Capitulo 1

Brisley Bruns

Capítulo 1

“Seguro que en el corazón hay algo que no sea perecedero  y la vida es  más que un sueño. Si siempre intentas ser normal, nunca sabrás lo increíble que puedes ser.”

Alguna vez alguien me dijo que tenemos una mala manía de imitar a los demás, copiar sus acciones, gustos y  preferencias tanto que llegamos a equivoarnos por intentar ser del mismo sabor de helado. Debemos ser diferentes, brillar por nuestros propios méritos y jamás perder la autenticidad característica de una Brisley, de un Juancho, de un Narciso, evitar ser, “dos gotas de aguas”.

¿Pero es que acaso seguimos perdidos porque hay demasiadas copias de imprentas?

¿Pero qué pasa con el corazón, acaso fallamos por intentar tener el mismo destino?

Me pregunto en que momento un sentimiento tan brillante perdió su verdadera esencia, pasando de ser el inicio y el fin a palabras llevaderas por el viento.

Las luces entran por mi ventana impregnandome los sentidos, empapándolos y lastimando mi pequeña visión. Es dificil adaptarse a la luz así que tengo que forzar nuevamente las pestañas en una lucha constante con mi subconsciente ¿Asistir o no asistir a clases?

Parezco foco fundido, nada más que esos echan chispas y yo ni me mosqueo.

Mis ojos pesan, mi cuerpo no responde y mi cabeza retumba.

Estiro el cuerpo más de lo que  puedo tratando de soltar toda la pereza, volteo y miro el reloj.

“¡Maldita sea la hora en la que pedí un minuto más!”, ahora volveré a llegar tarde.

 Si me levanto rápidamente tal vez y entro.

Lo olvide el “tal vez” no existe, de lo único que tenemos certeza es de que la muerte en cualquier momento llega, tarde que temprano todos sufrimos el mismo destino.

Para esto fuimos hechos.

La vida se traduce a vivir, destruirte, hijos y muerte. Como un círculo vicioso inquebrantable.

Pero a un así, debo luchar. 

¡¡¡No puede ser!!!

pego un salto tratando de salir a paso rapido de la cama enredándome con las sabanas en un intento desesperado de sacar los pies desde abajo, caigo de cara al techo con los pies guindados en el barandal, removiendome como un gusano por tratar  de desenredarme. No tengo éxito. Al intentar levantarme me golpeó la cabeza.

« auchh, en que momento el dios de la sensatez solo me otorgo torpeza »

Giro mi cuerpo hacía el piso y flexiono mis rodillas para empezar a gatear y así evitarme, accidentes, moretones, perdidas de cerebro, alcanzo a llegar hasta la cajonera, me paro y ¡doloooorrrrr!, toco la cabeza y arrugó la nariz cuando percibo un chipote.

Menuda suerte la tuya, Brisley.

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La pecosa caminaba muy rápido y veloz, llevándome consigo por todo el pasillo

— ¿se puede saber que es tan importante como para arrancarme un brazo?

—ya lo verás, te pasará algo especial. Será una sorpresa

No entendía su repentina urgencia, hablaba demasiado rápido, mis pies trastabillaban. No podía seguirle el paso.

Un momento. La última vez que dijo eso fuimos llevadas a la dirección y expulsadas una semana, mis padres peleando y echándose en cara sus errores. ¿Por qué no lograban entender que fue decisión mía?, cada quien es responsable de sus acciones. Cada quien elige el camino a tomar, además si tú sabes lo incorrecto y aun así vas y te incendias ¿no es tuya la culpa?, Estamos iluminados, pero nos hacemos ignorantes.

— ¿Por qué será tengo miedo?— una esplendorosa carcajada inundo al momento.

Con una sonrisa perfecta que demostraba seguridad en sí mima se giró hacia mí, alzo las manos en redición y dijo­— Vale, tengo la culpa, pero ¿Cuándo no te he sacado de apuros? — se tocó el puente de la nariz orgullosa de su pregunta hecha para esquivar el tema.

—Ee… qué opinas de cuando nos sacaron de la escuela porque te besabas “apasionadamente”—hice una pausa para remarcar la última palabra— o cuando lavamos los baños por agarrarnos de los pelos con tus enemigas— arrugue la cara, pues se reía, muestra de que no me tomaba en serio— vez… Nunca me sacas de apuros si no que me metes en problemas.

Se puso seria intentando simular que pensaba, debía aceptar que en ningún momento me obligo, yo la seguí o la sigo por mi cuenta, ni me amenaza con una pistola, ahí es donde vuelvo “cada quien elige el barranco al que aventarse”, tenemos lo que llamamos libre albedrío y nunca debe ser manipulable. Pero muchas veces intentamos realizar acciones con tal de “pertenecer a un grupo”, ¿Por qué no entendemos que a veces ser la oveja negra no es tan malo?

—Está bien lo admito soy “una malvada sin escrúpulos”, tal y como tú dices— fruncí el ceño, lo hacía para molestarme— pero… niega que no te gusto partirle la cara a las zalameras de tercero.

Negué con la cabeza y no porque no me haya gustado si no porque yo no tenía vela en ese entierro. La enemistad venia de ellas, aunque debo admitir que ya en acción cualquiera aprovecha la oportunidad de desquitarse. En realidad me caían mal no por ser bonitas, sino porque humillaban a las demás chicas y soltaban aires de superioridad increíbles. Entiendan ser bonitas no es un logro si al final de cuentas, la belleza se extingue, la figura se espuma, además detrás de esa fachada se esconde un cerebro podrido.

—No lo niego, solo que he podido evitarme demasiados problemas al no hacerlo— suspiré— sabes, hay días en el que me cuesta respirar— solté un sollozo— Me cuesta caminar, y no en el aspecto físico, me duele seguir Ariane. Ya no puedo más.

Avanza y corta el poco espacio que nos queda, abrazándome con sus suaves brazos, susurrándome palabras tiernas de consuelo.

 ¿No entendía como una familia podía ser tan destructiva?, abecés separarse suele ser más sano que seguir enjaulados a los problemas y llevarse consigo a los demás.

—Lo siento Brisley, lamento traerte más problemas con mis intervenciones— me suelta y mira mi cara—No es mi intención, pero sabes que no puedo evitarlo— ríe— Soy como un imán, me atraen y yo caigo.