Había pasado casi una semana desde que habíamos ido a jugar paintball y los moretones que tenía en mi cuerpo ya se estaban desapareciendo.
El día de hoy había sido casi perfecto, luego de clases finalmente terminamos el trabajo de Idiomas con Javier y luego de eso había salido con mis amigas a comprar ropa, habíamos comido en Dulce Emoción y me había reído como siempre que salía con Alice y Sam. La llamada que recibí de Luke estando con mis amigas fue un poco shockeante pero no la contesté, sin embargo, por mi cabeza pasó la opción de devolverle la llamada llegando a casa.
Con mis amigas seguimos viendo vestidos de gala y viendo las posibles cosas que podíamos comprar para nuestra gala como decoración hasta que finalmente el sol se empezó a ocultar y decidimos volver a nuestros hogares.
Al llegar a casa, inmediatamente Cooky apareció en mi campo de visión moviendo su pequeña cola y con un calcetín en la boca. Ya estaba un poco más grande y el grisaseo de su pelaje estaba más oscuro. Lo tomé en mis brazos dejándole pequeños besos en su cabeza y nuevamente lo dejé en el suelo para que corriera hacia las escaleras como un cohete. Lo seguí a paso lento y escuché la voz de Thiago y sonreí viendo como Cooky entraba a su habitación. Me asomé y me apoyé en el umbral viendo como comenzaba a mascar un zapato.
Thiago estaba de espaldas a mí, viendo por la ventana hacia afuera. Creo que no se había percatado de mi presencia por lo que me quedé ahí hasta que terminara de hablar por el celular.
-Adelaide nunca la ha buscado. - dijo como si evitara elevar la voz. Abrí mi boca y por un momento me sentí completamente confundida. - Sí lo sé, aún no siento que es el momento de decirle todo Sandra… Que Adelaide haya llegado nuevamente a la ciudad me desconcertó.
Por un momento me desestabilicé y la bilis en mi garganta se volvió pasado. Mi corazón latió rápido y mi ceño se encontraba fruncido por la información que acababa de escuchar. Thiago aún no se daba cuenta de mi presencia hasta que se dio vuelta, primero mirando a Cooky y luego levantando su mirada hacia mi.
Sus ojos se abrieron y su boca quiso decir algo, pero nada salió. Nos mirábamos tal como se mirarían dos personas que acababan de descubrir algo, impactados y sin palabras que decir.
-Te llamo luego.- avisó para luego colgar.- Emma…
-¿Desde cuándo sabías acerca de Adelaide?.- pregunté entrando a la habitación.
-Emma, lo siento.- dijo casi ahogado.
-Respóndeme. - exigí con la voz quebrada.
Me quedó mirando un momento con sus cejas juntas y se rascó la nuca nervioso.
-Antes de que tú me contaras acerca de su nombre.
Abrí la boca y mis ojos picaron.
-Supiste todo este tiempo, Thiago.- dije lentamente.- Me viste llorar, me viste frustrada por no encontrar nada de ella… y no me dijiste nada.
-No quería que te decepcionaras Emma.
Thiago se acercó a mí y tomó mis manos mientras sus ojos buscaban mi mirada que estaba pegada en Cooky.
-No quería que sufrieras el posible rechazo de Adelaide, no quiero que sufras por ella-
-Esa es mi decisión. - murmuré. No estaba enojada con Thiago, pero si decepcionado, muchas veces me vio desesperada por la búsqueda de la mujer que me había dado la vida y nunca dijo una palabra a pesar de que yo le había dicho que estaba dispuesta a buscarla y que pasara lo que pasara.
-¿Cómo supiste? ¿Ella te contactó?.- pregunté en un jadeo y con la esperanza de que ella quisiera verme.
-No… su hermana Sandra me comenzó a hablar.
Asentí con la cabeza y suspiré cerrando mis ojos y procesando todo lo que estaba pasando.
-¿Dónde esta trabajando Adelaide?.- pregunté con exigencia de saberlo.- Quiero la dirección.
Thiago me miró con ojos tristes y bajó la mirada para luego dirigirse a su escritorio y escribir algo en un papel.
-Si vas a ir déjame acompañarte Emma.- pidió con las voz cortada.
Negué con la cabeza y respiré hondo.
-No sé cuándo iré.
-Fields.- dijo de pronto.- Ese es su nuevo apellido.
Caminé fuera de su habitación en dirección a la mía sintiendo las patitas de Cooky tras de mí. Entré al cuarto y cerré la puerta mientras apoyaba mi frente en la fría madera. Mis ojos picaron y no por Thiago, sino por tener en un papel toda la información que había estado esperando tener todo este tiempo. Cooky ladró exigiendo atención y yo solo me recosté en la cama dejando mi cuerpo descansar en el suave colchón.
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Ayer viernes, día después haber descubierto lo de Thiago, había hecho mis cosas cotidianas, me levanté, fui a la escuela y luego volví a casa. Por alguna razón no me había topado con Thiago y no sabía si era inconsciente de mi parte o a propósito. No estaba segura. No sentía que estuviera enojada con él, no tenía razones suficientes para estarlo, sin embargo, había un dejo de resentimiento por no haberme dicho nada aun así viéndome mal a veces por el mismo tema, además, en parte quise evitarlo porque tenía un poco de miedo de que me preguntara que iba a hacer ahora pues la idea que tenía en mi cabeza era algo impulsiva y sabía que le encontraría peros porque incluso yo lo hacía, pero en este momento lo que menos hice fue tener un razonamiento lógico. Solo haría lo que mi corazón pedía.