Y Raquel nunca volvió

10. Oportunidad

 

Gerald

¿Qué hace a una mujer, mujer?

Quizás sean sus pechos, quizás su voz más aguda, quizás sea su vagina o quizás simplemente sea su mentalidad.

Su debilidad.

Sinceramente no lo sabía o me interesaba, siempre las vi como seres inferiores, nada interesantes, lógicamente ya había tenido muchísimas amantes, de hecho justo ahora me están complaciendo como debe ser, sólo con mí felicidad ellas podrían llegar a ser salvas y libres de su pecado como mujer, sólo con la felicidad del hombre la mujer dejará de ser tan pecaminosa, ¿Y quién sabe? Quizás ellas tendrían el honor de servirme en el paraíso.

Admiro el voluptuoso cuerpo que se pasea sobre la cama, ella no me mirá, no tiene derecho a hacerlo, simplemente se limita a cumplir mis deseos y gatea a mí entrepierna como gata en celo, morena de ojos castaños y con un cuerpo que incitaba al pecado, por eso yo tenía el deber de purificar sus aires de zorra.
La rubia de mi izquierda me mordisquea el lóbulo de la oreja recorriendo la v de mi cintura. Clava los dedos en mi boxer liberando el miembro erecto que la hace lamerse los labios.

Se sujeta el cabello con las manos, aparta a la morena y se apodera de mí miembro dándome el placer que por deber debe darme, ellas no son nada sin mí, solo son objetos de reproducción y placer

De un momento a otro la veo: piel bronceada, cabello marrón y ojos castaños, por un momento pienso que es Constanzé pero su pequeño cuerpo me indica que no es ella, está bien dotada pero su estatura me hace darme cuenta que no es ella.

— ¡Raquel! — jadeo en medio del éxtasis.

Saborea mi cuerpo haciendo magia con la lengua mientras la pelirroja que tengo al lado reparte besos por mi torso, el éxtasis me acelera el pecho y simplemente dejo que hagan lo que quieran, porque ellas saben que lo que ellas quieren debe ser lo que yo quiero, ellas no tienen voluntad propia, ellas son mías, solo mías.
Las tres se ciernen sobre mí deslizando sus manos por mí cuerpo, le arrancó el velo del rostro a la pelirroja jalando de su cabello, escuchándola gruñir. Saco a la de la mitad, la que me hizo pensar que era Raquel, subiendola a horcajadas sobre mi cintura, su cuerpo me envuelve y las demás siguen dándole mejor ambiente al momento.

El nivel de alcohol es tanto que solo me enfoco en mi placer carnal, evado los besos y solo me dispongo hacer cualquier cosa que deseó con ellas. Sus manos me recorren arremeto contra la mujer que me hizo pensar en Raquel, por un momento pierdo claridad y ni sé qué tanto estoy haciendo, Raquel gime y tiembla, ante mis toques, su cuerpo aunque es pequeño tiene donde sujetar, ella envuelve sus piernas en mí torso desnudo, intensificando nuestro placer, porque por primera vez en mí vida me interesa el placer de alguien más. Finalmente mí semilla sale de mí cuerpo, entrando en ella, jadeo feliz, mientras besó su cabello.

— ¡Oh, mí Raquel! Lo hiciste tan bien.

Pero cuando nos separamos a quien veo no es a Raquel, sino a una de mis Novias: Bella, creó que se llama, ella me mirá sonrojada y sudando, la apartó de un empujón dejando caer mis manos en mis rodillas. Nunca me había sentido así, jamás. Las alusinasiones fueron tan reales...¿Que me esta pasando? Nunca me sucedio algo asi.

— Largo — susurró, las tres me miran confundidas — ¡LARGO! — grito empujando a la pelirroja al suelo.

Las tres corren desnudas lejos de mí habitación. Me quedó mirando la pared, ¿Qué me está pasando? Tiemblo al recordarla, aquella primera vez que la vi: con sus piernas expuestas y completamente despreocupado, parecía tan serena y ajena al pecado que hay en ella; me levanto y empujó la cortina negra de mí habitación, casi siempre ella está allí; en la ventana de Ellie, mirando, sólo mirando, con esos enormes ojos castaños que tiene.

— Mí señor — me giró para ver a Iduna que me extiende sus brazos que sostienen un cambio de ropa, ella inclina el rostro dejando la ropa sobre mí cama para retirarse.

Sinceramente a veces odió que tengan que cubrirse tanto, pero son nuestras tradiciones y estás no pueden ser ignoradas.

— ¡Iduna!

Ella se detiene y sin importarme la jaló del cabello y la besó, quiero a Raquel, pero ella no es Raquel, no tengo nada, sin ella no tengo nada. Aparte a Iduna, tirandola al suelo, ella entiende mis ordenes sin que siquiera las diga y ella se fue por el pasillo.

En mí cultura es normal que los hombres tengamos un tiempo de viaje, usualmente es desde los 15 hasta los 29 donde podremos viajar, conocer el mundo, etc. Únicamente los hombres tenemos ese privilegio, como soy un hombre de alto rango se asignaron "Novias", en otras palabras concubinas sin derecho a darme un hijo o hija. Se supone que debo casarme con alguien de mí misma comunidad, pero ya no sé qué hacer, desde que conocí a Raquel todas mis perspectivas cambiaron.
Nunca nadie me había desafiado de tal manera, su libertinaje y su testarudez me fascinan.

Luego ella me acuso de ser un pervertido. Eso solo me hizo desearla más.

Ella es una mujer que ha estado oprimida, al menos mentalmente, puedo ver sus ojos, la desesperación, la tristeza pero a la vez la curiosidad y la felicidad, fue tan especial conocer a alguien así. Su hermana y las demás zorras que la acompañan no son nada más que unas calentonas, ella no es así.

Aunque todavía se autopersiva como una niña ya es una mujer, su cuerpo lo dice, aunque su alma lo oculte.

Raquel sólo necesita a alguien que la ayude, que la escuché y ese seré yo, ella se contiene, no mucho, pero se contiene, por lo que he visto será fácil hacerla mía. Tomó su expediente, uno que su hermana tuvo la caridad de darme, la historia de Raquel es la clásica: una madre dedicada a los bailes eróticos, la cual había sido maestra pero fue despedida después de acostarse con un alumno, el padre de Raquel, el esposo que la mujer engaño era abogado y se divorcio al instante, negándose a verla a ella o a la hija de ambos; Ellie; ignorada por su hermanastra mayor y viendo como su padre era enviado a rehabilitación constantemente por sus problemas alcoholicos. 
Al haber sido expuesta a un ambiente tan desequilibrado desde una edad temprana no era de extrañar que tuviera conflictos, más por el maltrato que recibía por parte de Ellie.




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