Los días pasaron y cada vez estábamos mejor en la cuidad. Aleyn hizo muchos amigos y estaba muy feliz. Cada día me contaba sobre su día y yo le decía como había sido el mio. Siempre me decía que su clase favorita era historia y que no se aburría con Phill en ningún momento.
Me alegraba el hecho de que mi pequeña sea feliz, y bueno, también pude comprobar que estaba aquella vez que hablé con Phill. Él se transformó en alguien importante para Aleyn.
En estos días lo he visto muy poco ya que solo dejo a Aleyn en su colegio y me tengo que marchar al trabajo, y por la tarde, nunca lo veo. En parte me alivia no verlo, solo por el hecho de que me pone nerviosa.
¡Vamos, que no soy una cría! Pero Phill logra algo raro en mi, y eso me me asusta. Además Aleyn me dijo que tenía 24 años, ¿Qué podría querer de alguien 8 años mayor que él? No puedo descifrarlo.
- Mamá, ¿qué llevaras para el desayuno?- pregunta Aleyn.
Hoy los padres tenemos que desayunar con los niños y el profesor jefe. Lo planeamos el día de la reunión y todos quedamos de llevar algo para cooperar. Aunque no sé quien es su profesor, ya que ese día el director dijo que tuvo que hacer algo importante.
- Estoy haciendo panqueques con manjar tesoro. Por cierto, ¿quién es tu profesor Aleyn?
- Es Phill mamá- dice robándome un pedazo de un panqueque ya hecho- ¡Están deliciosos!
Se me cae el cucharon en la mezcla al oírla. Diablos, y yo pensando justo en él. Retomo lo que estaba haciendo para calmarme, no es como si fuera algo de otro mundo, solo lo veré hoy después de mucho, nada más.
Termino de hacer los panqueques y los coloco en una fuente, estoy en pijama por lo que me tengo que ir a cambiar para irnos, y como mi jefe me ha dado el día libre, me visto con unos jeans oscuros y una blusa verde agua. Con mi pelo no se que hacer así que lo dejo suelto.
En la entrada me espera Aleyn con una sonrisa- ¿Qué pasa pequeña?- ella niega y me toma de la mano para salir juntas. Cierro con llave y nos vamos en mi adorado auto que con tanto esfuerzo me compre hace unos años.
Para cuando llegamos al colegio, Aleyn y yo nos hemos cantado todas las canciones que han pasado por la radio. Nos reímos como locas y bajamos de auto ganándonos unas miradas divertidas de las demás personas. Nos da igual quien nos mire, vamos felices y eso es lo que importa.
Caminamos riéndonos y a lo lejos, en la entrada de la sala de clases, esta Phill recibiendo a todos.
- ¡Profesor!- Aleyn corre a abrazarlo y él al verla se pone a su altura para corresponderle
- Hola Phill- digo con una pequeña sonrisa al verlos juntos, evitando los nervios que me provoca estar cerca de él
Él se levanta y me mira de arriba abajo con la boca abierta. Frunzo el ceño y me miro.
- Mey... hola... te ves... - habla son salir de su asombro y Aleyn lo mira divertida
- Se ve hermosa, ¿no es así, profesor?- mi hija me toma de la mano y yo me sorprendo
- Vaya que es así- sigue mirándome y se detiene en mis labios- Te ves hermosa Mey- me sonrojo ante sus palabras
- Anda ya. Como si no me hubieras visto antes- intento pasar por su lado con Aleyn, para entrar a la sala, pero él me toma del brazo suavemente
- Si que te he visto, pero esta ropa te queda aun mejor que los trajes- se relame los labios y sin querer me fijo en ellos, cuando logro desconectarme me doy cuenta de lo que esta pasando
- Phill hay más personas aquí y pueden malinterpretar tus palabras. Pensaran que estas coqueteandome y...
- Y que importa?
- Ah?
- Que ellos piensen lo que quieran Mey, no están muy lejos de la verdad.
Lo miro fijamente a los ojos, ojos que devuelven una mirada tan intensa que me hacen plantearme sus palabras sin poder llegar a una respuesta.
Phill me confunde. Es directo, y he captado la indirecta, pero no puedo permitirme algo serio con él. Por mi corazón y por mi hija debo frenar esto.
- A donde quieres llegar con esto? Digo, eres un niño y...
- No soy un niño Mey- dice serio- Se que soy menor que tu pero...
- No Phill, no hay peros. Es la realidad. Aceptemoslo, no soy alguien que pueda estar contigo.
- No estoy de acuerdo contigo- niega con la cabeza y sale molesto de la sala, para seguir recibiendo a los padres y sus hijos
Un ambiente tenso se forma entre nosotros y decido que es mejor así, él es el profesor de mi hija y yo solo soy la madre de una de sus alumnas. Voy con Aleyn que se había ido a su puesto, ella me mira pero no dice nada pero tiene una mueca de molestia. Yo la miro interrogativa.
La mañana avanza y todos alaban mis panqueques, por suerte hice demasiado porque varios se repitieron. En todo ese tiempo, podía sentir la mirada se Phill y de mi hija, como si estuvieran vigilandome.