"Estábamos demasiado cerca de las estrellas,Nunca conocí a alguien como tú, nunca."
Reflections - The Neighborhood
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Ya había pasado todo un mes después de esa salida al karaoke. Ashley se alejó de mí y empezó a hablar a mis espaldas; se notaba que le dolió lo que le dije. El día de San Valentín era el día de mañana y no tenía ni idea de qué regalar.
Teníamos una actividad en mi clase por ese día. Además, tenía que regalarle algo a las chicas, no a todas, solo a las que se lo merecen.
También, había visto a Mason muy extraño, era más cariñoso o afectivo, se ponía celoso cada vez que me veía cerca de un chico, e incluso más cosas. Intenté preguntarle a algunas amistades sobre lo que podía ser ese comportamiento, pero todos respondieron lo mismo.
—"Le gustas"—dije de forma irónica. ¿Cómo le podía gustar a mi amigo? Ni siquiera teníamos un año de volver a hablar, quizás hayamos creado un lazo de amistad muy fuerte. Eso es todo.
Justo me llegó un mensaje de la persona en la cual estaba pensando. No sé, quizás le pregunte.
"¿Vas a ir mañana?"
"Hola, tú también Mason. Sí, estoy bien, gracias por preguntar."
"Sí, voy mañana. ¿Por qué preguntas?"
"Nada, creo que iré, solo eso."
"Y... Quizás tenga un regalo para ti."
Espera... ¿Un regalo para mí? Ni siquiera pude reaccionar, ¿por qué me sucedía esto? Ah, ya sé, estoy nerviosa.
"¿Eh?"
"Sí, tengo un regalo para ti, por eso preguntaba si ibas mañana. Aunque bueno, tengo algo que decirte también."
"No me dejes con la intriga, dímelo aquí."
"No, mañana."
"Está bien, ¿a qué hora irás?"
"No sé aún."
"Puedes ir a la hora de mi receso, así tendremos ese tiempo para hablar."
"Está bien, ¿a qué hora es?"
"4:00 a 4:25."
"Está bien, tengo que reunirme con unos amigos a esa hora, pero estaré allá a las 4:00."
"Ok, súper bien."
"Ok."
"Una pregunta, ¿te gustan los dulces?"
"No, depende, me gustan las gomitas."
"Ok."
No podía aceptar ese regalo sin yo antes darle uno. Nunca. Pero mi pregunta es:
—¿De dónde rayos sacaré el dinero para tantos regalos?
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Al día siguiente
—Chicas, ya casi es la hora del receso, y no sé qué hacer, estoy nerviosa y no sé por qué —dije caminando de un lado a otro. Jhulia, Jimena y Jazmine estaban conmigo, tratando de ayudarme, pero no podía. ¿Por qué me ponía nerviosa el hecho de que voy a ver a Mason hoy? Ni que sea la primera vez que lo vea.
—Courtney, necesitamos que te calmes, no es la primera vez que lo ves. ¿O es que acaso te gusta y te pones así?
—¿Qué? No, nunca, es un amigo para mí. Además, me gusta Aiden, y todas lo saben. —Las señalé a cada una con el dedo. ¿Cómo se atrevían?
Justo el timbre del receso sonó, y pues esas traidoras me dejaron a mi suerte. ¿Cómo pudieron?
—Te dejamos a tu suerte, cariño, que les vaya bien. —me animó Jimena antes de irse con las otras dos.
Salí con el regalo, nerviosa, y justo al doblar la esquina lo vi. No sé si fue la adrenalina o la emoción, pero me abalancé hacia él, puse mis brazos alrededor de su cuello y él las suyas alrededor de mi cintura.
—Hola —me susurró al oído.
—Hola. —dije separándome un poco, pero no tanto, por lo que sentía su respiración frente a mí. Sonreí y mi mirada bajó a sus labios por un microsegundo. Joder, me había puesto nerviosa de nuevo.
—¿Cómo estás? —quitó sus manos de alrededor de mi cintura y las puso en cada costado. Más nerviosa no me podía sentir.
—Bien, súper bien. ¿Quieres ir a dar un-
—Y después dicen que no se gustan... —Jimena y Jazmine pasaron por nuestro lado, interrumpiendo lo que estaba diciendo.
—Exacto, y mírale las manos, en su cintura —se emocionó Jimena. Solo las miré con la mirada más amenazadora que tuve antes de amenazarlas.
—Perdón, ya nos vamos. —Dijeron y al instante se desaparecieron.
—Perdón, mis amigas son muy... ¿Molestas? —me separé de él, aunque no quería. —Quería preguntar si querías ir a dar una vuelta.
—Está bien, pero ¿no quieres ver tu regalo?
—No, gracias. —dije justo antes de irme hacia otro lado. Justo me alcanzó, acorralándome en la pared.
—¿Qué te pasa? ¿Estás nerviosa? —dijo mientras me acorralaba más a la pared.
—Eh, ¿es muy obvio?
—Sí, demasiado. Toma. —me extendió el regalo y simplemente no pude tomarlo.
—Me da nervios, risa, emoción, pena, vergüenza, todo. No puedo tomarlo.
—¿Y? —agarró una de mis manos y tomó el regalo con ella. —Ya, no es muy difícil.
—Perdón, pero toma el tuyo. No sabía qué poner, así que como me dijiste que te gustaban las gomitas, decidí ponerte las que pude.
—No pasa nada, además, no te pedí que me dieras algo a cambio.
—No, pero lo hice porque no te quise dejar con las manos vacías.
Al final, fuimos dando vueltas alrededor de la escuela, hablando y todo. Nos encontramos con Aiden en el camino, lo cual a Mason no le agradó mucho.
—Hola, ¿cómo están?
—Hola Aiden, eh, ¿bien?
—Ya veo, un gusto verte de nuevo... Eh, ¿cómo te llamabas?
—Mason, me llamo Mason. —dijo sin una pizca de amabilidad, todo serio.
—Ah, feliz día del amor y la amistad, Mason, y igual para ti, Courtney. —dijo y le agradecí con un abrazo. Mason solo se quedó mirando de la forma más seca y seria posible.
—Si quieren me voy y los dejo —avisó.
—No! Eh, bueno, hablamos después, Aiden —tomé del brazo a Mason para ponernos en marcha otra vez.
—No te molestó que lo abrazara, ¿verdad?
—No, para nada. No entiendo cómo es que puedes abrazar a ese chico. Te ha hecho todas las maldades posibles, te ha humillado e incluso se ha burlado de ti, y tú solo lo justificas porque es tu amigo y te gusta —dijo justo al sentarnos encima de una mesa.
Editado: 29.08.2025