Entré a mi casa luego de haber estado unos diez minutos afuera pensando en lo que había descubierto hoy, era tan poco saber su nombre, pero las oportunidades que se me abrían me hacían poner los pelos de punta.
Al llamar a Luke hace unos minutos mi corazón se iba a salir de mi cuerpo, tenía una sensación de tristeza extraña en mi cuerpo, como que la melancolía de todos estos años se había hecho más fuerte aún y se había soltado de sopetón al saber algo tan simple como el nombre de mi madre.
Luke se ofreció irme a buscar donde me encontraba, pero me negué. Le fui explicando toda la odisea mientras el taxi me llevaba de vuelta a casa.
Cuando dejé mi chaqueta y mi bolso sobre la silla del comedor me di cuenta que mi estómago sonaba de una manera desesperada. Grité el nombre de Thiago para que supiera que había vuelto y unos pocos segundos después escuché como bajaba las escaleras.
-Preparé la cena. - dijo dándome un beso en la frente.
-Muero de hambre.
-Ya veo.- río.- Estás hasta un poco pálida.
Toqué mi cara instintivamente y le sonreí indicándole que estaba todo bien.
Lo seguí hacia la cocina y me senté en una de las sillas mientras Thiago servía las legumbres en los platos.
-Se ven ricas.- dije metiendo la cuchara en la comida.
-¿Al final que le compraste a tu amiga?.- preguntó metiendo una cucharada de legumbres a su boca.
Me lo quedé mirando confundida y mi boca se abrió cuando entendí a qué se refería.
-Unos aros.- dije apenas se me cruzó por la cabeza.
Asintió con la cabeza y siguió devorando su plato.
-¿Cómo te fue en el trabajo?.
-Bien, ahora que conseguí el ascenso me dejaron en una oficina más grande así que estuve toda la mañana traspasando mis cosas.
Me reí sabiendo lo que odia ordenar sus cosas. Thiago es de esas personas que mantienen todo ordenado, pero en la posición que siempre han estado, nunca se preocupa de hacer cambios ni nada.
-Y...- dijo haciendo un redoble de tambores con sus manos.- Ya saqué los pasajes para nuestro viaje, mejor dicho, el tuyo ya que el mío me lo da la empresa.
Abrí mis ojos con felicidad e hice unos saltos sobre la silla. Una sonrisa apareció en mi rostro que rápidamente se esfumó cuando pensé en decirle o no lo que había descubierto de mamá.
Hice una mueca no queriendo arruinar el momento.
Luego le diría. Lo prometo.
-Nos vamos la última semana de junio. - dijo sacándome de mi trance existencial.
Asentí con la cabeza entusiasmada y nos pusimos hablar sobre qué lugares podríamos visitar en una semana y me explicó, en palabras simples, a lo que él iba en nombre de su empresa. Luego de eso subí a mi habitación. Cambié mi ropa y me lancé a mi cama mientras me acurrucaba en los brazos de Morfeo.
.
-No puedo creer que hayas hecho eso.- dijo Alice después de contarles a mis amigas como había descubierto en nombre de Adelaide.
-Me sentí en una película. - dije tomándolo a broma, pero en el momento claramente no era eso.
-Adelaide.- dijo Sam como si procesara el nombre de a poco. Me miró y tomo mi mano para apretarla en apoyo. - ¿Qué harás ahora?
-Buscarla supongo...- dije haciendo una mueca. Me reí por lo boba que había sido mi respuesta. - Pero no tengo idea como hacerlo.
-¿La buscaste en Google?.
Negué con mi cabeza y Alice me miró incitándome a hacerlo. Hice una mueca y arrugué la cara a lo que mis amigas rieron.
-¿Es normal ponerme nerviosa?.
-Claro que sí, es tu madre... Piensa que no conoces nada de ella, ni siquiera su cara, es normal que te produzca algo saber algo de ella.
Teclee en mi celular su nombre completo, pero nada salió.
-¿No estará muerta?.- pregunté haciendo una mueca.
Sam soltó una carcajada y golpeó mi brazo.
-Qué cosas dices, tonta.- dijo negando con su cabeza.- No todo el mundo sale en Google, con esto solo descartamos la idea de que sea una abogada famosa o una cirujana destacada.
Asentí con mi cabeza dándole la razón.
-Ya van a tocar el timbre.- dijo Alice parándose del piso donde estábamos sentadas, acción que Sam y yo imitamos.
-Por lo menos está clase es relajada.- dijo Sam alargando las "a" de la última palabra y poniendo sus brazos alrededor de nuestros hombros mientras caminábamos hacia nuestro salón.
Se podía decir que las clases de patrimonio cultural eran geniales.
El profesor simplemente nos ponía un video sobre nuestra ciudad y nuestro país y se sentaba en su silla mientras veía no sé qué cosas en su computador, y cuando no hacía eso, pues salía de la sala a cotillear con los demás profesores que tenían horas libres.
No debería hacer eso, pero nosotros lo manteníamos en secreto porque nos convenía, ya sea para estudiar otras materias, hablar o incluso dormir.
Aaron había faltado a clases y Alice estaba sentada sola atrás de nosotras. Yo estaba repasando la materia de otra clase y sentí como Sam se paró y se sentó con Alice, supuse que era para cotillear ya que yo estaba en mi propio mundo.
Al rato vi de reojo a un cuerpo utilizar el asiento donde hace unos minutos Sam estaba sentada. Giré mi cabeza y vi a Luke mirándome con una sonrisa y con sus brazos cruzados sobre la mesa.
Lo miré y me reí por la forma en que me miraba.
-¿Qué pasa?.
-Nada.
Fruncí el ceño divertida y dejé el lápiz a un lado y me di vuelta para estar frente a él.
-Estoy bien si eso te estas preguntando en tu retorcida mente. - le dije sabiendo que habíamos quedado en hablar sobre el tema de Adelaide.
-¿Thiago sabe?.
Negué con la cabeza sintiéndome un poco culpable.
-Emma, tal vez él pueda ayudarte.
-Lo sé Luke, se lo diré. - dije encogiéndome de hombros. Me miró doblando su cabeza en forma de "¿En serio?".- Lo prometo.
Me reí por la sonrisa que dejo mi comentario. Se quedó mirándome un momento y me sentí regocijada por tenerlo a él apoyándome en esto. A cada una de mis amigas se lo agradecía eternamente, pero a Luke...