¿y si te vuelvo a encontrar? "Angeles 1" Editando

Lo peor de amar, es olvidar

LIAM 

La primera vez que la vi, parecía sacada de una película

De horror. 

Estaba despeinada, con ojeras sorprendemente espantosas y grandes, pero aún y con todo eso, para mí, era el ser más hermoso que hubiese visto en mi vida.

Hasta que habló. 

—No eres mi tipo. —dijo. Sonreí para mis adentros y miré divertido hacia otro lado. 

Creo que notó que la observaba con admiración

—Supongo que porque no soy un vampiro igual que usted. —contesté, olvidando que estaba trabajando justo para ella.

Creí que me iba a mandar a volar, pero ella solo sonrió, claro, antes se desquitó. 

—No, porque eres un Frankenstain operado del cerebro, igualado. —dijo, regresando por donde llegó. 

"Niña mimada y pretenciosa"  pensé. La verdad tenía un hermoso rostro, aún con esas ojeras, y su piel pálida, era hermosa, su cabello brillaba como el sol. 

Creí que seria fácil trabajar para esta familia, mi trabajo consistía en llevar a los patrones a sus respectivos trabajos

O eso pensé. 

Pero para mi sorpresa, la orden era llevar a la señorita Andrea, de la universidad a la casa y viceversa.

¡Dichosa orden! 

Todo iba bien, de vez en cuando no faltaban esos comentarios mordaces que ella hacía, y yo, en mi mejor intento de ignorarla, más la molestaba.

Era una caprichosa de lo peor, dura de roer y de fuerte temperamento. 

Nada podía contra ella. Esa era la versión que le daba al mundo, y de paso a mí. 

Hasta ese día. 

Desde el estacionamiento pude ver como un imbécil la molestaba, y sentí rabia, caminé hasta donde estaban y le di un golpe en la cara al imbécil, para que aprendiera a respetarla.

Me la llevé al auto y la ayudé a subir en la parte del copiloto. No me gustaba verla frágil, odié verla llorar... y no entendía por qué. 

Con el trato que me daba debia odiarla, pero no, tantos meses de insultos, aunque suene masoquista, no me molestaban, sentía que no lo decía de verdad y que solo quería aparentar ser fuerte. 

Y ese día lo confirmé. 

Pero no entendía, ¿Por qué me preocupaba? ¿por qué sus berrinches, su fragilidad y sus dedicadas ofensas solo me provocaban ternura? La vi frágil y sin saber o importarme lo más mínimo, la abracé y para mi sorpresa ella me correspondió, 

—Es por que esta sensible, Liam. —me decía a mí mismo y a mi corazón, el cual empezaba a latir fuerte con sólo su tacto.

Debía alejarme, o acabaría haciendo una locura. No éramos de mundos iguales, ella tenía todo con solo chasquear sus dedos, yo...trabajaba para darle a mi mamá un poco de todo lo que ella me dió. Su majestad no sabía lo que era la infelicidad, tenía todo, pero yo, yo luchaba y aguantaba malos tratos para ganarme la vida, incluso los de ella, aunque más que molestarme, me alegraban.

Había aprendido a conocerla, a conocer cada gesto, y solo se que, cada una de sus facetas me llamaban la atención ¿Acaso me gustaba?. 

Vivía pensando en eso. 

Así que luego de alejarme de ella, sentí frío, soledad, tristeza y una fuerte sensación de abandono. 

Y descubrí que, mientras la estudiaba durante estos meses, en realidad me estaba perdiendo en ella, como la matemática, sólo que, más confuso, más llevadero, más imposible, pero más hermoso.

Para mi sorpresa esa sensación de abandono cesó cuando me atrajo a su cuerpo nuevamente, y se apoderó de mi boca, se coloco a horcajadas sobre mi regazo, y por más que sentía que era donde debía estar, donde debíamos estar en el mundo, no podía, ella solo lo hacia por despecho ¿y yo?

Yo era un tonto enamorado. 

—Debemos parar. —le dije, pero sin querer hacerlo. 

—¿Por qué?. —dijo sobre mis labios. 

—Porque es imposible, es mi jefa, y necesito el empleo. —conteste con sinceridad —. Y porque si no lo hago ahora, no me detendré nunca. —Confesé

Esa era mi condición, mi promesa hacia ella, si la aceptaba me amarraba a ella y ella a mí, no estaba seguro que ella quisiera eso, pero mi corazón era lo único que podía ofrecerle.

—No lo hagas nunca entonces. —contesto y me besó de nuevo.

La apreté más contra mí, necesitaba sentirla.

Ella me quito el chaleco y siguió con la camisa, bajé el cierre de su vestido y toqué su espalda desnuda mientras bajaba mis labios a su cuello.

Que bueno que el auto era polarizado 

Terminamos con lo que quedaba de ropa, la besé y con cuidado de no lastimarla la hice mía, ese día la hice mía y fui suyo, lo que la gente pensara ya no importaba, en especial los que pasaban cerca del auto en movimiento, y no porque alguien lo manejara.

Solo eramos ella y yo, desde ahí fuimos un solo corazón

Escondimos lo nuestro mucho tiempo, era un fastidio no poder gritar lo que sentíamos.

Cuando sus padres  se enteraron, fue un escándalo, me ofrecieron dinero y no, al parecer no sucede solo en las telenovelas que miraba mamá, mientras no me dejaba ver los partidos de fútbol. Al no aceptar me amenazaron, pero nada importaba más que ella y yo.

Hasta ese día. 

El día que decidimos escapar a aquella playa, nuestra playa a la que íbamos en algunas escapadas del colegio y pues...yo estaba trabajando, no me podían culpar. 

Estaba seguro que la amaba, compré un collar con un corazón, se lo iba a dar al llegar al hotel. La llevé a la playa, pero aunque estaba ansioso por decirlo, la veía pensativa, por el largo viaje o por sus padres, pensé.

Se abalanzó sobre mí, y me besó como nunca lo había hecho. 

Subimos al cuarto lo más rápido que podían nuestros pies.

Basta decir que fuimos uno solo, pero esta vez era diferente, más necesitado, más desesperado, como si quisiera darme todo de ella, sus pensamientos y sus sentimientos, como si por medio de nuestros cuerpos quisiera revelarme algo.

—Quiero vivir, amor. —dijo en un gemido




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