Y Entonces Me Enamoré - Jeon Jungkook

Capítulo 30

 Jungkook muy confundido intentó levantarse del suelo aun tambaleándose, tomó entonces su cabeza que comenzó a darle vueltas. Jin notó esto y se alarmó.

 —¿Estás bien, Kook? –sujetó con más fuerza el agarre en los brazos de Hoseok. El menor asiente un como más alerta–. ¿Seguro? ¿Bebiste del vaso?

 —No, ni una gota –suspiró alternando la mirada de Jin a Hoseok–. ¿Qué está pasando?

 —Sucede que este psicópata intentó envenenarte. ¿Cierto, mariquita? –suelta con rabia al sometido y presiona más el arma en la nuca.

 Hoseok arruga el entrecejo aguantando las ganas que tenía de hacerse soltar y pegar puñetazos a diestra y siniestra, pero debía calmarse y pensar bien lo que haría. Lo mejor que podía hacer por ahora es cerrar la boca mientras se lo permitan.

 —¿Qué ocurre aquí? –llega Namjoon y compañía al lugar.

 —Jin, cielo, ¿qué haces? –la esposa de Seokjin, aterrada, retrocede unos pasos con bebé en brazos.

 —Cariño, sube a la habitación ahora. –pide él con toda la calma que pudo recolectar.

 Todos se fueron amontonaron en el mini bar, atentos y confundidos. Jin solo esperaba que todos estuvieran para comenzar a interrogar a Hoseok. Este, viendo a todos los enemigos muy cerca, se vio acorralado, por lo que no intenta nada ni decide hablar. ¿Hasta dónde llegará esa determinación?

 —Jin dice que Hosek nos ha traicionado. –habla Jungkook un poco más severo, todavía un poco incrédulo.

 Jung Hoseok siempre fue molesto, pero jamás se imaginó que sería capaz de intentar apuñalarlo por la espalda. Pero viendo que el otro no se defiende ni dice una de sus idioteces, solo se queda allí, prácticamente afirmando la acusación, no le queda dudas de que es así. Hoseok es un traidor.

 —¿Por qué querías matar a Jungkook? –Es lo primero que cuestiona el mayor–. ¿Qué ganabas con eso, Hoseok? –escupe Jin furioso, más Hoseok permanece inmutado y endurece su gesto pareciendo altivo.

 —¡Responde, maldición! –exige Namjoon, tomándolo del cuello con fuerzas para que subiera la mirada y hablara de una vez. Hoseok suelta un jadeo quejumbroso ante la presión y gruñó de rabia.

 —Hagan lo que quieran –suelta entre dientes no pudiéndose contener–. No diré absolutamente nada que les complazca.

 Jin sacó un pequeño cuchillo de su chaqueta y se la colocó en la sien.

 —Nunca fuiste de los nuestros, ¿no es así?

 —¿Te hiere? –dice burlón. Namjoon toma eso como un combustible y le propina un puñetazo, haciéndolo escupir un poco de sangre–. ¿Te lo tenías guardado?

 —¿A quién carajos sirves? –pregunta Namjoon con más autoridad.

 —¿Se supone que ahora diga “a Dios”? –ríe levemente y le es dado otro golpe.

 —Habla, maldito –exige Jin–. No hagas atarte, hacerte una cortada, cosértela sin anestesia y repetir el proceso en distintas partes.

 —Aquí me tienes, Jinie. Estoy esperando el primer corte. –susurra malicioso, entonces manipulado por la ira Jin clava el cuchillo en su hombro, haciéndolo chillar de dolor.

 —Ahí lo tienes, mal nacido. ¡Ahora habla!

 —Trabajas para Min Yoongi. –habla Jungkook por primera vez en un rato. No ha sido una pregunta, sino una afirmación.

 Todos le miran confusos. La mente de Kook iba a mil, nada más con la palabra traición su cabeza empezó a maquinar. Antes de la llegada de Karly, Hoseok era el colega que pisaba la mansión cada cierto tiempo y por asuntos específicos de trabajo.

 Tiempo después de la llegada de Karly este comenzó a visitarle más seguido, haciéndose más cercano a ella. Y ahora que ya no está, él le intenta convencer para que la olvide y mantiene oculto su paradero.

 Para él era más que claro. Hoseok tenía a Karly, y no precisamente para él.

 —¿Min? –pregunta Namjoon. La idea no le había cruzado por la cabeza, pero podía ser cierto.

 —Lo preguntaré esta vez –dice Jungkook con calma–. ¿Trabajas para Min Yoongi?

 —¿Quién? –inquiere Hobi con una expresión fingida de confusión. Harto, Kook le da un puntapié en la mandíbula, tirándolo a un lado.

 —Estaremos así un buen rato –suelta entre dientes–, así que más te vale abrir la boca.

J      U      N      G     K      O      O      K

 Mañana me iré con Yoongi.

 He llorado hasta el cansancio, a tal punto que perdí la noción de tiempo. Trato de pensar en otra cosa que me distraiga, pero mi mente traicionera siempre irá al rostro de Jeon Jungkook. Creí haberme convencido de que este era mi destino al fin. Pero parece que no.

Ya no quiero seguir así. Ya no soporto siquiera estar en mi propia piel.

 Quiero desaparecer…

 Me sobresalto cuando escucho la puerta abrirse y me volteo con la ilusión de ver a mi salvador en el marco, pero mi deseo resulta ser solo un sueño. Yoongi me mira analíticamente desde su lugar, neutro, como si quisiera decirme algo y pensara bien sus palabras.

 —La cena está servida. –dice al final, y lo ignoro volviendo mi vista hacia mis manos enlazadas.

 —No tengo hambre.

 —Podrías enfermar si sigues de ese modo –dice con reproche–. Sabes muy bien que odio cuando te saltas las comidas.

 —Yoongi, de verdad no tengo hambre. –mi voz suena a súplica.

 —Y yo digo que de verdad no me importa –bufa cansado–. Debes comer, así que baja ahora.

 —Yoongi…

 —No es una pregunta, Karly –suelta antes de que terminase de hablar–. No me hagas cargarte hasta abajo.

 Rendida, suspiro y me pongo de pie para salir a la planta baja. Cuando voy a pasarle por un lado él me detiene de un brazo con delicadeza y acaricia mi rostro. No hago el más mínimo movimiento, no quiero verlo en este momento.

 —Te amo –dice, haciendo que el nudo en mi garganta se apriete más–. Nos iremos a Singapur, te alejaré de todo esto y resolveremos nuestros problemas. Juntos. No pienso dejarte sola en esto, reina mía.



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Editado: 22.10.2022

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