Y Raquel nunca volvió

2. Demasiado perfecto

Mamá dice que tendré está cicatriz para siempre, eso realmente me hace ilusión.

Más que una cicatriz yo la veo como un gesto de belleza, hay muy pocas personas con la barbilla partida, aunque lo mío no sea natural me parece de lo más lindo que hay. Recibí está cicatriz cuando era más pequeña, estaba con papá montando su motocicleta, desde que mamá y él se divorciaron cada semana teníamos a un padre diferente para cuidarnos, yo realmente no tenía problema con eso, me gustaba esperarlo, sentada en el suave pasto del jardín, con el sol besando mí piel y la tierra causandome algunas cosquillas, me gustaba mucho estar descalza cuando eso pasaba, para mí era relajante, muy relajante, ese día en específico estaba lloviendo, así que no podía activar el rociador del césped y relajarme mientras esperaba a mí padre, estaba adentro de la casa, con un abrigo más grande que yo, aunque generalmente el clima es muy tropical ese día hacía demasiado frío, muchísimo, tanto que pensé que iba a nevar, sueños de niños tercermundistas, quizás. Papá llegó en su motocicleta, estaba completamente empapado, pero sonreía, adoraba a papá, no tanto a mamá, que en ese entonces parecía que lo único que respiraba era alcohol y whisky barato, no recuerdo con detalle el porqué, pero sé que Ellie no quería ir, creó que era por lo lluvioso que estaba o porque no quería dejar a mamá sola en medio de una recaída, como sea, el punto fue que ella se negó a ir.
Yo por otra parte simplemente me coloque un impermeable y corrí hacía papá, quien como siempre me recibió con una sonrisa, me subí a su motocicleta y después de una breve charla sobre el porqué Ellie no iría con nosotros arrancamos en busca de nuestro destino: un día feliz entre padre e hija. Recuerdo que estaba increíblemente feliz, de vez en cuando alzaba los brazos para sentir el viento helado en mis huesos y las gotas de lluvia en mí rostro, quizá empecé a tambalear muy fuerte o la carretera estaba muy húmeda y resbaladiza, el punto es que de un momento a otro papá perdió el control del vehículo, recuerdo el chillar de los frenos mientras papá enterraba sus pies en el concreto queriendo frenar la motocicleta, recuerdo estar alzando los brazos y un segundo después estarme aferrando a la espalda húmeda de papá, todo tembló y luego algo impacto mí mandíbula, recuerdo que estábamos pasando por un puente y nos caímos de el.

Desperté horas después con la mandíbula rota y muchos moretones, papá no dejaba de decir " lo siento, cariño, lo siento tanto" cuando claramente no era si culpa. Tuve que ir a cirugía después, para reconstruir esa parte de mí rostro, sinceramente pasar casi un año únicamente alimentandomé con líquidos no fue lo peor de esa época, mamá logró ganar la custodia completa, al demostrar que papá "no era más que un adolescente que no podía preocuparse por nadie más", era cierto, papá era muy joven, pero no un egoísta, como resultado papá entró en depresión, actualmente acaba de salir de rehabilitación y consiguió una novia nueva. Ojalá pudiera decir que todo es color de rosa, felicidad y amor, que al final mamá superó su amor por el alcohol y papá abandonó a su novia 10 años mayor y volvió con mamá, que seríamos una familia de 4 funcional, ojalá, pero ya no soy una niña, al menos no esa clase de niña. Se acabó ver el mundo con mirada soñadora, maravillada. Me he vuelto más sagaz, más atenta. Me he moderado. Ya no soy la misma.
El día en que conocí a Gerald estaba en el jardín, tomando el sol, con un shorts vaqueros y una camiseta de colores, todavía tenía una pequeña venda en la mandíbula, pues recientemente se había reabierto la herida (más bien yo me reabrí la herida, sé que suena mal, pero me gusta la sensación tirar y rasgar mí propia piel, quizás por eso estoy llena de cicatrices), recuerdo estar descalza, mamá ya me había advertido de no usar ropa "inspiradora de malos pensamientos" pero a mí me daba igual, de hecho hasta se podría decir que disfrutaba de la atención.

— Hola, disculpa ¿Aquí es la boutique de Sarli?

Para ganar un poco de dinero extra mamá vendía ropa importada de *inserte país*, realmente no era ropa importada, era más bien cosas que le sobraba a mí tía, quien viajaba por todo el mundo y de vez en cuando compraba de más. Por eso decidió comprar una pequeña casita al lado de la nuestra, había invertido mucho dinero en su diseño, hasta dejarla similar a una tienda de alta gama, de ropa costosisíma. Levante la vista para encontrarme con un chico castaño, casi rubio, vestido demasiado elegante como para ser alguien de aquí, además de un asentó bastante marcado, "Un español" pensé y efectivamente su forma de hablar indicaba aquella teoría. Lo miré através de mis lentes de sol, parecía ser distinto, como de alguna comunidad religiosa diferente, era eso o iba a una fiesta, pues llevaba ropa sumamente formal.

Los ojos del chico bajaron y al instante apartó la mirada algo ruborizado, me miré a mí misma, no llevaba nada anormal o algo que lo hiciera sentir incómodo, ¿O sí?

— ¿Estás bien? — él no me miró, seguía con su vista fija en alguna de las casas.

— Tus piernas — miré mis piernas, estaban algo bronceadas pero nada mal, ¿Acaso tenía una herida o algo que no había visto? — están descubiertas.

Lo miré indecisa, sin saber que decir o pensar al respecto.

— Sí, hacen casi 40° y el calor es sofocante, es relajante estar así, ¿No crees?

Seguía sin mirarme, me levanté bastante extrañada, ¿Acaso este tipo nunca había visto las piernas de alguien? Era rarísimo y aunque tuviera muchas ganas de decirle una que otra cosilla debía contener mí lengua, no quería que mamá perdiera un cliente, aunque este pibe me diera ganas de golpearle.

— Ven, te llevaré allí, está por aquí.

Lo tomé de la muñeca y al instante lo sentí tensarse, como si lo hubiera lastimado, me quedé mirando, esperando a que este pibe dijera algo, quizás tenía una herida o algo similar, pero cuando no dijo nada simplemente caminé arrastrándolo a él detrás de mí.
La brevedad de nuestro paseó fue muy evidente, pero ni los segundos o los casi 22 pasos que dimos hasta llegar a la boutique no hicieron que su tensión se calmará, casi podía apostar a que él ni respiraba.




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