Voy en mi auto camino al trabajo, todo está tranquilo pero siento que me falta mi bebé. Siempre me pasa cuando nos cambiamos de casa.
Esta es la última vez, se lo dije a Aleyn. Ella quería amigos y mudándonos constantemente era imposible porque no lograba encariñarse lo suficiente o le dolía demasiado dejarlos. Mi pequeña es tan dulce e inteligente, es lo único bueno en mi vida.
No me arrepiento de nada en lo que la concierne a ella, y aunque al principio estaba aterrada de ser madre soltera nunca se me ocurrió abortar. Soy de la fiel idea de que las personas somos dueñas de nuestro cuerpo, y respeto a aquellas personas que tomen la decisión de no tener a al bebé, pero yo no estoy a favor. No podría haberlo hecho.
En el momento en que vi la primera ecografía, supe que seriamos ella y yo contra el mundo. Estaba tan asustada, y lo sigo estando. No sabía si podría ser una buena madre y aún conservo esas dudas, pero mientras mi hija sonría yo daré todo.
Sin darme cuenta ya había llegado a mi trabajo. Un nuevo día de trabajo.
A diferencia de Aleyn, yo me integre antes en la ciudad. Los primeros días tuve que dejarla sola en casa, cosa que no me gustó para nada pero que ella insistía mantener. Decía que tenía que estudiar para no ser un asco en la escuela. Incluso me sorprende que heredó unos gustos míos por la historia.
Entro a la oficina y saludo a todos.
- Buenos días preciosa- dice coqueto Javier
- Buenos días- respondo seria
Quizás sea un poco borde con él, pero tengo mis razones. El chico ha querido ligar conmigo desde que puse por primera vez un pie en este edificio. Y yo no estoy para mujeriegos, que sé que él es uno, ni para ningún tipo de romance ni aventura. Mi corazón y mi vida quedaron selladas en el momento en que recibí cierta noticia. Solo pude volver a sentir con los primeros llantos de mi niña.
Así pasa mi día. Soy secretaria de una editorial y amo mi trabajo ya que siempre estoy rodeada de libros y escritos.
Por la tarde, mi jefe me pide agendarle alginas reuniones con candidatos a escritores, y por lo que me cuenta hay varios que son prometedores.
- Sigo pensando que fue una suerte haberte encontrado Mey. Tu trabajo, como siempre, es impecable- dice él, yo le agradezco por su amable comentario- ¿Cómo se encuentra tu hija?
- Bien, gracias por preguntar señor. Hoy fue su primer día de escuela y estaba muy nerviosa-le comento
- Me imagino, mis nietos son parecidos- se queda en silencio unos segundos. ¿Queda algo para lo que queda del día?
- No Señor, ya atendido todos sus pendientes. Aunque aún le queda por responder el correo del Señor Tom, se enfadará con usted de nuevo si no lo hace- sé que es algo extraño, pero aunque no llevo tanto trabajando aquí, me siento cómoda y he establecido una buena relación con los demás. Y mi fe es estupendo, nos vimos en un par de eventos antes, donde yo asistí por mi trabajo de ese entonces en otra ciudad.
Él me reconoció, y cuando tiré mi curriculum me acepto casi de inmediato. Además ya había recibido buenas referencias de mi antiguo jefe.
- Es verdad, me pondré a ellos de inmediato. Y si ya no hay nada más, puedes tomarte la tarde libre. Ve a recoger a tu hija en el primer día de escuela.
Yo emocionada le agradezco y sin más nos despedimos, cada quien por su lado.
Llego junto cuando tocan la campana para que los niños se vayan a casa. Muchos de los padres vienen a buscar a sus hijos.
Salgo del auto y me apoyo en el capot esperando a que Aleyn salga. No pasa mucho cuando veo su rizada cabeza rubia, ella al verme se separa de los niños con los que salió y corre hacia a mí.
- ¿Cómo te fue cariño?- digo abrazándola
- Bien mamá, todo fue genial. Me encantó mi profe de historia, enseña tan bien y no me aburrí como con los demás. Y le gustó mi nombre- me decía emocionada
- Que bien cariño, me tendrás que presentar a tu profe para agradecerle por eso, ahora vamos a casa y ahí me cuentas más de tu día.
Nos separamos y nos vamos subir al auto, cuando las palabras de Aleyn me detienen.
- Ahí está, mamá- dice apuntando detrás de mí. Al girarme me encuentro con unos ojos azules mirándonos.