mirada triste y resignada, baja delicadamente sus lentes de sol, de su rizado y rubio cabello, cubriendo sus ojos que parecían el cielo mismo — Solo sigan con su vida.
—¡Claro que sí! — grita Elain completamente feliz, conmocionada y frustrada.
— No te preocupes — la tranquilizo — tus flores no se ahogaran.
— Eso esperó, ¿las cuidarás?
— Sí, lo haré — miente, de seguro para cuando volvamos el preciado jardín de Elain ya este reducido a cenizas, sinceramente estoy aterrada, no quiero estar con una desconocida pero debo quedarme con mis hermanos, además por respeto al difunto de mí padre que estaba con una y con otra mujer, ¿Y quién sabe? Solo sé sobre la infidelidad de mi padre con Mary Douwlers y Misse Johsson, de esta primera relacion nacio Elain, mí padre estuvo a punto de abandonar a mí madre, pero no lo hizo porque Isaac ya venía en camino — Esas flores, estarán sanas y salvas.
— De acuerdo.
— ¡Oh! Miren ya llego Lía.
Al voltear vi como un auto lujoso negro aparecía por la calle, del auto bajo una mujer como de unos 48 años, que se bestia de forma bastante elegante, al igual que Isbel era rubia con la diferencia de tener los ojos negros y también obviamente que ella era mayor que mi querida hermana y más madura, aparentemente de clase alta, me baso en esto juzgando, su peinado cuidadosamente arreglado, su vestido azul rey tan perfectamente planchado y sus tacones de diseñador, definitivamente me da mala espina.
— Hola, mi nombre es Lía Clayton — Lía se veía muy alegre, aun mas al ver a Isaac — Espero que nos llevemos bien.
Sin dejarnos contestar, Lía ya estaba empujándonos a dentro del lujoso auto, apenas me senté, dirigí una mirada triste a Isbel rogando para que esta mirada, de tristeza mezclada con melancolía tóxica, la hiciera arder, de dolor e impotencia, desde el fondo de su hermoso corazón, que sin duda alguna dejaba de bombear aquel líquido precioso, que todos nosotros los seres humanos inmundos necesitamos. Lía enciende el auto y poco a poco vamos avanzando, observó a Elain e Isaac, que parecían a punto de morir, en cambio Lía parecía como si hubiera ganado la lotería. De seguro es el maldito hecho de que la pobre es viuda, oh, a veces hasta yo misma me sorprendo de mis pensamientos.
Después de un largo y tedioso recorrido, con Lía contándonos de su vida llegamos a nuestro destino, por fin bajamos del auto, la mansión era realmente grande, ahora se el por qué se viste tan elegante, seguro su querido difunto esposo le dejó una gran cantidad de dinero.
— niños, entren.
¿Niños? ¿En enserio? Que tenga estatura de elfo no cambia el hecho de ser la mayor y biológicamente adulta.
Sin previo aviso un hombre empezó a tomar el equipaje de mis hermanos y el mío, siendo honesta jamás creí tener que salir de mi pueblo natal, pero ahora estaba en la gran ciudad, cumpliendo el último deseo de mis padres, que curiosamente murieron por una discusión, moraleja: jamás pelees con tu pareja si están en una carretera y menos si están conduciendo en plena nevada de diciembre. Al entrar lo primero que se notaba era la sala sencilla, pero perfectamente decorada, los muebles de terciopelo blanco, la platería, las pinturas famosas de épocas importantes y los azulejos, daban a entender de qué Lía es una mujer bastante estricta, y perfeccionista.
— ¿Qué les parece, si les presento la casa?
Lía a pesar de su aspecto, de rubia joven e ingenua, ya estaba marcada por los años, al ver esas arrugas de la risa, no pude evitar recordar a Mary, la madre de Elain, ¿Es curioso? Debería odiar a la amante de mi padre, pero Mary solo era una torpe chica, una adolescente, que no supo controlar sus hormonas, Mary murió al año de dar a luz a Catarina, por una enfermedad, aunque pese decirlo, ella fue más madre que mí madre.