-En serio Samantha, se siente tu ausencia.
-Ay que exageradas son.- dijo mi amiga mientras reía por el otro lado de la línea.- Solo recuerden avisarme cuando hagan un gol.
Alice asintió con la cabeza mientras tenía su celular al frente de nuestras caras mientras hacíamos una video llamada con nuestra amiga. Ya habían pasado unos tres días desde que Sam había despertado y ya se encontraba mucho mejor, de igual manera habían decidido dejarla un poco más en el hospital para verificar que todo siguiera su curso normal en el cuerpo, para nuestra suerte y la suya, podrá estar en la graduación y el baile.
Se escuchó una bocina fuera de la casa de Alice y nos despedimos rápidamente a nuestra amiga, ella nos imitó y a su lado, Javier, hizo lo mismo con un movimiento de su mano. Javier ya estaba de alta, pero pasaba la mayoría del tiempo con Sam y el día de hoy, que era el último partido del campeonato mayor, no podía jugar por el estado en que estaba su pierna por lo que él y Sam se quedarían en el hospital a esperar las novedades por parte de nosotras.
-¡Vamos!.- dijo Alice guardando su celular y acercándose al espejo a arreglar su cabello.- ¿No estas nerviosa?- no alcancé a responder su pregunta y ella ya estaba hablando de nuevo.- Porque yo sí, ¿estaremos a atrasadas?- nuevamente abrí mi boca para hablar pero fui interrumpida.- No creo, Ian nunca está atrasado.
-¡Alice!.- alcé la voz.- Cállate un momento.
Reí por lo eufórica que estaba mi amiga. Dio unas respiraciones largas y asintió con su cabeza.
-Lo siento.
-Te perdono.- dije saliendo de su habitación.- Y sí, estoy un poco nerviosa.
Bajamos las escaleras y estábamos a punto de abrir la puerta cuando su mano agarró mi brazo.
-Me da tristeza pensar que este será nuestro último partido de secundaria.- dijo en un tono bajo.
Hice un puchero y asentí con la cabeza. - Aún recuerdo el primero al que fuimos, fue hace... ¿unos tres años?
Alice asintió con la cabeza.
-Estábamos muy perdidas.- dijo recordando el suceso de ese día.- Quien diría que ahora estamos yendo al último partido y a punto de graduarnos.
-Nadie.- sonreí y abracé a mi amiga dejando en mi memoria uno de los tantos recuerdos que quiero guardar. La bocina volvió a sonar y Alice revolvió los ojos.
-Es que no puede esperar nada.
Yo solo reí y abrí la puerta para salir y dirigirme al auto de mi amigo Ian con Alice detrás.
-¿Tú no sabes lo que es la puntualidad?.- preguntó Ian a Alice cuando esta se subió al asiento del copiloto.
- ¿Tu no sabes que me demoro para salir?.
-¿Tú no sabes que por algo están los relojes?.
-¿Tú no sabes qu-
-¿Ustedes no saben que llegaremos atrasados?.- dije interrumpiendo la pregunta de Alice metiendo mi cabeza entre los asientos de adelante.
Cuando Ian prendió el motor me acomode en el asiento mientras me divertía escuchando la mini discusión absurda que estaba teniendo la pareja.
"¿Nervioso?"
A los pocos segundos me llegó la respuesta de Luke.
"Tengo los nervios de punta"
Sonreí y le mandé un mensaje indicándole que se relajara.
"Me relajaré cuando te vea"
"Entonces apuraré a Ian"
Bloqueé mi celular y mi panza se removió al pensar en Luke. Me preguntaba cuando dejaría de tener estas reacciones respecto a ese chico que me traía loca.
Me senté al medio de los asientos de atrás mientras me ponía a escuchar la discusión que tenían mis amigos.
-Ustedes están dementes.- dije sin más.
**
El grito que salió de mi garganta salió de los más profundo de mi ser. Habían sido los noventa minutos más largos de mi existencia y todo este tiempo había estado con el corazón en la mano. Los confetis azules volaban por los aires en celebración mientras los jugadores en la cancha se abrazaban los unos a los otros.
-¡GANAMOS!.- gritaba Alice al teléfono donde tenía a Samantha.
Alcancé a escuchar los gritos de mi amiga por la otra línea y de forma absurda todos nos abrazamos dando saltitos como si la paz mundial se hubiera logrado. Mis manos ya empezaban a doler tanto que había aplaudido y estuve segura que mañana amanecería sin voz. En los primeros veinte minutos el equipo contrario había metido un gol y a los cinco minutos nuestro equipo empató. Se fueron a medio tiempo con el mismo marcador y a la vuelta, el equipo azul desempató y el equipo rival volvió a igualar. Finalmente, a los ochenta y siete el equipo de nosotros logró meter el gol de la victoria y mantener la defensa que impidió un nuevo empate.
Fijé mi vista en las caras eufóricas de cada jugador y el sonido de todos los gritos a mi alrededor logró hacer que mi cabeza bombeara fuerte. Busqué a Luke quién saltaba alrededor del circulo de abrazos que se habían formado y como si hubiera sentido mi mirada, volteó su cabeza para lanzarme un beso a través del aire. Le sonreí de manera exagerada y levante ambos pulgares a los lados de mi cara moviéndolos con júbilo.