¿y si lo intentamos?

Capítulo 25: Cómplice

Caminaba por las calles de la ciudad camino a mi encuentro con Leo, hace días que no salía de casa y ya me sentía una ermitaña hostil con el exterior. Leo estaba de vacaciones por lo que nos pusimos de acuerdo para salir, lo que sinceramente necesitaba para despejarme de lo del día de ayer donde había encontrado una foto mía con Luke debajo de la cama y la pulsera que me gane el día de la feria de último día del mes.

Había estado sensible todo el día.

Ahora nuevamente me encontraba bien auto convenciéndome que nada había pasado.

Iba llegando al punto de encuentro que habíamos acordado y a lo lejos pude divisar su cara sonriéndome mostrando sus dientes, automáticamente se la devolví. Este hombre transmitía una energía muy especial.

-Pensé que te habías quedado dormida.- dijo saludándome con un beso en mi mejilla.

-Exagerado, son apenas las...- dije viendo mi reloj.- 18:41, solo unos pocos minutos tarde.

Ambos reímos puesto que la hora de llegada tenía que haber sido a las 18:30.

-¿Dónde quieres ir?.- dijo mientras emprendíamos nuestro camino a cualquier lado.

-Solo caminemos.- dije sonriendo y sintiéndome en paz, cosa que hace mucho no sentía.

Asintió con la cabeza y metió sus manos en los bolsillos dándome una sonrisa encantadora.

**

-Y así es por lo que terminamos. - dijo Leo terminando de contarme la historia con su ex novia. Al principio no quiso contármela, pero luego de mi insistencia logré que lo hiciera.

-Por lo menos terminaron de buena manera.- dije mirando mis pies.- Lo que es malo terminar y odiarse.

-¿Has terminado así alguna vez?.- me dijo con curiosidad.

Negué con la cabeza.

-Lo dijiste como si supieras de eso. - dijo.

-No exactamente, pero he tenido una experiencia similar.

Asintió con la cabeza y para mi curiosidad, no preguntó más.

-¿Tu sueño más grande?.- pregunté después de un momento.

-Mmmh.- dijo pensando en la respuesta.- Esto va a sonar súper cursi.

Río y pude ver sus mejillas levemente rosadas a lo que sonreí.

-He escuchado de todo, solo dilo.

-Creo que mi sueño es encontrar a alguien con quien pasar el resto de mi vida... Ya sabes, ese alguien con el que te puedes proyectar a futuro, tener hijos.... Sí, eso sería.

Sonreí con anhelo pues en parte, era algo que yo también quería.

-Es un lindo sueño y créeme, muchas personas lo tienen, la diferencia es que no lo dicen.

Me sonrió de vuelta y golpeó su cadera con la mía.

Nos quedamos un momento en silencio, pero no en uno incómodo. Me quedé observando el cielo que estaba notablemente nublado y se me fue imposible no recordar ese día en la chocolatería buscando el regalo de la madre de Luke. Suspiré con tristeza y metí mis manos en mi abrigo. Hoy hacia un frío espantoso; Leo y yo estábamos con bufandas cubriendo nuestro cuello y con tres prendas encima para amainar el clima.

-¿Cuál es el tuyo?.-preguntó Leo cuando nos sentamos en una banca que encontramos por el lugar. Nos sentamos de tal manera que yo quede apoyada en el reposabrazos y con una pierna sobre el muslo de Leo, con su permiso claro.

Me quede pensando en la pregunta y me sorprendí cuando mi mente no encontró nada que me llenara a tal punto de decir "ese es mi sueño".

Fruncí el ceño al no tener nada que decir.

-Vamos tienes que tener uno.- dijo Leo golpeando suavemente mi pierna.

Negué con la cabeza despacio con la vista perdida pensando que no tenía nada.

-Qué triste es mi vida.- le dije a Leo sorprendida, soltó una risotada la cual yo seguí.

-No te burles, es realmente triste. - dije riendo.

Nos quedamos un momento burlándonos de mi desgracia soñadora y algo en mi cabeza apareció haciendo que mi risa se extinguiera.

-¿Qué pasó?.- preguntó Leo en tono preocupado.

-Nada, nada, es solo que creo que tengo uno pero... Creo que no quiero admitirlo.- dije sonriendo nerviosa.

Leo me miró dándome su incentivo para decir lo que estaba en mi cabeza.

Bajé la mirada y suspiré.

-Tu sabes lo que pasó con mi mamá. - asintió con la cabeza haciendo que prosiguiera. - No sé si es un sueño, pero... Me hubiera gustado que ella haya estado ahí para mí y tal vez me gustaría que si alguna vez la llegara a encontrar tratáramos de construir ese lazo. Estoy completamente abierta a ella pero me da miedo que ella no lo esté. - dije jugando con dedos.

La mano de Leo cayó sobre la mía y nuestras miradas se encontraron pudiendo ver una mirada completamente comprensiva. No sé por qué con el sentía que podía hablarle de cualquier cosa sin sentirme incómoda.

-No pierdas la esperanza ¿Sabes? Puede que pase y puede que construyan juntas esa relación madre hija que siempre tuvo que haber estado.

Asentí con la cabeza ignorando esa vocecilla que se preguntaba "¿Y si tal vez no?".

-Ya, pasamos al lado triste. - dije sacudiendo la cabeza.- Cambiemos de tema.

Le sonreí y él me sonrió de vuelta poniendo su dedo índice sobre su barbilla como si pensara.

-Te invito a comer helado.

Un enorme "Ja" salió de mi boca.

-¿Con este frío? Estás loco. - le dije palmoteando su pierna.

-Claro que no.- dijo parándose y tendiéndome su mano.- Iremos a comer helados de invierno.

Fruncí el ceño confusa y le di una mirada de desconfianza que luego fue reemplazada por una de complicidad cuando tome su mano y lo seguí hacia donde Dios sabe dónde.

**

-No se me habría ocurrido esto.- dije viendo el alimento que tenía frente mío.- Nunca había venido a este lugar.

-Me decepcionas. - dijo Leo con aire de indignación por lo que reí.- Vamos pruébalo.

-No es algo que no haya probado.

-Créeme, no lo has probado.

Tomé la gomita con mis manos y le di un mordisco disfrutando del sabor a limón que se esparció por mi boca.



#43044 en Novela romántica

En el texto hay: amigos, amor, primer amor

Editado: 16.04.2019

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