Día 5.
Hoy Thiago tenía todo el día ocupado por lo que caminaba sola por las calles de Nueva York, chocaba una y otra vez con las personas que paseaban por el Times Square y, además, en todas mis fotos había una persona de colada. Entré a un McDonald's para almorzar y no tenía a quien llamar puesto que todos mis amigos estaban en clases a esta hora.
Hoy había sido un día muy tranquilo, me desperté tarde y mis pies pudieron descansar bien luego de la ajetreada noche de ayer, había caminado todo el día por el Times Square, comprando regalos, cosas para mí y cosas que Thiago me había encargado por si las veía.
Habíamos quedado que en la noche iríamos a cenar a algún restaurante y luego iríamos a una obra de Broadway por lo que Thiago me había mandado a ver cuáles eran los horarios, me decidí por Wicked, que era una obra que nunca había visto pero de la que siempre escuchaba.
Cuando había terminado de comer mi hamburguesa y mis papas comencé a caminar nuevamente por todos los lugares que aún no conocía.
Luego ya de unas dos horas me dirigí al hotel porque mis pies no daban más, dormí una pequeña siesta que se vio interrumpida por unos golpes en mi puerta. Me levanté media adormilada sin importarme en las fachas que estaba.
Mi vista enfocó un guapo muchacho fuera de mi habitación que me miraba con una sonrisa en la cara, quise cerrar la puerta en su cara, bañarme y ponerme decente y luego recién abrir la puerta.
-Creo que me equivoqué de habitación. - dijo con un inglés fluido y pude entenderle que se había equivocado. Hizo una especie de reverencia y se dirigió al elevador.
-¿A quién buscas?.- dije torpemente con mi inglés básico .
-Thiago Jones.
Le apunté la habitación de al lado porque no quería parecer tonta buscando las palabras correctas en inglés.
Me sonrió en forma de agradecimiento y me apresuré a decirle que estaba en su trabajo. Hizo una mueca y me dio una tarjeta con su número y me dijo algo que no entendí ni en lo más remoto.
Solo sonreí y asentí, se dirigió al elevador y antes que las puertas cerraran me sonrió nuevamente.
Entré al baño y me vi al espejo, una parte de mi cabello parecía una mota despeinada y tenía la almohada marcada en la cara. Rayos.
Ni un amor de verano podré tener.
Me acosté en la cama y esperé a que Thiago llegara.
**
Ya estaba vestida mirándome al espejo retocando lo último, no tenía mucha idea de cómo iban las personas al teatro de Broadway por lo que me decidí por un vestido color crema sencillo ligero, un collar grande para darle color a mi atuendo y unos zapatos con un tacón considerable para caminar.
Al salir por el pasillo me encontré con Thiago esperándome, tenía puesto un terno negro sin corbata y con los primeros botones de la camisa desabrochados que le daba un aspecto formal pero ligero.
-Que guapo.- le dije mientras caminábamos al elevador.
-Tu igual esta muy linda, de tal palo tal astilla.
Ambos reímos y por un momento sentí que caminaba con un padre de sangre.
Le conté el vergonzoso episodio de hoy y le di la tarjeta del individuo que osó a interrumpir mi sueño, por muy guapo que fuera.
Cenamos y nos fuimos al teatro. Al llegar las brillantes letras que decían "Broadway" me dejaron encantada y ni hablar del interior del lugar. Los asientos eran rojo oscuro y cubrían todo el primer piso, alcé mi vista y unos pilares rojos contenían dos pisos más donde también había asientos.
Nos sentamos y la obra comenzó.
Día 6.
Estaba en la habitación de Thiago tirada en el sillón cambiando los canales mientras él estaba haciendo unos papeleos, todos estos días había visto películas en inglés así que entendía el 10% de todo y en gran parte gracias a las imágenes.
Eran casi las cinco de la tarde. En la mañana fuimos al Museo Metropolitano de Arte, visitamos la catedral de San Patricio, fuimos a la Biblioteca Pública y todo el resto del día hasta hace poco lo habíamos pasado en el Bryant Park que era un área verde enorme donde almorzamos en un foodtruck. Sacamos un centenar de fotos y volvimos al hotel para descansar y luego salir a otro lugar.
Oh pero claro ese no era el plan de mi querido tío.
-Hoy tengo una cena.- dijo Thiago ordenando unos papeles.
-¿Sí? ¿Así tipo despedida?
-Sip, es un restaurante que he visto en fotos y se ve bastante bueno.
-Que genial, tienes que sacarles muchas fotos. - dije viendo como pasaba por el canal 31 por tercera vez.
-No será necesario. - lo miré confusa y por la mirada que tenía en su cara pude deducir que yo estaba incluida en esa cena. Me sonrió inocentemente.
Hice una mueca exagerada de no querer ir. Nunca me habían agradado las cenas de negocios de Thiago, porque hablaban cosas muy aburridas, unas que otras veces Thiago había invitado a sus compañeros a comer a casa y no eran desagradables, de hecho, eran bastante chistosos pero los temas de los que hablaban hacían que la lechuga de mi plato pareciera más interesante.
-Ay vamos, la última vez que fuiste a una cena conmigo fue hace como cinco años.
-Sí, y me aburrí exorbitantemente las tres horas que estuvimos ahí. No sé cómo tus compañeros podían hacer durar tanto la comida.
Thiago soltó una carcajada cuando recordó esa cena. Como yo no hablaba solo comía así que la comida no duraba mucho en mi plato y tenía que esperar a que los demás comensales terminaran de comer.
-Vamos, acompáñame, estás más grande, ahora tal vez no te aburras tanto.
Lo pensé un momento y decidí.
-Está bien.- dije mirándolo con mis ojos entrecerrados. Me dio una sonrisa mostrando sus dientes y siguió con lo suyo.
-¿A qué hora es?
-A las 8.- aún quedaban unas tres horas así que podía arreglarme tranquila.