Octubre
-¡Estas a una semana de celebrar tu cumpleaños!.- dijo Thiago entrando a mi habitación y tirándose a mi cama donde yo estaba sentada como indio.-¿Ya sabes lo que vas a hacer?.
-Supongo que lo de siempre. - dije acomodando un bulto de hojas con un clip gigante. - Hare algo con las chicas acá, compraremos para comer y tomar. Nada del otro mundo.
-¿No quieres hacer una fiesta de esas a las que siempre vas?.
Hice una mueca y negué con la cabeza pues me gustaba ir pero no me encantaban tanto como para hacer una yo misma, todo eso de la organización podía hacerme explotar. Eso siempre le había venido mejor a Alice.
-No, no me veo organizándola. - dije sinceramente.
-Okey, lo que tú quieras está bien.- dijo tomando un cuaderno y echándole unas hojeadas.- ¿Porque tanto color? ¿Sabes cómo eran mis apuntes?.
-No lo quiero imaginar.- dije riendo. Conociendo a Thiago estoy segura que para él existía solo el lapicero negro.
-No puedo creer que el año vaya a acabar.- dijo apoyando su cabeza sobre su mano mientras estaba acostado de lado.- Se ha pasado increíblemente rápido.
Asentí con mi cabeza dándole la razón. Este año había sido muy rápido y lleno de cosas, generalmente todos decían que así era el último año de secundaria, era intenso y sin descanso.
-No te había preguntado cómo estuvo el partido pasado de tu escuela ¿no fuiste?.
-No, no fui. No tenía muchas ganas. Las chicas me dijeron que jugaron súper bien, luego una fiesta donde como siempre hubo locura, drogas, sexo y alcohol.- dije bromeando.
Thiago levantó las cejas y me apuntó con su dedo.- Tu no sales más a esas cosas.
Solté una carcajada e imite su acción.- Mira cómo te hago caso.
Thiago río y negó con la cabeza dándome su desaprobación.
-Iré a hacer de cenar, ¿quieres algo en especial?.- preguntó en el umbral de mi puerta.
-Je je.- dije haciendo una mueca de sonrisa y encogiéndome de hombros.- Ammm, me invitaron a cenar a otro lado.
Thiago se apoyó en el umbral y cruzó sus brazos.
-¿Ah sí? ¿Con quién?
-Con Leo.
-No intento cocinar nunca más para ti.- dijo con indignación. Me reí y le tiré un almohadón en forma de corazón. Thiago lo tomó y lo miró con un pesar actuado.- Lamentablemente mi corazón ya no está entero como este.
-¡Que exagerado eres!.- me paré de la cama y se lo quité de las manos.- Ya, sal. Me comenzare a arreglar.
Thiago dio una vuelta de diva indignada y bajó por las escaleras.
-¡Te quiero!.- le grité.
-¡Yo ya no tanto!.
Cerré la puerta riendo y busqué en el closet algo decente que ponerme. Leo me había llamado ayer preguntándome si quería ir a su casa a cenar, no lo dudé y acepté de inmediato. La relación con Leo últimamente se había mantenido más cercana, vez que nos veíamos la pasábamos excelente, la conversación no se nos agotaba y me hacía reír como foca. Sam me preguntaba cada vez si el chico me atraía de una forma más amorosa, pero yo lo negaba, Luke estaba en mi mente permanentemente y no le iba a dar paso a Leo para que pensara que otra cosa pudiera pasar porque sinceramente no estaba en mis planes.
Era un buen chico que había llegado en el momento incorrecto.
Me había bañado más temprano por lo que solo saqué la ropa y me vestí. Me puse unos jeans celestes, una polera negra y un abrigo negro que llegaba abajo del trasero, terminé el atuendo con unos botines con un poco de taco y un collar dorado que destacaba en el fondo negro de mi ropa. Tomé mi celular y vi la hora. Iba tan solo un par de minutos atrasada.
Bajé las escaleras y me fui a la cocina a despedirme de mi tío.
-Ya me voy.- le dije sonriendo.
-Mmmh.
-¡Thiago!.- le dije abrazándolo por la espalda.- Siempre preferiré tu arroz quemado.
Escuché su risa y se dio la vuelta.- Cuídate, ¿A qué hora llegaras?.
-No tan tarde.
-Sabes que no me gusta esa respuesta.
Me reí y respondí.- Bueno, ¿a las 11?
-Está bien.- dice dándome un beso en la frente.- Que te vaya bien.
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-Hola.- le dije saludando a Leo con un beso en la mejilla.- Pero que bien huele.
-Que linda te ves.
Le sonreí con un leve sonrojo en mis mejillas.- Gracias.
Entré a apartamento de Leo y mis fosas nasales absorbieron el olor a carne asada. El lugar estaba igual que la otra vez salvo por el nuevo cuadro que había en la pared que antes estaba sin nada.
-Me lo trajo mamá.- dijo cuándo me vio observando el nuevo adorno.- ¿Que ves tú?.
El cuadro era bastante abstracto, tenía colores otoñales que combinaban con el beige neutro del lugar. Al verlo podías decir fácilmente que eran manchas de colores, lo curioso era que, al observarlo detenidamente se podían ver figuras de dos personas abrazadas formadas por el fondo blanco, no por los colores.
-Dos personas abrazadas.- dije observando el cuadro con la cabeza ladeada.- Es realmente hermoso, ¿que ves tú?.