Siento mucho calor en mi cuerpo y algo está rodeando mi cintura. Abro los ojos analizando todo.
Los recuerdos de la noche anterior viene a mi mente y me hacen sonreír. Miro mi cintura y es el brazo de Phil el que me rodea .
Por el sol que se aprecia tras las cortinas diría que son cerca de las diez de la mañana.
Una idea cruza por mi mente y me decido a cumplirla. Me levanto con cuidado de no despertar al hombre que me esta enamorando cada vez más.
Me tomo unos minutos para apreciarlo. Está sin camisa lo que me hace sonrojar, su cabello revuelto me hace querer parar mis dedos por él, y lo hago. Suavemente le acaricio y es tan delicioso al tacto que me encanta.
Salgo de la habitación dispuesta a preparar el desayuno.
Enciendo la radio a un volumen moderado para no despertar a Phill, miro el refrigerador y tomo unos huevos para hacerlos revueltos con jamón. También prepararé café.
Suena Rude boy de Rihanna. Una canción que encuentro muy subida de tono pero me gusta el ritmo así que la dejo y comienzo a cocinar.
Pongo a hervir el agua para el café, hago tostadas y corto el jamón mientras canto la pegajosa letra.
Preparo la mesa muy simple, un par de tazas y las tostadas recién hechas.
Hecho los huevos y los junto con el jamón, todo al ritmo de la música.
Estoy casi por terminar cuando siento unas manos en mis caderas que hacen pegar un chillido de sorpresa.
– ¡Phill, me asustaste!
– Lo siento bonita no era mi intención.
Con los huevos con jamón ya hechos apago la cocina y me doy la vuelta para quedar frente a Phill.
– Buenos días preciosa.
– Buenos días guapo.
Nos acercamos y nos besamos. Creí que iba a ser un beso muy corto, pero al parecer él tenía otros planes.
Sin separar nuestros labios toma mis piernas y me levanta haciendo que rodee su cintura con mis piernas. Camina un poco y me sienta despacio sobre la brillante encimera de color rojo y negro.
Intensificamos un poco más el beso, nuestros labios se mueven sincronizados. Poco a poco se va haciendo presente la necesidad de respirar por lo que cortamos el beso para poder tomar aire.
Pasan unos minutos cuando cuando él desliza su dedo pulgar por mis hinchados labios, acariciándolos con ternura.
– Jodidamente amo besarte, Mey.
Mi respuesta es un beso pequeño y rápido, además del ya común sonrojo.
– Hice el desayuno, cariño. Espero que no te molestes que me haya inmiscuido en tu cocina.
– ¿Molestarme? Pero si solo haces que me enamore mas de ti, bonita. Me encanta como te ves en mi casa, en mi cocina... en mi cama...
–¡Phill!
–¿Que?
– Eres un loco.
– Pero solo por ti nena.
Me vuelve a besar y yo enredo mis dedos en su cabello.
– Amor... El desayuno se está enfriando.
– Mmm... ¿Y si te como a ti?
– Phill, no te pongas cursi tan temprano.
– Lo dice la persona la persona que me sorprendió con el desayuno.
– Eso no es ser cursi, es querer consentir a mi chico.
Se despega un poco de mi y me mira fijamente. Acaricia mi pelo, mi rostro, mis labios, desiende por mi cuello y continua bajando hasta llegar a mi cadera donde deja reposar sus manos.
– Me encanta lo que tenemos, Mey.
– A mi también, Phill.
– De verdad Mey, te estas metiendo en mi corazón. Me estoy enamorando más y más.
– Oh Phill... Si supieras de mi vida...
– Cuéntame. Confía en mi y cuéntame más cosas sobre ti, quiero saber mucho más.
– No era una chica buena Phill, y tu si lo eres. Pienso que te irás y temo perderte, y no quiero eso con todo lo que me haces sentir. Yo también me estoy enamorando más a cada instante y hay tantas razones para que no estemos juntos.
– Y qué importa? Dime Mey, ¿Me quieres? Si lo haces no hay razones que valgan, la decisión es de nosotros, no de terceros. Es nuestra vida no la de ellos.
– ¿Qué si te quiero? Phill es mucho más que eso, ¡Me estoy enamorando! Pero...
– Sin peros Mey, no con nosotros. Yo siento lo mismo por ti y sean como sean las cosas, no creo que eso cambie pronto.
Se me empañan los ojos y pequeñas lágrimas de emoción de me escapan. Phill besa cada una de ellas para luego besar mis labios.
No hay vuelta atrás, voy cayendo día a día por él.
Cuando las emociones se calman, nos alistamos para tomar el desayuno entre risas, besos y caricias mutuas.
Han pasado horas y nosotros estamos tirados en el hermoso sofá viendo una película.
– Phill, se hace tarde. Tengo que irme.
– Unos minutos más, Mey. Estoy tan cómodo.
Vuelvo a recostar mi cabeza en su pecho, evitando la mirada.
Recuerdo lo que dijo antes. "Cuéntame. Confía en mi y cuéntame más cosas sobre ti..."
Aprieto un poco mis manos en su camiseta, siento que me mira aunque yo no pueda verlo.
– Cuando era joven... Mis padres peleaban mucho, y como cualquier historia yo no lo soportaba. Me escapaba cada vez que podía y ellos ni se enteraban, fue ahí cuando lo conocí.
Phill me envuelve más en sus brazos y deja un besito en mi cabello.
– Él no era... Como decirlo... Sano. Pero cuando nadie se interesa por ti, buscar a alguien que lo haga. Me ayudaba a escapar un poco de la realidad, no de la mejor manera claro pero funcionaba. Pasó mucho tiempo antes de que me diera cuenta de que en verdad no me quería.
Hubo silencio por vatios minutos. Pensé que había hecho algo, y quizás como manera de protegerme, sentí que debía salir de ahí.
No alcance ni a levantarme cuando Phill me regresó a su pecho.
– Lo único que lamento Mey, es que haya sido tan difícil para ti. Y estoy algo celoso porque se nota que tu le querías mucho.
– Phill, no seas tontito. No debes sentir celos de nadie, mucho menos de él. Tú eres completamente diferente.