Arrugue mí nariz al sentir un aroma dulce inundar mis fosas nasales, abrí mis ojos al sentir algo duró en mis pies, era una bolsa de papel, el olor dulce era desprendido aquella bolsa. La tomé en mis manos sintiendo distintas figuras en ella, la abrí y al instante mí corazón dio un brinco o mí estómago, para ser mas exactos.
— ¡Golosinas! — exclamé con una sonrisa, ahí estaban mis favoritas, amargas, de limón, chocolates, etc.
Tomé una en mis manos y la dirigí a mí boca, pero dicho recorrido fue interrumpido por la lógica. Literalmente ayer acababa de tener una pelea bastante fuerte con Lía, además los excesos de azúcar estaban prohibidos en esta casa. Me acerque a la puerta para verificar mí hipótesis, todas las noches cerraba mí puerta con llave, sólo por si acaso, la puerta estaba perfectamente cerrada, solo yo y obviamente Lía teníamos la llave de la habitación. De todas formas es bastante normal que después de una pelea con una adolescente, a la cual llamaste insolente y estuviste apuntó de golpear, le llevaras dulces como premió cuando la mujer seguía insistiendo de que ella tenía la razón. Llamenme paranoica pero mis ganas de vivir, eran mayores que mis antojos.
Sujete la bolsa resistiendo la tentación, para finalmente depositarla en el cesto de basura, a lo mejor no era nada y Lía solo deseaba disculparse por su penosa actitud. ¡Claro como si esas cosas pasarán! Bajé a desayunar con Elain que estaba siendo peinada por Lía, la cual sujetaba como aun tesoro esos risos castaños, Isaac mordía una galleta. No pude evitar notar la expectante mirada de Lía sobre mí, ¿Y que tal sí realmente estaban envenenadas? No conozco a Lía pero a puesto lo que sea a que ella también tiene su lado oscuro.
— Evolet — me llamó Lía.
— ¿Sí?
— ¿Qué piensas de la administración de empresas?
— ¿A qué viene esa pregunta? — Lía frunce el ceño con notable disgusto.
— Sólo responde.
— Pues ha de ser interesante, digo, tener la fortuna de decidir que o no hacer en una compañía, tener el control de lo que suceda.
— Perfecto.
Me causo confusión su respuesta, no estaba segura de que era lo que quería, pero aún así no pude evitar sentirme más tranquila parecía que Lía no está enojada conmigo.
Al cavo de un rato me dispuse a ir a la habitación de Elain, dentro de dos semanas cumplirá años, la encontré sentada frente a su ordenador escribiendo, Elain siempre a tenido un don para la escritura, en especial la romántica, es toda una pasional.
Me quede parada, callada y quieta detrás de ella, para leer lo que tan celosamente guardaba.
"...Franck corría por los pasillos, su respiración agitada lo delataba, con fuerza y desesperación abría cada una de las puertas que se encontraban a su alrededor. Sabía que para ese punto su amada Arlyn ya estaría con Ignacio para siempre, pero su instinto le decía que aun había oportunidad, su conexión se lo indicaba.
Su cuerpo la llamaba, sabía que si Arlyn estaba allí no era por nada bueno, menos si Ignacio estaba involucrado. Franck paró en secó al ver un ramo de flores destrozado en el pisó, la puerta estaba entreabierta y se escuchaba los chillidos agudos y suaves de una voz que conocía a la perfección, jadeos, y no de placer hicieron eco en sus oídos, aunque para el fue en cámara lenta, abrió la puerta.
Todo estaba tirado y veía claramente la silueta de Arlyn retorciéndose por..."
— ¡La hostia que te parió! — gritó Elain dando un salto en su silla al notar mí presencia.
— ¡Wow! Niños de cinco años me han insultado mejor.
Elain cerró rápidamente el ordenador, cubriéndolo con sus brazos y presionándolo contra su pecho, Elain volvió a tomar su clásica postura tímida, bajó la cabeza y con tristeza sus mejillas se tornaron rojas.
— Lo siento, pero ya te lo he dicho — dijo en un tono bajo e inseguro — lo Leerás, pero solo cuando me sienta lista, aún es muy tonta la idea.
— No puedo contradecirlo ya que "no lo puedo leer aún" — me encargó de recalcar sus palabras sólo por fastidió, veo que agacha aun mas su cabeza, sacó una pequeña caja rosa y se la extiendo — ¡Feliz cumpleaños Rosalia!