En una época escolar donde los estudiantes se agobian por los días deportivos que se acercan para los campeonatos interescolares, el sub-capitán Lim Sejun no es la excepción. Popular y carismático siempre fue aquel chico con uno setenta metros de altura, siempre resaltaba ante el resto por su sonrisa brillante, aunque ésta la mostrase poco a las personas, y sus expresiones faciales que algunos definirían como joven modelo a esa corta edad.
— ¿Preocupado por el campeonato? —la pregunta lo sacó de sus pensamientos, girándose para encontrarse con el rostro de Seungwoon, capitán del equipo— Hemos entrenado mucho, sólo debemos entregar todo en cancha como siempre hemos hecho.
— Lo sé —el castaño asintió ante sus alentadoras palabras. Admitía estar nervioso, pero no era sólo eso. Tenía una preocupación que desde hace varios días andaba rondado en su mente.
Hace dos años, Lim Sejun había sido trasladado a la escuela Seoul Foreigh School gracias a sus dotes y agilidad como deportista, su anterior entrenador lo había descubierto y recomendado para una beca a la cual había aplicado, aunque había logrado conseguirla su desempeño como estudiante era supervisado por los profesores debido a sus bajas calificaciones.
Siempre había sido consciente de que las materias con números en ellos no eran su fuerte, pero al entrar en aquel colegio jamás pensó encontrarse con aquel nivel. Y si no hubiera sido por la ayuda que Byungchan le había brindado hace días, él no estaría alistándose para jugar.
— Escuché que ya no tienes contacto con el chico ese —Seungwoon le habló sin dejar de arreglarse los zapatos deportivos con los que jugaría en cancha— El chico que te ayudo con la materia.
— Oh. Si, Byungchan —dijo su nombre con una sonrisa sin poder evitarlo, recordando la sonrisa que le brindaba cada que lograba entender un ejercicio y emocionarse en tratar de resolver otro más.
— ¿Te gusta?
— ¿Eh? —la pregunta que Seungwoon le había realizado lo tenía sorprendido. No estaba listo para escuchar semejantes palabras.
— Mira Sejun esta escuela está llena de perjuicios sobre las relaciones y el dinero, todos creen poder conseguir lo que quieren con tan solo lanzarle un fajo de billetes a los demás. Pero no todos somos así.
— Lo había notado con algunos compañeros de mis clases —agregó ante aquella declaración.
El más que nadie sabía que algunos estudiantes creían que pagando o extorsionando a los demás con sus secretos podrían obtener todo en sus manos. Sin embargo, cuando una compañera suya ofreció su ayuda para mejorar sus calificaciones en matemáticas a cambio de ser su novio por todo un año supo realmente qué clase de amigos y personas era con las que quería juntarse. En ese entonces rechazó la oferta, además de ganarse una enemiga más en el salón. Algo que realmente no le importaba mucho y esperaba que no le afectara tampoco.
— Por suerte, mi familia aun con todo el dinero que gana me ha enseñado lo que realmente se debe valorar en la vida. Creí que tener una relación con una chica sería lo ideal para mí, pero cuando lo conocí a él me di cuenta que no quería eso.
— ¿Te refieres a... ?—tenía una vaga idea a quien se refería.
Después de todos aquello era un rumor muy antiguo, pero poco hablado debido a que había dejado de ser interés. Cuando supo de ello, no lo creyó. ¡Se trataba de Seungwoon!
— Entonces, ¿es cierto que...?
— Cuando me enamoré fui feliz —la sonrisa en su rostro no desaparecía— Seungsik es muy dulce y atento conmigo, fue difícil para mí descubrir lo que sentía por él. Digo, tus sentimientos se confunden y te niegas a aceptar que te has enamorado de un chico. Pero cuando aceptas ese sentimiento es indescriptible como te sientes y más aún cuando descubres que eres correspondido.
— ¿Ustedes están...?
— En unos días serán siete meses desde que le pedí formalmente ser mi novio —no pudo evitar sorprenderse con la información.
Llevaba más de doce meses en el colegio y jamás había sospechado que su capitán estuviese enamorado.
Y mucho menos que ¡tuviera novio!
Tan ciego y distraído había sido para no haber notado eso junto a los rumores del colegio.
— El único problema podría ser mi familia, quizás no lo acepten, pero estoy dispuesto a luchar por mi felicidad y porque amo a Seungsik. Pero, ¿y tú?
— ¿Yo? —no comprendía porque Seungwoon le estaba contado aquella parte de su vida privada, después de todo los demás sospechaban que sólo eran rumores— No entiendo porque me dices todo esto, quiero decir...
— ¿Estás dispuesto a luchar por Byungchan?
— ¿Qué?
— Admítelo Sejun, el chico te gusta —las palabras de Seungwoon había ocasionado que sus mejillas comenzaran a calentarse junto a la velocidad que había obtenido su corazón con solo escuchar aquel nombre— Desde que lo conociste lo noté, aquella sonrisa de idiota cuando él está contigo.