¿y si reescribimos las estrellas?

S I P N O S I S

 

S I P N O S I S

 

El amor no era algo de lo que se pudiera escapar. Laila lo sabía muy bien, sin embargo le huyó todo lo que pudo, lo negó con todas sus fuerzas y lo reprimió hasta donde pudo.

Todo lo contrario a ella, Trushton jamás huyó, ni lo reprimió o negó. Nunca sintió algo parecido a lo aquella loca chica de cabellos pelirrojos lo hacia sentir, no había experimentado tal cosa en su vida. Pero de algo estaba seguro, ese nuevo sentimiento que rondaba su corazón, que lo hacía un tonto y ocupaba sus pensamientos día y noche; comenzaba a agradarle.


 




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