Luca se puso pálido ante mis palabras, y Leo tuvo que salir a por un vaso de agua para que bebiese. Parecía como si aquel joven se fuese a desmayar en cualquier momento.
Si me fijaba en las funciones que estaba realizando Leo en el interrogatorio, yo también hubiera pensado que era un simple becario que estaba aprendiendo. Y sin embargo, era el subcomisario, básicamente mi jefe directo. En cambio, parecía ser siempre yo quien le enseñase, a decir verdad, me sacaba un poco de mis casillas. Pero claro, no podía hacer mucho, ya que el comisario, no era ni más ni menos que el novio de su madre. Aquel había sido el motivo por el cual Leo había ascendido de forma tan rápido, dejándonos atrás a quienes, como en mi caso, estábamos más cualificados para aquel puesto. Lo que él no sabía, y yo me había enterado justo al llegar a comisaría, antes de empezar los interrogatorios, era que si resolvía este caso, su puesto pasaría a mis manos y él descendería. Supuse que por aquello del prestigio y que nuestra comisaría fuese a la que le habían asignado el caso.
No continué el interrogatorio mientras esperábamos a que Leo volviese con el agua. Quería observar sus posteriores reacciones para saber si algún gesto podría delatarle al no sentirse presionado ante las preguntas que le realizaba. Que fuese el último en coger el ascensor, no significaba que alguien hubiese ido por las escaleras, pero no era un detalle que le fuese a revelar a un sospechoso.
La suerte estaba de nuestra mano, porque un comercio de veinticuatro horas que había enfrente, tenía cámaras de seguridad en su puerta.
La entrada hacia el estadio y hacia los interiores, era distinta, razón por la que había sido descartado todo aquel que hubiera entrado por la puerta principal del concierto. No había forma de acceso, salvo personal, a la otra zona, al lugar donde también se encontraba el camerino de Deleyna. Por supuesto, también sería interrogado.
Me empezaba a impacientar al ver que Leo se demoraba demasiado.
―El becario se ha perdido… ―murmuró Luca para sí mismo, así que volví a hacer caso omiso a sus palabras.
Me quedé pensando en Deleyna mientras lo observaba. ¿Sería él? ¿Habría matado a su novia?
Había sido hallada muerta, varias horas atrás, estrangulada con el collar que llevaba. Sin embargo, la forma en la que estaba, no podía determinar si alguien la había asesinado, o ella había tomado la decisión de quitarse la vida. Cualquiera de las dos opciones me parecía horrible. Sin embargo, era curiosa la forma de su muerte. Parecía como si la persona que hubiera ejecutado hubiera tenido aquella intención, jugar a despistar. Pero, ¿por qué? Por supuesto, el collar había sido llevado a analizar para identificar las huellas, aún así, probablemente podría tener las huellas de Deleyna en el caso de intentar forcejear contra otra persona, a pesar de no haber signos de esto en su cuerpo, pero todo podía ser posible.
Me daba igual como había sido, quería que la persona culpable pagara por lo que había hecho. Bueno, no me daba igual, pero no quería pensar mucho en ello, aún no podía asimilar que menos de veinticuatro horas antes estaba saltando y cantando en su concierto. ¡Maldita pesadilla! Pensé en tomarme otro café cuando acabase el interrogatorio de Luca. Y una pastilla para el dolor de cabeza, o quizá dos. Porque empezaba a ser horrible. No había dormido nada en casi cuarenta y ocho horas, porque, entre el trabajo y los nervios del concierto, no había podido conciliar el sueño la noche anterior.
Por fin llegó Leo con un vaso de agua pero con el ceño fruncido.
―Clari, te esperan afuera, yo termino el interrogatorio ―murmuró él sin soltar aún el vaso.
―¿Quién? Dile que cuando termine el interrogatorio ―dije sin darle importancia.
―No creo que sea algo que pueda esperar, es sobre el caso ―me apremió y salí rápido de la sala de interrogatorio.
Ya tenían las grabaciones de las cámaras de la tienda de enfrente. No entendía por qué aquello no podía esperar hasta después del interrogatorio, si salía alguien más en el vídeo les llamaríamos a interrogar. También teníamos que llamar a un chico y una chica que eran fans y les había tocado un pase vip para ver el camerino y hacerse fotos con ella. Pero habían estado antes que Marco y Luca, quienes para mí eran los principales sospechosos. Si hubieran sido sus fans, Marco no hubiera estado media hora en el camerino. ¿O sí? Todo me daba vueltas. Quizá ver las cámaras de seguridad me ayudasen a centrarme. Solo esperaba que Leo hiciera bien su trabajo, no quería que la liase, o más bien se liase, si se quedaba solo en un interrogatorio. ¿Alguna vez había lo había estado hasta ese momento? Diría que no. Por eso me extrañaba que él mismo me hubiera dicho que se quedaba allí mientras, si podía verlas después.
Me encaminé al despacho de Lisa, la informática de la comisaría, y quien estaba a cargo de las cintas en aquel momento.
―Leo me ha dicho que me necesitáis por aquí, ¿qué pasa? ―Dije tras llamar y que me hiciese pasar.