Espontaneidad ¿Qué es eso? Se refiere a comer una cebolla sabiendo el mal olor que te cargaras, o meterte en una manada de perros teniendo en cuentas que pueden morderte, solo tal vez aventarte al fuego sabiendo que puedes quemarte. ¿Qué es en realidad? Supongo que al ser contra la razón no incluye emociones sino más bien involucra al instinto. ¿Será que el amor es así?
Creo que yo jamás sería capaz de dejarme llevar por el corazón y dejar de pensar. Me convertiría en una Tonta.
Se actúa con la cabeza, se trabaja con las manos y ser quiere con el corazón. No debo olvidar esta regla de oro
—Oye Edmond, preferirías que te llame por tu nombre o apellido— arruga los labios
—Me da igual— se encoje de hombros, pero al ver mi expresión repite— Supongo que queda a elección tuya.
—Pues a mí me gustaría que me hablaras por mi nombre
—No lo haré— remilga— Así que estamos a mano
Me cruzo de brazos mirándolo mal mientras trata de reprimir la risa, comienza a frustrarme la forma en que parece tomar la vida, sin preocupaciones. Los pies me duelen tampoco es como que hayamos caminado tanto después de que nos escapáramos literalmente, solo que y evito a mares todo lo que tenga que ver con mover los músculos, lo detesto además tardo hasta un mes con dolor en las piernas. Siento unas terribles ganas de tener una charla grandísima sobre cualquier tontería ¿pero de qué? No siento agradable llenarnos de silencios incomodos y tampoco me gusta quedarme con el pico cerrado mucho tiempo.
Piensa Brisley. Piensa Bruns
—Sigues ahí Edmond
— ¿sí? — habla bajito
— ¿Sabías que los calamardos tienen los ojos gigantes? — Entreabre la boca—Del tamaño de nuestra cabeza para ser más exactos.
Tarda en comprender un momento es algo raro verlo arrugar las cejas y que sus cabellos despeinados se alcen de manera dramática es un bipolar pues sonríe de manera enigmática. Aunque lo que dije no es ninguna mentira me siento como una tonta creyéndose la sabelotodo.
— ¿un qué? — Pregunta incrédulo
—Un calamardo— menciono ¿pasara algo?
— ¿y qué es eso?, No te puedo tomarme enserio esta conversación si haces eso, Brisa
Muerdo mis labios, no entiendo nada. Por lo que percibo pronto entrará el invierno, las hojas de los arboles están cayendo en todos los lugares, en la carretera transitan muchos carros, y las abarroteras se llenan de mujeres comprando comida.
— ¿has visto Bob esponja? — hago como que no escuche lo otro
—La esponja amarilla tonta y habladora— inquiere
—Si ese, recuerdas al pulpo gruñón—asiente— Pues de ese hablo
— ¿y por qué lo llamas así?, olvídalo eres rara de todas maneras— un sonido fuerte hace que me sobresalte— ¿No es un calamar?
Vale, yo no soy normal cuando me lo propongo.
—No tengo la menor idea, de todos modos vienen siendo de la familia.
Tarda observando fijamente como si tratara de encontrar una respuesta en mis expresiones no se ni por qué me remuevo. Esperen. ¿Desde a qué horas quedamos estáticos?, Genial hora de seguir.
—Si te escucharan hablar mis compañeros estarían morbociandose frente a tus narices— no entendía nada, que me habrá querido decir. — ¿sabes a que le llaman calamardo?
Sonríe con malicia, no debe de ser nada bueno. No debo de preguntar, evítalo. Una alerta suena en los pensamientos.
Peligro de seguro
No le hago caso al ver su incitación. Qué más da tengo curiosidad.
— ¿A qué? — Oh Dios que hice
— ¿Segura que quieres saber? — arquea las cejas y yo asiento.
Señala con los ojos su… Eeeee. Como lo digo, me pongo roja de los dedos hasta la punta de nariz. Qué vergüenza, tapo mi cara no puedo ni mirarlo a los ojos. No me lo puedo creer.
Maldito Ortegas.
Lo miro recelosa ¿Enserio? Aunque pesándolo bien su nariz tiene similitudes al…. Aparato reproductor de los hombres es una chibolita algo gordita eee… Cae de la misma forma, es ovalada, supongo que al tocarlo se siente las mismas dimensiones ¡Ay! como lo explico sin que me muera de los nervios ¿Cómo sé todo eso? Je, crecí con un varoncito en mi casa pero una cosa es verlo y otra escuchar la mención por otra persona y para acabarla de retachar del mismo genero
Todo esto se llena en mi cerebro que no deja de transmitir dichas cosas.
Shuuuu, olvídalo…… Mi inocencia ha sido matada.
—Eres un pervertido— hablo de manera checha
— ¿yo? — Se señala de forma dramática— Si fuiste la que me presionaste debo de recordarte que yo no quería
No para de carcajearse mientras se agarra la panza con fuerza girando la cabeza al mismo tiempo. Eso me enfuria. Nunca me ha gustado que tomen mis desgracias para alegrase el rato, lo detesto. Quizá porque de pequeña no se cansaban de hacerlo.
—Si era eso no me hubieras dicho
—Como si te fueras a quedar callada— me encara
Eso es cierto una vez que estoy picada no paro hasta saberlo todo. Me dedique a escudriñarlo un poco y percibí el pequeño dijecito de oro en su muñeca, era una S encerrada en un circulito y dentro de ella había una E, la parte donde lo traía estaba blanca así que supongo no se lo quitaba nunca. No recordaba que yo haya tenido uno que fuera especial para mí, tampoco es como estuviera llena de amigos. Entre en melancolía al recordar de lo que ha sido de mi vida.
Camine más rápido indignada, esquivando plantas, carros y hasta patee a un pobre perro que lloro revolcándose en el suelo. No me importaba. El maldito uniforme estaba acalorándome, cuanto deseaba quitarme esta sotana, los rayos de sol me pegaban de frente tenía la frente caliente y los ojos entrecerrados por el momento.
—Te cuento algo— una vos resuena entre la brisa
Lo había olvidado Edmond. Otra lista sumada a mis problemas
— ¡ya cállate! — Grito— Me desesperas.