Y la navidad no es lo mismo sin tí

Porque te colaste en mi vida para siempre.

27 de diciembre del 2020.

—No pensé que regresarías conmigo, Ali.

Ella sacudió su cabeza. —No puedo estar en este lugar... tan cerca de Ren. Lo nuestro no puede ser, Knox.

—¿Por qué él no quiere?

—Porque nunca estábamos destinados a estar juntos.

—¿Sabes una cosa? Ese hombre parecía determinado en la fiesta de Nochebuena. Nosotros podemos ser un poco lentos cuando se trata de las relaciones, pero estoy muy seguro que él está esperando un movimiento de tu parte.

Tres días desde que huyo de la fiesta.

Tres días en los que no paraba de pensar en que podría haber sucedido si Ren hubiera plantada sus labios contra los de ella.

A cada segundo que pasaba, se daba cuenta de que su amor por Ren solo se expandía. Impecable y mágico.

Su cuerpo se sentía pesado al momento de caminar y entregar su boleto a recepción.

Quería quedarse.

¿Por qué no simplemente dejaba de lado sus miedos y emprendía una nueva aventura?

¿Por qué no se arriesgaba y aceptaba la alocada propuesta de Ren?

—Señorita ¿Me escucha?

Alix salió de su estupor, con el pasaporte detenido en su mano.

—No puedo irme... —susurró, mirando a Knox, que le sonreía y se acercaba para abrazarla.

—¡Corre, Ali! Esperemos que Tan todavía esté en el estacionamiento.

—¡Te quiero, Knox! ¡Gracias por abrirme la mente! —exclamó empezando a caminar hasta la salida.

Él se río entre dientes. —¡También te quiero, Ali!

Ella dejó las maletas a un lado, corriendo entre las personas sin ninguna precaución. Todos se hacían a un lado, viendo a una castaña reír y correr, dejando que la nieve empapará su abrigo mientras buscaba con desespero a su hermano.

Pero a la persona que encontró, hizo que se detuviera en seco.

Ren apenas baja del auto, con la esperanza de verla y despedirse. Con una pizca de esperanza, esperaba que Alix le diera una pequeña oportunidad. Pensaba que talvez, su propuesta la había asustado, y por ello se marchó.

Él no podía volver a cometer el mismo error dos veces.

Alix siempre supo que Ren sería su complemento.

Por eso, cuando empezó a correr en dirección a Ren, tenía la decisión tomada.

Él se tambaleó cuando el cuerpo de Alix impacto contra el suya, pero desde luego, dejo que el calor de su abrazo extinguiera todo el frío que albergaba en su pecho.

—No puedo irme está vez, Ren.

—¿De verdad? ¿Te quedarás está vez, Ali?

—Yo también tenía la misma pregunta en mente. —murmuró ella sobre su mejilla, posteando un casto beso.

—Si tú te quedas, tengo suficientes motivos para establecerme. —declaró, uniendo sus frentes.

Alix sonrió. —Entonces acepto, Remington Stone.

—¿Aceptas qué, Alix Rodríguez? —los ojos de Ren brillaban, sabía la respuesta que ella intentaba darle, pero quería que ella dijera las palabras la frase correcta en voz alta.

—Bésame, Ren. —Alix rodeo el cuello de él con ambas manos—. Bésame.

Ren postro un beso suave. No había prisas, ni intentaban llamar la atención de las personas que transitaban por ahí. Sin escándalos, solo trataban de demostrar lo perdidos que estaban en la vida sin el otro.

Juntos eran invencibles.

Ese beso iba cargado de promesas.

Sellaba sus dudas, y abría paso a una nueva etapa en sus vidas.

Un beso lleno de magia, y deseos que se vieron cumplidos con media década de retraso.

Alix se separó, mirándolo con una sonrisa boba. A Ren, esa expresión le recordaba a escenarios pasados. Momentos únicos y especiales que quedaron grabados en su corazón.

—¿Sientes lo mismo que yo, Ali? —Ren llevo la mano de ella a su pecho, aún con el abrigo puesto, Alix podía sentir claramente el fuerte bombeo, el aleteo rápido y constante contra su mano.

—Desde hace años, desde nuestro primer beso. —comentó, mirándolo a los ojos.

Ren sintió la ola de culpa, pero tras notar que Alix lo miraba con tanto amor y determinación, las palabras quedaban atoradas en su garganta.

Sentía que no merecía a Alix.

—¿Hace cuánto tiempo te diste cuenta de lo que sucedía entre nosotros?

Ren emitió un suspiro. —Desde el primer día, Ali...

—Hemos sido unos tontos ¿Cierto? —Ali se río.

—Tú no. El tonto soy yo, por no ir tras de ti esa mañana. Por tratar de olvidarte, cuando lo nuestro es para siempre... —declaró—. Te prometo, Alix Rodríguez, que serás siempre mi prioridad y mi vida. Seré siempre el alma de la fiesta por ti, y me encargaré de decorar todo el condominio con luces y guirnaldas, si eso es lo que te hace feliz. —masajeó los nudillos dios de Alix, antes de llevarlos a su beso y besarlos con dulzura—. Y cada vez que nos besemos, prometo hacerlo siempre bajo un muérdago. Eso siempre nos dará suerte.

—Eso sonó como a los votos matrimoniales, Ren.

—Si tú lo quieres. —Alix abrió la boca sorprendida de esa declaración—. Desde ahora, lo único que quiero tener a mi lado durante navidad, año nuevo, y cada día que abra los ojos, es a ti.

Alix sentía las lágrimas pinchar en sus ojos, pero en lugar de volverse sentimental, se puso de puntillas y depósito otro beso en los labios de Ren.




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