Lo que no decimos mientras elegimos qué ponernos
Ellie
Me desperté con una extraña sensación en el pecho. No era ansiedad. Tampoco alegría. Era algo como... espera.
Esperar algo que no sabés qué es, algo que quizás no va a pasar, pero que tu cuerpo ya se prepara igual.
Lía me escribió temprano. “¿Hoy a las cinco? Café, libro y plan sin nombre.”
No supe si lo decía en serio o solo jugaba a ser misteriosa, pero acepté. Algo en mí lo quería.
Pasé la mañana en mi cuarto. Me probé ropa sin saber por qué. Como si fuera a encontrarme con alguien importante, aunque solo íbamos a leer y tomar café.
Opté por una blusa blanca sencilla y jeans oscuros. Dejé mi cabello suelto, aunque dudé varias veces si atármelo.
Nunca pensé tanto en cómo me veía. Pero esa tarde, por alguna razón, sí.
Lía llegó puntual. Siempre llegaba cinco minutos antes, aunque dijera que se le hacía tarde.
—¿Lista? —preguntó, entrando a mi cuarto sin esperar invitación.
—¿Para qué exactamente?
—Para lo que sea. El clima está perfecto y tengo un presentimiento.
La miré de reojo. Algo sabía.
—¿Llevás tu libreta?
—Obvio —respondió, levantándola como quien muestra un arma secreta.
—¿Qué estás tramando?
—¿Quién dice que estoy tramando algo?
—Tu cara, tu tono, el hecho de que no has parado de sonreír desde que entraste.
Ella se encogió de hombros.
—Hay días en los que el universo conspira. Y yo me gusta creer que soy parte del complot.
No insistí. A veces Lía era así: sabía más de lo que decía. Y eso la hacía interesante… y algo peligrosa.
Lía
Ellie no tenía idea. No sabía nada del mensaje que Will le había enviado a Bryce la noche anterior.
“Café a las cinco. Vení. Solo eso.”
Y Bryce, con una típica respuesta corta, contestó: “Voy.”
Yo no lo conocía. Solo lo había escuchado nombrar. Pero algo en la forma en que Will hablaba de él… como si fuera un personaje que se guarda para el capítulo perfecto, me convenció de que esto podía ser especial.
Camino al café, Ellie iba mirando los árboles, los escaparates, cualquier cosa menos mi cara. Tal vez intuía que algo se cocía detrás de escena. Tal vez no quería saberlo.
—¿Alguna vez te pasó que llegás a un lugar y sentís que algo va a pasar ahí? —le pregunté, mientras cruzábamos la última calle.
—Sí, pero nunca sé si es una advertencia o una promesa.
—¿Y hoy qué sentís?
—Que estoy a punto de saberlo.
Entramos al café, era el mismo de siempre, pero también no lo era.
Había algo distinto en el aire. En cómo se sentía cada sonido. En cómo el sol entraba por la ventana justo en la mesa del fondo.
Nos sentamos en la misma esquina de la última vez.
Yo miraba la puerta con cierta impaciencia. Ellie hojeaba el libro de ayer como si nada pasara.
Hasta que la campanita de la entrada sonó.
Ella no levantó la vista. Yo sí.
Y entonces lo vi.
Will entraba acompañado, de un chico que supongo y era Bryce.
Pero Ellie todavía no sabía que esa tarde iba a ser el primer trazo de un mapa completamente nuevo.