Y todo inició con una mentira

La amigas cocinan

El dia comenzaba, era una mañana hermosa, era fresca y comenzaba a asomarse los primeros rayos de sol, unos rayos débiles y rojizos que iluminaban la ciudad, cada persona comenzaba a ponerse en acción llevando a cabo su rutina diaria, acudir a sus trabajos, los jóvenes se apresuraban para llegar al colegio a tiempo y algunas tiendas pequeñas comenzaban a abrir sus puertas. Para otras personas era una mañana normal, como cualquier otra, no había nada especial por hacer, pero para Ian y Ruby, aquella mañana, cambiaría sus vidas  por completo. 

Ian ya estaba despierto, había echo ejercicio, así que se fué a dar un baño. Después se puso una ropa ordinaria y fué a desayunar. Su hermana, su madre y su segunda madre hacían lo mismo.

-Buenos días— dijo Ian 

—buenos días– respondieron las mujeres 

— ¿Listo para el gran día? — preguntó Hanna con un tono de burla

— si ¿tu también estás lista?—respondió Ian 

—lo estoy hermano, practiqué mucho para poder tener un encanto natural y ser del agrado de Ruby— respondió Hanna sonriendo.

— no esperaba eso hija, pero me alegra que lo hayas echo— dijo la señora Allen mientras tomaba un poco de jugo.

—ya ves Madre, a mí me gusta hacer las cosas bien– respondió Hanna. — y tú tía, ¿Estás lista?

— Ay creí que no me lo preguntarían. Y si, si estoy lista.— respondió Teresa

— que bueno tía— dijo Hanna.

Toda la familia continuó desayunando en silencio. Mientras tanto en la mansión de Ruby nadie esperaba lo que pasaría en unas horas. Alguien tocó la puerta de la casa, la empleada doméstica acudió rápidamente a abrir, ahí estaba Brenda, la mejor amiga de Ruby, ellas se conocieron casualmente en el colegio mientras desayunaban y a partir de ese día se volvieron inseparables. 

—Buenos días señorita Brenda pasé— dijo la empleada

— Gracias, ¿Dónde está Ruby?—preguntó Ella 

—está en su habitación, la señora Emma no se encuentra ahora, pero volverá en una hora.

—está bien, yo vine a ver a Ruby— respondió Brenda dirijiendose a la habitación de su amiga

— ¡Ya estoy aquí querida amiga!— gritó ella mientras abría la puerta.

—¡Brenda! Bienvenida— dijo Ruby dejando a un lado el libro que leía—creí que ya no vendrías 

—¿Porqué piensas eso? Llevo años sin convivir contigo. No iba a perderme este día.

Ruby sonrió y le dió un fuerte abrazo a su amiga

— ¿Y que haremos? — preguntó ella 

— No lo sé, tal vez, cocinar, ¿Recuerdas cuando éramos adolescentes y nos divertíamos haciendo pasteles o platillos?

—si, pero siempre nos salían mal,  se quemaban o quedaban crudos— respondió Ruby riéndo.

— no te preocupes por eso, yo practiqué mucho para que cuando volvieras de tu viaje cocinaramos perfectamente.

—entonces hay que cocinar

— si, pero ¿Que prepararemos?

—los pastelillos de nuez que nos gustaban—dijo Ruby.

—esta bien.

Las dos chicas bajaron las escaleras y se dirijieron a la cocina donde estaba Martha: la mujer que se encargaba de cocinar y limpiar la casa.

— Martha, hoy descansa, nosotras nos encargaremos de hacer la comida— dijo Brenda abrazando a Ruby.

— pero sólo vamos a hacer postres— dijo Ruby 

— yo ya sé hacer  Fettuccine — respondió Brenda orgullosa.

— ¿Estás segura?

— sí

— Martha descansa, espero que no te moleste si te pedimos ayuda más tarde, no creo que nuestra comida salga bien sin tu ayuda— dijo Ruby con una sonrisa

— claro que no me molesta, señorita 

—Gracias— dijo Ruby

Martha salió de la cocina y las dos amigas pusieron manos a la obra.

—creo que sería mejor preparar los pastelillos y después el fetuccini, tal vez nos lleve menos tiempo —dijo Brenda poniéndose un mandil. 

— está bien. Pero, ¿ De verdad sabes preparar Fettuccine?

— si sé, confía en mí

 Ellas se lavaron las manos y comenzaron a preparar la mezcla para sus postres. Después de un tiempo tenían listos unos pastelillos suaves y apetecibles

— Parece que está vez no fracasamos— dijo Ruby mientras probaba un pastelillo

— si, no esperaba que quedarán tan bien– respondió Brenda—¿ Lo ves? Si sé cocinar y tú no confiabas en mí. 

— perdón

—te perdono porque soy una buena amiga

—esta bien,gracias, aunque nos tardamos mucho, empezamos  a las 10 y ya son las 11:30 

— Bueno pero, aún es temprano, creí que nos tardaríamos más.

En ese momento el timbre de la casa sanó, Martha abrió la puerta y la señora Emma entró a la.casa:

—bienvenida señora

—Gracias Martha ¿Y Ruby?

—esta en la cocina con la señorita Brenda

—ah ya veo gracias

—si señora.

Las jóvenes salieron de la cocina y saludaron a Emma, ambas mostraban una sonrisa e inmediatamente llevaron a la mujer a ver sus creaciones como dos niñas pequeñas

— se ven bien— dijo Emma cuando los vió

— y también saben muy bien— respondió Ruby dándole un pastelillo.

—es cierto saben muy rico— dijo ella 

— hemos mejorado mucho— respondió Brenda

—si ya lo noté— dijo la señora Emma sonriendo.

—Ahora prepararemos Fetuccini— respondió Ruby 

— ¿No es muy complicado? No quiero que incendien la casa– dijo Emma

— Brenda dijo que sabía cómo hacerlo.

— sí señor Emma, no se preocupe yo sé prepararlo.

—esta bien confiaré en ustedes

De pronto alguien llamó a la puerta, la señora Emma miró a su hija y le preguntó si esperaba a alguien más, Ruby movió la cabeza dando una respuesta, ella no esperaba a nadie más, y tampoco imaginaba quien se encontraba detrás de la puerta. Las tres mujeres salieron de la cocina y Martha abrió la puerta, Ruby miró sorprendida al hombre que se encontraba en la puerta y después cambió la mirada hacia las dos mujeres que lo acompañaban, por su parte Brenda no le quitaba los ojos de encima al joven alto y de cabello negro que tenía en frente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.