Alzó la hoja de su pupitre para entregársela al profesor y salir de allí. Cerca de dos horas habían transcurrido en aquella habitación resolviendo el examen en la que dependía el futuro del campeonato.
— ¿Cómo te fue? —un castaño de labios rosados se acercó a su lado ni bien escuchó la puerta abrirse. Podía verlo nervioso y preocupado.
— Según yo, bien Byung —sonrió débilmente nervioso también por el desempeño que había realizado en aquella hoja— Solo queda esperar el resultado —susurró como consuelo, rogando al cielo que al menos consiguiera la nota mínima que le pedían los profesores para dejarle pasar y así no perderse el gran enfrentamiento que tendrían en la final con Dongguk High School.
— Sé que te irá bien Sejun, hemos estudiado duro para lograrlo.
La sonrisa que Byungchan le regaló en ese momento provocó, una vez más, que su cuerpo reaccionase como lo había estado haciendo en días anteriores. Sonriera en respuesta, que sus manos comenzaran a sudar y el bombardeo de su corazón comenzara a acelerarse.
— Te irá bien y ganarás el campeonato —sintió la mano cálida de Byungchan tomar las suyas, aquel dulce chico había logrado una vez más, ponerle nervioso— Saldrán victorioso.
— No hubiera podido sin tu ayuda Byung —con sus dedos rozó las suaves manos del chico— La paciencia que me tienes con los números es única. Gracias a ti.
— Sabes que siempre te apoyaré Sejun, siempre.
Era consciente que aquel siempre significaba mucho tiempo, los sentimientos que Byungchan le había profesado hace semanas aún seguían presentes en su mente. No había necesitado de palabras para entenderle, solo bastó una tarde de sueño y un pequeño beso por parte del chico para poner su mundo de cabeza.
Byungchan le había robado un beso dormido, no sabía que era peor. Que él no recordara nada de aquel día o que su reacción sólo haya sido quedarse de piedra.
Siempre fue conocido por tener buenos reflejos, anticipar los movimientos de sus contrincantes sin embargo ese día no sólo había quedado sorprendido por el acto de su compañero, sino también que los días siguientes había comenzado a notar pequeños detalles y atenciones que Byungchan hacía para con él. Como el hecho que siempre estuviese atento en todo lo que necesitara, los apuntes extras que tomaba en clases y corregía en casa para que él pudiera entender de manera más concisa Matemáticas. Más de tres veces se había ofrecido a ayudarle con sus tareas para que pudiera aclararle cualquier duda, y también le había ofrecido su ayuda en otras materias en que pudiera tener dificultad.
¿Cómo antes no se había dado cuenta de aquellos pequeños detalles?
Y aquello, no era lo único. También había comenzado a notar ciertas cosas que habían pasado desapercibidas para él en su escuela. Como que se rumoreaba que dos chicas de un curso superior al suyo tenían una extraña relación, muchos afirmaban que las habían visto más de una vez besarse en clases o en los pasillos de camino a la biblioteca, el lugar donde concurría menos estudiantes.
También había notado los murmullos sobre la relación de un estudiante con un profesor. El chico estaba en un gran inferior al suyo, algunas estudiantes de último año aseguraban de su relación oculta debido a que los habían encontrado en una situación comprometedora a Subin con el profesor. Otros no creían esa afirmación, o ignoraban el hecho porque les parecía nada creíble. Como a él. Pero si jamás pensó que Byungchan podría desarrollar sentimiento hacia él, muchos menos pudo imaginar que quien salía con un estudiante era el Entrenador de Deportes, Heo Chan.
— Entonces, te veo esta noche en el entrenamiento Sejun —las palabras del chico lo habían sacado de sus pensamientos y análisis profundo.
— En realidad no deberías molestarte en asistir Byung —comentó, después de todo era solo un entrenamiento por parte del entrenador para afinar las estrategias que aplicarían en el campeonato— Es sólo un entrenamiento —para él, no era un gran evento al que debería asistir. Pero sobre todo prefería que Byungchan no estuviera presente para no distraerse en el juego, últimamente había notado que el chico no desaparecía de sus pensamientos en los últimos días. Se sentía confundido.
— No quieres que asista, ¿verdad? —Byungchan susurró aquellas palabras de manera débil, quizás sacando conclusiones en su mente que no eran ciertas— Supongo que ahora que todo el estudio termino ya no querrás hablar conmigo, ¿no?
— No, eso no es lo que quise decir —se excusó apenas le escuchó.
— No te preocupes Sejun, supongo que los rumores que dicen los demás sobre mis preferencias en cuanto a los chicos te incomoda.
Las palabras de Byungchan sonaban tristes, acompañado de su mirada apagada y una pequeña mueca por creer que él también sería como los demás, que lo evitaría ni bien obtuviera lo que quisiera.