Y si fuera... ella

Extra #5

Más tarde, Thiago estaba ayudando a Linda a esparcir semillas mientras Sonia se bañaba, aprovechando los únicos ratos libres que tenía con ella; ya que el resto del tiempo, lo dedicaba a enseñar a su hermana.

Linda estaba concentrada en lo que hacía cuando notó que le colocaban una rama tras la oreja.

—¿Qué...?

—No, no te la quites —advirtió Thiago maravillado—. Es una flor que encontré por ahí. 

Era una flor con pétalos rosas y blancos, que lucía perfectamente con el marrón de su pelo y color de ojos. 

Linda suspiró entre enternecida y enfadada. 

—Sabes que no me gusta matar a las plantas para tenerlas como accesorios.

—No la he arrancado, ya estaba caída y aproveché para ponértela —explicó él—. ¿Sabes que la flor tiene el mismo tono de tu piel y de tus mejillas?

—Qué preciosas cosas dices. ¿Y qué flor crees que se me vería bien a mí, Thiago?

Sonia apareció detrás del borde de la puerta, sorprendiéndolos a ambos.

—¿Y bien?

—Pues eh... tal vez una amarilla. Por el pelo.

—Sí. ¿Algo así como un girasol?

—Tal vez.

Sonia inclinó su cabeza y entrecerró los ojos con humor.

—Venga, ¿Por qué no me comparas con los girasoles de una manera tan bonita como lo has hecho con Linda?

La susodicha se encogió en su sitio, sin mirarla. 

—No sé, me salió solo —se excusó Thiago.

—¿Acaso no te sirvo de inspiración yo también? —De repente la expresión alegre de Sonia cambió—. Ya sé, es porque no soy lo suficientemente bella.

—Para nada, eres una belleza pero... ¿Linda?

Ella pasó delante de Thiago en dirección a la casa. Thiago fue tras ella sin pensarlo dos veces, mientras Sonia se quedaba con una ceja levantada ante la escena que acababa de presenciar.

—Linda, espérame —insistió de nuevo—. ¡Linda!

—No, déjame. ¿Por qué no te quedas con tu chica perfecta, Thiago? Ella es rubia, aunque teñida; tiene ojos azules aunque te aviso que son lentillas. Y además, es tan guapa como te gusta y seguramente su cuerpo tampoco te da problemas, no por arte de magia sino porque está en gimnasios y con tratamientos de inyecciones todo el maldito tiempo por donde vive. En fin, parece ser tu tipo de todas formas. 

Thiago disimuló una sonrisa.

—Yo solo te quiero a ti, por favor. Como hombre, te soy sincero y te digo que es atractiva. Aun así, sabes muy bien que no preferiría a otra que a ti.

Linda rodó los ojos, evitando caer en su mirada y creerle como una ingenua. Pero Thiago tampoco deseaba que su mente imaginase cosas que no eran; así que la besó para que todo posible pensamiento negativo se esfumase de su mente.

...Sin detenerse a pensar en que tal vez podrían estar siendo observados. 

***

Al cabo de poco tiempo, Sonia demostró a Linda que ya era capaz de hacer algunas cosas por su cuenta. Ella la seguía supervisando de todas maneras, durante todo el día, hasta la hora que normalmente acababan todo y se iban a acostar.

Thiago y ellas apenas habían cruzado palabra aparte de la hora de las comidas desde que llegó. Y tampoco es que hubiesen sido muy amenas. 

Él ya estaba conciliando el sueño, cuando de repente, oyó unos toques a la puerta. Se levantó confundido y algo molesto, sin pensar en que detrás de la puerta hallaría a Sonia vistiendo una bata de seda blanca muy fina.

—¿Qué ocurre? —preguntó con la voz pastosa. 

—No puedo dormir —mencionó en un susurro—. ¿Te apetece hablar afuera?

—¿Por qué no se lo pides a tu hermana? 

Sonia se mordió el labio, agachando la mirada.

—Creo que ya ha quedado bastante claro que no nos llevamos bien. Siento que tú y yo nos podemos entender mejor, y prefiero hacerlo contigo, si no te importa.

Thiago pensó rápidamente las cosas y, al no ver ninguna excusa posible, aceptó. 

—Claro, vamos.

Thiago acompañó a Sonia fuera de la casa, hacia el patio, donde podía verse un hermoso paisaje de la noche en su esplendor.

—No suelo apreciar estas cosas, pero me encanta ver este cielo.

—Una de las cosas buenas del campo —acordó él. 

—Tal vez la única —especificó ella sin apartar su vista de ese punto—. No estoy hecha para este tipo de ambiente, lo tengo claro. Si no son los bichos, es la falta de cobertura del móvil, la falta de servicios —ese comentario hizo reír a Thiago—... y sobretodo, el agua.

—Asusta, ¿no?

Sonia hizo una mueca y ambos acabaron riendo.

—Tener que esperar unos segundos para que el agua sea potable y transparente no es normal para mí. Por un despiste me puedo contaminar —se quejó—. Supongo que cuando toda tu vida ha sido así, no resulta un problema. 

Thiago negó. 



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En el texto hay: cuento, amor, cliche invertido

Editado: 07.01.2019

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