Capítulo 10

Calles mojadas y un plan entre risas

Lía

Los ultimos días desde esa tarde en el café habia estado lloviendo.

La noche estaba fresca, y la ciudad tenía ese olor a lluvia reciente que te limpia los pensamientos sin pedir permiso. Caminábamos por la acera, bajo los árboles que goteaban despacio. Will tenía las manos en los bolsillos y la mirada de que algo se le estaba ocurriendo.

—¿Estás tramando algo? —pregunté, medio sonriendo.

—Tal vez —respondió sin mirarme—. Hay una persona que quiero que conozca a Ellie.

Levanté una ceja.

—¿Una persona?

—Sí.

—¿Y por qué pensás que deberían conocerse?

—Porque hay cosas que solo alguien muy específico puede ver en alguien como ella.

Me lo quedé mirando. Hablaba con un tono suave, casi cuidado. Como si se tratara de algo que valía más de lo que estaba diciendo.

—¿Quién es? —pregunté, ahora sí, curiosa de verdad.

—Alguien que entiende los silencios. Y no se asusta fácil.

—¿Me lo vas a presentar o es parte del misterio?

—Todavía no —dijo—. Quiero ver si puedo armar una excusa primero. Algo casual.

—¿Un encuentro accidental?

—Exacto. Tu traés a Ellie. Yo traigo a… mi amigo. Y vemos qué pasa.

Lo miré con una mezcla de risa y sospecha.

—¿Esto es una cita encubierta?

—Es un experimento social romántico —dijo, como si lo tuviera planeado hace semanas.

Me reí. Porque con Will, las cosas nunca parecian simples, pero siempre eran interesantes.

—¿Y qué gano yo si sale bien?

—Una historia para contar. Y, con suerte, dos personas que no sabían que se necesitaban.

Me encogí de hombros.

—Vale. Pero quiero ver cómo lo manejás. Porque Ellie no cae fácil.

—Ya lo noté. Por eso creo que él… podría ser justo lo que no sabía que buscaba.

Me quedé pensativa un momento, mientras el semáforo cambiaba de color y la ciudad seguía su curso.

—Entonces quedamos así —dije, dándole un pequeño empujón con el hombro—. Café mañana. Tu armás tu parte del plan, y yo la mía.

—Trato hecho —dijo, y me chocó los nudillos con una sonrisa cómplice.

Caminamos otro rato sin hablar. A veces el silencio también dice “esto recién empieza”.