Y la navidad no es lo mismo sin tí

Porque en lugar de compartir paraguas, compartíamos la lluvia.

Pelo largo, sedoso y oscuro. Ojos marrones como el chocolate que tanto le encantaba. Labios de capullo, idénticos al color de las rosas que le enviaba sin falta durante las pasadas semanas. Piel cremosa, aun estando en invierno.

Inteligente, divertida… y perfecta.

Alix podía estar un poco sorprendida de tenerlo cerca después de tanto tiempo, pero trato de disimularlo y actuar como si ese reencuentro solo fuera algo casual, al que no le dedicaría la menor importancia.

Las practicas no eran nada comparadas con la realidad, y todo ese discurso de pedir perdón quedo en el olvido cuando Alix su mirada en él. La familiaridad de aquellos ojos causaba estragos en su pecho, pero la conexión que alguna vez tuvieron, se había esfumado por completo.

—Hola.

—Hola.

Ambos hablaron al mismo tiempo, lo que causo que sonrieran. Algo furtivo, y pronto Alix volvió a su semblante serio.

—¿Estas de vacaciones? —Ren quería alargar el encuentro lo más que se pudiese, aunque con lo directa que era ella, sus planes siempre estaban sujetos a giros de ciento ochenta grados.

—Si, vine por navidad.

—¿Recibiste mis flores?

Alix suspiro, masajeando sus manos. —Sobre eso… es mejor que ya no envíes nada, Ren.

Ella era una de las pocas personas que no lo llamaban por su nombre, y amaba escucharlo. —¿Acaso no te gustan?

«Claro que si» Lo que Alix no quería es tener una deuda con él. Su momento ya había pasado. Y con su nivel de madurez, entendía que su amor por Ren, solo fue en su etapa adolescente.

—¿Cuáles son tus planes? —inquirió Alix.

—Solo fue un pequeño detalle… por nuestra amistad.

—Creo que ha quedado muy visible que no hay un nosotros, Ren. Talvez en su momento si… pero ahora es algo imposible.

—¿Por qué?

Preguntas y más preguntas… Alix no estaba para nada cómoda siendo interrogada. —Espero que entiendas mi decisión, Ren. —Alix estaba a punto de marcharse cuando él la tomo del brazo y la detuvo.

—Se que te herí, Ali. No sabes cuánto lo siento, y por ello, quiero enmendar esos errores. —expreso, ella sabía que decía la verdad.

Pero a estas alturas no quedaba nada por hacer.

—No necesitas hacerlo…

Ren coloco un dedo sobre los labios de Alix, haciendo que guardara silencio. El tacto de él es suave contra su piel, y el magnetismo que vuelve a surgir entre ambos causa que ella se quede inerte.

—Lo quiero hacer… —Ren hizo una pausa cuando una bola de nieve cayó sobre su cabeza—. Dame la oportunidad de enmendar mis errores.

Ren no pudo evitarlo, y eclipsado por la cercanía de Alix, se fue acercando poco a poco, hasta el punto de que sus labios se rozaban.

A punto de besarse bajo el muérdago.

—¡Alix! ¿Qué significa esto?

Ella se separó de inmediato, al punto de desequilibrarse. Knox la observaba desde la puerta, frunciendo el ceño, y caminando como un prometido siendo traicionado. Alix estaba a punto de hablar, pero Ren la interrumpió.

—¿Es tu novio?

—¿Novio? —Alix frunció el entrecejo. Entre Knox y ella no existía nada mas que una amistad. La manera en que el reacciono y se acercaba a ellos con una expresión enojada, le daba a entender a Ren, que Alix estaba en una relación con ese tipo.

—¡Si! ¡Soy su novio! —Knox no sonaba convincente, algo que Ren noto de inmediato, por lo que sonrió de lado. Alix no sabía que decir, lo que fue el momento más adecuado para que Knox la tomara de la mano y la jalara a rastras hacia dentro de la casa—. ¡Es mi prometida! —volvió a repetir— y le agradecía que dejara de ser tan manos largas. —Alix intentaba zafarse, pero Knox no tenía intención de dejarla libre—. Tu y yo nos iremos adentro ¡Tenemos asuntos muy importantes que hablar!

Ren no pudo contener la risa, explotando en una carcajada. —Nos vemos mañana, Ali. —él termino su despedida, levantando su mano para saludar. Su risa seguía resonando aun cuando les dio la espalda y desapareció de su campo de visión.

—¡Pues no habrá un mañana! ¡Igualado! —Alix abrió la boca para refutar, pero Knox le dio una dura mirada—. Deberías darme las gracias, estuviste a segundos de besarlo ¡Por Dios, Ali! Te la dejare pasar esta vez, porque la visión nubla la mente, y con ese espécimen, cualquiera cae en tentación.




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