Y líbranos del mal

Capítulo 12: Una constante

Al entrar a casa  mi madre estaba con la tía de siempre. Había traído a su hijo.

—¿Estas son horas de llegar? —preguntó mi mamá molesta—. ¿En dónde estuviste en la noche?

Iba a responder con algo de lo de siempre pero el nuevo habló.

—Primo, es pecado sucumbir ante la lujuria y otras tentaciones bajas. A Dios le desagrada mucho y...

Y puede castigar —completé—. Lamento decir que en verdad me habría gustado caer ante lo que mencionas. Pero tú qué sabrás —me burlé del pobre perdedor y virgen.

Mi madre puso en la mesa una taza con leche y panes, mermelada, mantequilla, entre otras cosas. A eso no me podía negar. Me senté feliz. El primo miró con susto al gato negro que pasó por su lado y salió por la ventana. Sonreí de lado.

—Es malo tener un gato así, según sé —comentó.

Mordí un pan al que le había puesto mantequilla.

—Um. Sería quizá mejor una serpiente de mascota.

Eso les espantó.

—¡No! —exclamó su mamá—. La serpiente es el demonio.

Reí casi ahogándome con la leche.

—Es solo un animal. ¿No que Dios los creó a todos, y que está en cada uno? Se contradicen mucho, señores.

—En la biblia está toda respuesta, toda verdad, todo. No veo en qué se contradice.

—Seh, seh. Cómo digan. —Tomé otro pan.

Continuaron hablando. Escuché que a mi primo, que por cierto, se llamaba Jesús, le iba muy bien en sus estudios. Religiosos y sus cosas perfectas.

—Alex, tú también deberías ser tan responsable y buen alumno como tu primo —reprochó mi madre de forma sutil.

—Es que Dios no está conmigo ——murmuré.

A mi tía solo le faltaba rezar para que parara con mis ataques a sus religiosidades.

—Ya este año acabas la escuela. Ve pensando a qué postularás en la universidad. Jesús irá a medicina.

—Ay, qué suerte —se emocionó mi madre—. Mira qué chico tan listo. Uf, como médico ganará buen dinero. Gracias a Dios.

Estaba asqueado de tanta tontería. Un religioso en una carrera como esa, en la que veían al cuerpo más como una máquina biológica. ¿Qué haría? ¿Rezar para que se curaran? Y mi madre pensando en el dinero.

—Bueno —dije con un suspiro—. Ya estarás estudiando la biblia.

Jesús frunció el ceño confundido.

—¿Por qué?

—Para el examen de ingreso a la universidad. —Me puse de pie para retirarme—. ¿No dicen que en la biblia está todo? Si no no ingresas pues idiota. —Le di un palmazo en el hombro y di media vuelta.

—Alexander —renegó mi madre.

—¿Segura que lo bautizaste? —preguntó la tía mientras me iba.

 

Cerré mi puerta casi de golpe y me puse a buscar sobre brujerías. Encontré que un antiguo pueblo, no muy lejano de esta apestosa ciudad, era famoso por tener muchos brujos. Debía ir ahí y así quizá lograr que me enseñaran. Su nombre: Salas. Era tan atractivo que no tuviera nombre religioso moderno como algunos otros. Con su fama de tener curanderos, chamanes y brujos.

 

..........

Salí de casa para ir al horrible colegio y me encontré cara a cara con una señora, un joven panzón y una chica, que estaba guapa detrás de sus lentes de aumento. La miré de arriba abajo y noté su falda larga. La señora estaba igual. Resoplé.

—Los religiosos me persiguen —renegué—. ¡Ma', ven atiende a esta gente!

Como mi madre era católica, o lo que fuese, y como todas las religiones, no admitían a personas de otras religiones. Fanáticos y sus malas costumbres, no se daban cuenta de que todos los retardados adoraban al mismo sujeto, y lo adoraban mal, para colmo.

—Joven —me retuvo la chica—. El mensaje de nuestro señor es para todos...

—Nena, ¿no ves mi uniforme? Llevo prisa.

Su madre le susurró algo al oído y la chica se puso obviamente nerviosa.



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En el texto hay: angeles, demonios, mistisismo

Editado: 13.12.2020

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