¿y si...capaz funcionemos?

Capitulo 17

Las cosas que no decimos cuando queremos cuidar a alguien

Lía

Hay personas que se convierten en puente.
Unen puntos, ayudan a cruzar.
Y luego… se quedan del otro lado.
Sin ser parte de la llegada.

A veces siento que soy eso.
Un puente.
Y aunque trato de que no duela… a veces duele igual.

Esa noche, cuando me despedí de Will, no volví directo a casa.

No podía.

Mis piernas me llevaron a una calle sin nombre, de esas que ni Google Maps reconoce bien. Caminé hasta un parque casi vacío, donde los columpios se movían con el viento, como si alguien invisible los empujara.

Me senté en una banca. Respiré hondo.

Tenía el celular en la mano, podía escribirle a Will, pero no lo hice.
En lugar de eso, abrí la libreta. Esa donde anoto cosas que parecen sin sentido, pero que a veces me salvan.

Escribí:

“Estoy armando algo que ni siquiera sé si quiero que funcione.
Pero quiero que funcione para ella.
Quiero que a Ellie alguien la vea.
La entienda.
Se quede.”

Sentí que se me humedecían los ojos.
No lloré. Solo me permití ese nudo en la garganta.

Entonces, una voz familiar me sacó del silencio:

—¿Eso es parte del plan o de ti?

Me giré.

Will....

Con su suéter azul y esa mirada que a veces parece que lo entiende todo y a la vez no sabe nada.

—¿Me seguiste? —le pregunté, sin esconder la sorpresa.

—Te vi alejarte sin decir nada. Y… no sé. Algo me dijo que no querías volver a casa todavía.

Se sentó a mi lado.
No hablamos por un rato.

—Hoy vi algo —dije al fin—. En ellos, en Ellie y Bryce.

—¿Y te dio miedo?

—No, me dio esperanza, y eso… me dio miedo.

Él asintió, como si eso tuviera todo el sentido del mundo.

—¿Y si no funciona? —pregunté.

—¿Y si sí? —me devolvió.

—No quiero que ella se rompa.

—¿Y si ya está rota, y justo por eso merece sentir algo nuevo?

Me dolió escucharlo.

Porque entonces entendí algo que no quería ver:
No planeábamos un encuentro.
Estábamos lanzando una posibilidad.
Y las posibilidades a veces lastiman.

—No me molesta ser la que une —dije—. Pero a veces… también quiero ser el centro de algo.

Él me miró en silencio.
Y de pronto, sin aviso, sin guión, me abrazó.

No fue un abrazo romántico.
Fue de esos que decís “te veo” sin decirlo.
Que dicen “yo también estoy cansado” sin hacer drama.

Me aferré a él un segundo más de lo necesario.
Y entonces sentí que tal vez yo también necesitaba que algo en mí empezara, no solo lo de los demás.

Cuando nos separamos, él sonrió.

—Tengo una idea —dijo—. Pero vas a necesitar confiar un poquito más.

—¿En ti?

—No, en que capaz funcione.

Sonreí, esta vez de verdad.

—Ok, cuentame tu plan.

Y ahí, bajo ese farol tembloroso del parque vacío, empezamos a trazar algo que podía salir mal, pero también… podía cambiarlo todo.




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