¿y si lo intentamos?

Capítulo 13: Charla

Hace unos pocos minutos había sido el partido de Ian y Luke, luego de todo el alboroto nos acercamos a saludar a Luke y no pude evitar sentir la mirada quemadora de Eleanor en mi nuca. Cuando chocábamos miradas no me permitía bajarla primero hasta que alguien se dirigía a mí o a ella.

No me gustaba este enfrentamiento que estaba teniendo con ella, pero no lo podía evitar.

Cuando salimos de las canchas, Ian se ofreció a irme a dejar a casa, pero le mentí diciendo que Thiago me esperaría a la vuelta simplemente para evitar la compañía de Luke y Eleanor en el mismo auto.

Por lo menos la excusa era creíble.

Me despedí de todos y cuando llegué miré a Luke y Eleanor, este me dio una mirada de disculpa y murmuró un "Hasta luego Em" seguido de un movimiento de mano de su novia lo que pareció una despedida.

Caminé por las cuadras de la ciudad pensando en mamá, en Sam y hasta en Luke. ¿Qué más podía hacer? Caminar me ponía como... reflexiva.

Me debatí a mí misma si decirle o no a Thiago, a pesar de que cuando le conté mi idea me dio su apoyo incondicional, nunca más lo vi preocupado por el tema, no me preguntaba cómo iba o si tenía alguna idea. No quiero pensar que no le interesa, pero si entiendo lo que él siente; buscar a la mujer que me abandonó es un poco incoherente y ocupa mi tiempo y mi energía. Tal vez si yo estuviera en sus zapatos llegaría a sentir hasta molestia por ser tan boba de buscar a esa mujer.

Pero Thiago no lo dice porque en parte es mi decisión y es mi peso de conciencia.

Hay veces que por mucho que nos duelen las cosas debemos hacerlas por lo mismo, para superar ese dolor que nos aqueja y nos hace sentir un peso innecesario sobre nuestros hombros.

Cuando llegué a la calle de mi hogar, vi que las luces estaban apagadas. No sé por qué, pero últimamente no me había agradado mucho estar sola en casa.

Abrí la puerta e hice una nota mental sobre hablar con Thiago para tener un perro.

Hice lo de siempre, caminé hacia la cocina, me serví cereales, me quité los zapatos, me tiré al sofá, prendí la televisión y cuando ya me sentí lo suficientemente somnolienta subí a mi habitación.

Cuando estuve recostada en la cama con el celular sobre mi vientre me odié por desear que sonara y ver el nombre de Luke en la pantalla. Nunca me pregunté a mi misma porque Luke nunca había estado interesado en mí, no era una chica fea pero tampoco era el siguiente top model, mi físico era común, mi abdomen era flácido, nada que ver con las chicas fit de la televisión, pero nunca había sido un lío para mí.

En fin, me consideraba una chica atractiva.

Luke siempre decía que le gustaba como era yo, mi carácter dócil, pero a la vez fuerte para no permitir dejarme pasar por nadie, no era una chica a la que le gustaban los problemas, de hecho, de mis amigas era la más cobarde cuando se trataba de hacer cosas nuevas. Nunca me había escapado de casa y no me gustaba dejar el colegio de lado por cosas secundarias.

Luego de autoanalizarme, la cara de Eleanor apareció en mi mente. Fruncí el ceño y tomé un cojín para apretarlo sobre mi cara.

Adiós mundo cruel.

Mentira, es broma. Pero me molestaba que Eleanor fuera el tipo de Luke.

La mujer era bastante linda. Pero su personalidad era completamente diferente a la mía. Eleanor es de esas mujeres a las que se le puede calificar como "loca" pero no de esas locas de manicomio, sino que loca en el sentido de que siempre andaba riendo por todos lados y moviéndose exageradamente.

El problema que yo veía en ella era que de un momento a otro su cara de felicidad podía cambiar a una cara de asesina. Y ya me había tocado ver a Luke haciéndole gracias a Eleanor para que esta cambiara su cara de póker face.

Aigh.

Cuando escuché como Thiago cerraba las puertas del auto me metí rápidamente bajo las frazadas y me hice la dormida.

Que cobarde eres Emma Jones.

Ya encontraría el momento indicado para decirle lo que había descubierto.

.

-Siento que ya no encajo en este mundo, tal vez debería tomar una soga y usarla de collar alrededor de mi cuello para que esta gris vida se convierta en un arcoíris cuando vea a un ángel venir por mí.- dijo Samantha leyendo un párrafo del libro que nos estaban haciendo leer para la clase de Lengua.- Pero que cosa tan dramática.- dijo rodando sus ojos mientras cerraba el libro con exageración.

Me reí porque era verdad, todo el libro era un constante deseo de muerte del protagonista que luego se calma cuando se da cuenta que no estaba tan solo como creía.

Cuando sonó su celular, me llamó la atención la rapidez con la que lo vio. Fruncí el ceño cuando vi una sonrisita salir de su boca.

Sam se dio cuenta que la estaba mirando e inmediatamente se encogió de hombros.

-Este grupo de lectura en el que me metieron es muy gracioso. - dijo refiriéndose al mensaje.

Asentí con la cabeza no cien por ciento segura.

Samantha Simons soy tu amiga desde hace diez años, tu no me engañas.

Me hice la tonta y seguí viendo unas cosas en mi celular. La clase que venía ya era la última y pronto podríamos irnos a casa, en mi caso me tendría que quedar en la biblioteca a una charla que harían de la Universidad a la que quiero ir, y justamente el que daría la charla sería un trabajador social.

.

Cuando llegué a la biblioteca me intimidé un poco por la cantidad de gente que había. Algunos estaban de pie hablando entre ellos y otros estaban sentados esperando al que daría la charla. Inflé mis cachetes y cuando vi quien daría la charla el aire dentro de mi boca salió expulsado abruptamente.

El chico no tenía más de 25 años, tenía el pelo cortado estilo militar, su piel era morena y unos ojos almendrados preciosos.

Pues aquí me quedo yo.

Estaba sentada viendo un folleto que me habían pasado y una voz hizo que mi cuerpo fuera a Marte y luego volviera.




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