Y qué importa?

9+ Mey

Bueno Phill ya había aceptado la invitación, solo quedaba decidir que haría de comer.

Aún me pregunto que hará para que salgamos el sábado, sabe que no me gusta dejar a Aleyn sola.

Pasé a buscar a mi pequeña y llegamos a casa.

– Aleyn, ¿Qué te gustaría cenar el miércoles?

– Cocina algo que sorprenda a Phill, mamá.

Lo pienso y lo pienso, decido ver que hay en el refrigerador antes de cualquier cosa. Me voy a la cocina pero mi hija se me había adelantado, la veo con la cabeza dentro del aparato.

– Mamá...– su cara es de espanto

– ¿Qué ocurre?

Ella se hace a un lado y me deja ver el interior de refrigerador. Ahora entiendo su cara.

¡No hay absolutamente nada!

– Bien Lyn, toma tus cosas que nos vamos al super.

– ¡Voy!

Luego de uno minutos salimos y tomamos el auto. Lyn hace una lista de lo que debemos comprar.

El supermercado nos queda a unos quince minutos del departamento, asi que no demoramos demasiado.

Al entrar tomo un carrito y Lyn saca un subrayador junto con la lista, y ya preparadas comenzamos a mirar.

Vamos agregando las cosas con calma para no olvidarnos de nada. De a poco se va llenando el carrito.

– Mami, ¿Puedo comprar estos dulces?

– ¿Te los comerás todos?

– Algunos. Se me ocurrió que podrías hacer galletas o algún postre y si le pones m&m quedaran geniales.

– Buena idea, hechalos al carrito.

Todo iba de maravilla, ya habíamos terminado por lo que solo nos quedaba pagar. Nos pusimos en la fila y no habían muchas personas, pero había una en especial que me molestó ver.

– Hola presiosa, ¿Tu por aquí?

– Hola Javier. Sí, yo por aquí, es un supermercado, todas las personas vienen.

– Yo creo que es el destino. Tu y yo, juntos.

Él estaba más adelante que yo, pero al verme le cedió el lugar a la personas hasta llegar a mí, quedando en frente.

Intentó tomar mi mano pero yo la alejé.

– Mamá, ¿Quién es él?

– Es solo un compañero de trabajo, querida.

– Sabes que somos más que eso Mey. Hay algo especial con nosotros.

– No hay nada especial en tu calentura, Javier. Ahora estoy con mi hija asi que cuida tus palabras– le dije bajo para que Aleyn no escuchara

Él ignoro a Aleyn, cosa que me molestó de sobremanera, y siguió soltanto sandeces que lo único que lograban era que quiera salir cuanto antes del lugar.

Por fin su turno y luego el mío. El chico que empaquetaba me miró de pies a cabeza y se sonrojo un poco. Me dio algo de ternura.

Acomodó toda las compras en el carrito y cuando le iba a dar una buena propina, ya que eran muchas cosas, me interrumpió.

– ¿Gusta que le ayude a llevar las compras, señorita?

– Oh, claro que...

– No hace falta, yo ayudaré a la hermosura ésta.

Miré a Javier y solo podía pensar en poner mis manos sobre su cuello y apretar fuerte. O también estaban las ganas de decirle unas cuántas verdades y ponerlo en su lugar, pero la primera era más tentadora.

– No tú no harás nada– le dije, luego miré al chico quien me devolvió la mirada– Me serías de gran ayuda, muchas gracias.

Los cuatro caminamos hacía afuera. Aleyn sin comprender mucho, solo hablaba de la cena. Mencionó a Phill delante de Javier, haciendo que este frunciera el ceño.

En el estacionamiento, el chico me ayudo a cargar el auto, le dí una buena propina y se fue.

– ¿Quién es Phill?

– ¿Te interesa?

– Por supuesto, quiero saber con quien cenarás.

– Eso no es de tu incumbencia. Así que lárgate de una buena vez, Javier.

No dejé que respondiera y subimos al auto con Aleyn y nos fuimos a casa.

– Se me ocurrió que podía hacer lasaña. Con todo lo que compramos podemos hacer cualquier cosa.

– Mamá lo que cocines será delicioso. Lasaña me parece bien, me gusta y hace mucho que no haces.

– Entonces, lasaña será.

Nos fuimos hablando de que más haríamos. Elegimos el postre y decidimos utilizar los dulces que Aleyn escogió.

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Martes y miércoles llegaron con mi rutina algo modificada. Hubieron algunos cambios notables, como por ejemplo: Phill coqueteaba conmigo cuando dejaba a Aleyn en la escuela y cuando la recogía.

En el trabajo Javier me miraba sin ninguna expresión en el rostro, algo me daba mala espina.

En la tarde del miércoles, luego de recoger a Aleyn, me puse a preparar la cena.

Al ritmo de la radio hacia todo con la rapidez suficiente. Aún me quedaba alistarme por lo que no podía demorar demasiado.

Cuando ya había preparado todo, incluso el postre, Aleyn me pidió que le ayudara a escoger que ponerse.

Buscamos entre sus cosas y encontré un lindo vestido celeste con puntos blancos y un lazo.

Buscamos entre sus cosas y encontré un lindo vestido celeste con puntos blancos y un lazo


Me abrazó y me fui a mi cuarto para meterme a bañar.

En unos diez minutos salí y encontré a mi hija en la puerta del cuarto, al verme me señaló un vestido que estaba en la cama y se fue.

El vestido era negro, simple, sin mangas y con una abertura en el pecho. Me gustó mucho asi que no dude en ponérmelo.

Me terminé de arreglar peinándome y poniéndome brillo labial de manera sutil       



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En el texto hay: romance, amor, chick lit

Editado: 23.09.2021

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