Me desperté con la alarma y fue el despertar más genial de mi vida. Hoy viajábamos a nuestro destino y podía ir saltando en un pie en todo el trayecto. Mi estómago dolía por los nervios que sentía, pero nada me quitaba la felicidad.
Lo único que pedía era que no pasara nada que interviniera en este viaje. Era demasiado para ser real y no quería despertar de este sueño.
Estábamos a domingo y llegábamos el domingo próximo. Nuestro vuelo salía en unas diez horas por lo que Thiago insistió a irnos temprano porque que teníamos que tomar un vuelo a la capital de nuestro país y de allí tomar el vuelo internacional.
Me bañé tranquilamente y cuando salí lavé mis dientes y sequé mi cuerpo. Me puse una ropa cómoda, agradecía que adonde íbamos la primavera estaba terminando para seguirle el verano por lo que únicamente empaqué ropa fresca y cómoda.
Estaba en mi baño peinando mi cabello cuando escuché que la puerta de la habitación se abrió.
-No me vengas a apurar Thiago, estoy bien con el tiempo, es más, estoy adelant...- mi frase se interrumpió cuando vi el reflejo de Sam en mi espejo. Me di vuelta dando un salto y la abracé viendo a Alice sentada en mi cama con una sonrisa en la cara.
-¿Qué hacen aquí?.- dije con una sonrisa de oreja a oreja en mi cara. Me sorprendió verlas aquí ya que la noche pasada habíamos hablado y ya se habían despedido con sus buenos deseos.
-Vinimos a darte los buenos deseos en persona.- dijo Alice parándose para darme un abrazo.
De mi boca salió un sonido parecido a un "oum" más alargado y abracé a mis dos mejores amigas.
Quise golpearme cuando la imagen de Luke entrando a mi habitación apareció en mi mente. Mi imaginación sobrepasa la realidad de lo que puede pasar.
Me olvidé de eso y conversé con mis amigas.
-Ian te manda saludos.- agregó Alice.- Dijo que trataras de no perderte y que le trajeras algún regalo de allá.
Asentí con la cabeza riendo y me dirigí al baño para sacar las cosas que debían ir en la maleta.
-¿Tienes tu maleta lista?.- preguntó Sam.
-Casi.- dije echando todos los productos de mi aseo personal en un estuche gigante.- Me falta echar algunas cosillas.
Subí mi enorme maleta a la cama y mis amigas hablaban mientras yo guardaba las últimas cosas y trataba de juntar todo para ahorrar espacio en la maleta. Me reía de sus comentarios y de los chismes que de pronto contaban.
-¿Luke no te ha hablado?.- preguntó Sam ganándose un codazo de Alice.
Reí por la escena y negué con la cabeza. Ambas hicieron una mueca y cambiaron de tema.
Cuando cerré mi maleta y le puse el candado habían pasado unos cuarenta minutos desde que mis amigas habían llegado.
Bajé la maleta como pude por las escaleras con la ayuda de mis amigas y vi a Thiago hablando por teléfono al lado de su maleta negra.
-Siempre diré que si tuviera la edad de tu tío no dudaría en pedirle una cita.- susurró Sam a mi lado, Alice lanzó una carcajada y con señas indicó que ella igual lo haría. Yo solo rodé mis ojos con gracia y negué con la cabeza.
-¿Estás lista?.- dijo Thiago hablándome a mí. Asentí entusiasmada y vi como Thiago guardaba unos papeles en su mochila.
-Es hora del adiós.- dije dándole dramatismo a mi frase.
Sam hizo un puchero y río.
-Por lo menos es solo una semana.- dijo abrazándome.
-Tomen apuntes por mí.
Alice asintió con la cabeza dándome un abrazo apretado.
-Bueno chicas, adiós.- dijo Thiago despidiéndose de mis amigas con un abrazo paternal.
Todos salimos de la casa e hice un rápido repaso mental para verificar si no se me quedaba nada. Esperamos al taxi mientras hablabamos de la escuela y de adonde iríamos en Nueva York.
Cuando vimos el taxi asomarse me despedí de mis amigas nuevamente mientras Thiago le pasaba nuestras maletas al chofer.
Subimos al auto y me despedí con mi mano de Sam y Alice en el momento en que el taxi arrancó.
-¿Estas nerviosa?.- preguntó Thiago mientras entrabamos al aeropuerto.
-Un poco.
Sonrió y chasconeó mi cabello a lo que respondí con un golpe nada femenino.
El aeropuerto de nuestra ciudad era pequeño ya que los vuelos salían solo al resto del país. Nos dirigimos al mesón donde estaba la azafata y entregamos nuestros pasajes, nos dio un papel donde salía la hora en la que salía el vuelo, la puerta donde embarcábamos y nuestros asientos, por suerte había quedado al lado de Thiago, aunque solo fuera una hora de vuelo.
El vuelo salía en una hora más por lo que Thiago se fue a sentar a unas sillas que estaban cerca de nuestra puerta de embarque y yo lo acompañé mientras veía como hacia sus cosas de trabajo en su computador.
Veía mi reloj cada cinco minutos y peor, veía mi celular con la esperanza de ver el nombre de Luke en la pantalla.
Suspiré y me rendí a esperar los cuarenta minutos que quedaban para empezar a abordar nuestro vuelo.
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-¡Sí! Por fin.- dije poniendo mi mochila en mi espalda.- Vamos.- dije apurando a Thiago.
Ambos mostramos nuestros pasajes y caminamos por el pasillo que llevaba a la puerta del avión. Buscamos nuestros asientos y nos acomodamos.
-Les informamos a los pasajeros que desde este momento sus celulares deben permanecer apagados.- dijo el piloto por los altavoces, en cuanto éste término las azafatas empezaron a dar las indicaciones para nuestra seguridad.
Apagué mi teléfono, nuevamente decepcionada por no ver el mensaje de Luke en la pantalla.
La hora de vuelo se pasó rápida, básicamente porque dormí todo el tiempo en el hombro de Thiago, cuando llegamos, me despertó con un movimiento suave, me puse mis lentes oscuros y salimos del avión para nuevamente esperar un montón de tiempo para el otro vuelo.
Recogimos nuestras maletas y nos dirigimos a la parte internacional del aeropuerto. Mi celular vibró y lo revisé inmediatamente con la esperanza de que fuera de la persona en la que he estado pensando todo el bendito día.