El viento en la mañana era muy refrescante e ideal para hacer ejercicio y más si eran los primeros días del verano. Comienzo a trotar por alrededor del parque, mientras escuchaba música para animarme un poco más. Me detengo frente a la laguna para hacer mis ejercicios de estiramiento, para luego dirigirme a casa. Observo a la gente que pasaba por mi lado; niños con sus mascotas y sus padres, parejas paseando, ancianos dándole de comer a las aves y otros que venían de un lado a otro.
Era el único instante en donde era yo.
Estar todos los días en una oficina era tedioso y no quería que el estrés me consumiera como lo estaba haciendo con la mayoría de la gente.
-Bien, volvamos a casa – comienzo a correr rápidamente hasta un cierto punto y luego troto y así esto hasta llegar a casa y para mi sorpresa mi madre estaba de brazos cruzados en la puerta de entrada.
– Vaya, se supone que nos vamos de viaje en una hora más – reclama furiosa.
-Sabes que los sábados salgo a correr y hoy no podía ser la excepción – le respondo sacándome los audífonos.
- Pero Blas, tienes compromisos y debes cumplirlos – me mira seria.
- Lo sé – paso por su lado.
- Hoy comienzan nuestras vacaciones –
- Lo tengo claro ma – me dirijo a la cocina y siento que mi madre me sigue.
- Tardaste cinco minutos más de lo normal, me estaba preocupando –
- Solo fueron cinco minutos, no es para tanto – ruedo los ojos - ¿Marta no dejo nada para comer? – miro encima de la cocina, para luego abrir el refrigerador.
- En esta casa se come a ciertas horas, no cuando quieras – me mira con los brazos cruzados.
- Me iré a duchar y a cambiarme de ropa, estaré listo en veinte minutos –
- Colocaré un cronometro –
- Bien – le contesto desde las escaleras.
- Dile a tu hermana que baje – fue lo último que escuche antes de cerrar la puerta de mi habitación y pegar mi espalda un rato a ella. Dejo salir un largo suspiro y me voy directo al baño, si me demoraba, aunque se un minuto, mi madre se transformaría en un león y me tendré que ir con el equipaje en el avión y no sería muy agradable.
Me apiado de las personas con las que deben trabajar con ella.
Vivir con mi familia no es fácil y más si tu padre es Oliver Miller, uno de los pintores más reconocidos en todo el mundo y dueño de dos galerías de artes en Londres. El empezó su carrera muy joven, aunque mis abuelos querían que siguiera con el negocio familiar, le dieron la oportunidad de hacer las dos cosas al mismo tiempo, pero a pesar de que fue un acto de rebeldía en ese tiempo, no les quedo otra opción de aceptarlo. Cuando mi madre estaba en la universidad conoció a una bella mujer que andaba un poco perdida en su primer día de clases y con muchos papeles en sus brazos, así es, esa bella mujer que conquisto el corazón del joven pintor es mi madre, Lesly. Quien en ese entonces empezaba su primer año de estudio como contadora, la cual posteriormente de salir de universidad fue contratara al instante en la compañía de sus suegros para que se encargara de las cuentas de la empresa.
Con el tiempo nací yo.
Blas Miller.
El hijo ejemplar, no da problemas, cuida su reputación, ayuda a los demás cuando se lo piden, cumple mandatos, hace deporte, va a ayudar a la compañía familiar de lunes a jueves, porque los otros días debe hacer su trabajo administrativo en la galería de su papá, además debe encargarse que todo esté en su lugar antes de alguna exposición importante. Pero a pesar de mis veinticinco años, aún hay escepticismo sobre mi persona, ya que no me creen capaz que puedo hacer un buen trabajo, aunque fui el mejor de mi generación y me titule antes de tiempo en contabilidad, igual que mi madre y luego hice un curso de administración, pero a pesar de todo lo que se hacer o mejor dicho, de todo lo que me impusieron hacer, nadie me ha preguntado que quiero realmente, cuales son mis interésese reales, a que me quiero dedicar en un futuro. Se que si les digo a mis padres que quiero ser alguien que cambie al mundo, buscando historias, crear mi propio negocio y mi propio camino, me apoyaran, pero no creo que le agrade al resto de mi familia, no sería bien visto en la sociedad que otro Miller haga lo que quiera en su vida. Por eso prefiero seguir en lo que estoy, solo ayudando desde detrás de grandes sombras que nunca podré superar.
Y aunque tengo todo lo que quiero no me siento completo, siento que algo me falta, pero aún no lo encuentro, otros quizás crean que me hace falta tener una novia como a la mayoría de los jovenes a mi edad, pero no es así, y aunque tengo varias candidatas no me llama la atención ninguna, y a pesar de que he salido con algunas, solo le interesa que tan famoso es mi madre o mi padre o que les compre cosas para luego presumirlas con alguien más, además… no soy una persona muy interesante que le guste hablar abiertamente con otras personas sobre su vida privada. No soy un libro que se pueda leer muy fácilmente o que todos pueden tener.