Decido que ya es hora de seguir escuchando música. Luego si me apetece seguiré revisando la carpeta, pero lo que he encontrado ha hecho que, por el momento, la dejo a un lado y bajo la tapa del portátil.
Compruebo que el cargador de batería está más que mediado, no está completo, pero tendré para varias horas. A mi reproductor de música le pasa igual, así que podré seguir cargándolo mientras escucho música. Desenchufo ambas cosas, para después poner el reproductor en el cargador inalámbrico. La carpeta reposa abierta encima de la mesita, mientras yo me vuelvo a acomodar seleccionando el primer disco de Deleyna. ¡Qué tiempos aquellos!
No puedo olvidar la primea vez que empezó a ser conocida. Aquel día las redes se llenaron de comentarios preguntándose quién era aquella chica y cómo era que nadie la había descubierto antes. Y sí, yo también me lo pregunté. Mi asombro era descomunal, ¿dónde había estado tanto tiempo? Busqué en su canal y descubrí más canciones suyas, con pocas visitas, pero estas poco a poco iban aumentando, ya que no era la única que había cotilleado para buscar más sobre su música. Canciones pegadizas, dejando atrás lo que se llevaba en aquel momento, con una voz que te dejaba con la piel de gallina.
Pocos días después de ese descubrimiento, algunos canales de radio comenzaron a hablar de ella y de su gran potencial. ¿Había nacido una nueva estrella? Era lo que se preguntaba la prensa, tanto física como digital. Mucha gente empezamos a seguirla en sus redes sociales y la pobre estaba alucinando. Al parecer había estado de viaje y no sabía lo que estaba sucediendo. Cuando volvió a su casa y vio todo el panorama no daba crédito. También eso le hizo comprender algunas cosas que se le escapaban de su mente durante aquel viaje familiar, ya que había escuchado a gente hablar, por lo bajo, a su alrededor, hasta el punto que en alguna ocasión se había mirado la camiseta que llevaba puesta para comprobar si tenía alguna mancha. Pero no, no había mancha alguna por la que hablasen de ella, era por su voz y sus mensajes reivindicativos que habían conquistado al mundo. El problema era que a la gente le daba corte preguntarle si se trataba de ella, claro está eso era solo al principio.
Cuando el shock dejó de impregnarle, escribió para darnos las gracias por todo el apoyo que le estábamos dando. Incluso hizo un vídeo pocos días después, también agradeciendo y sincerándose con los que comenzábamos a ser sus fans: al parecer hasta ese momento creía que no tenía tanto potencial como cantante. Marco, su familia y algunas amistades más se lo habían dicho más de una vez, pero ella creía que tan solo era la causa del vínculo que les unía y que en realidad no lo hacía también como le decían. Lejos de eso, la realidad era otra, y aquella gran masa de fans hizo que se lo replantease. Meses después, una discográfica había contactado con ella y al poco tiempo sacó su primer single, compuesto por ella. Para aquel entonces, sus seguidores y fans se habían multiplicado, pero no era nada para lo que vendría después, cuando su primer disco saliera a la luz. Aunque para aquel entonces ella ya se había empezado a acostumbrar a las masas.
La música me invade el cuerpo, mientras doy pequeños sorbos del ron. El primer disco se llamaba: Gracias. Bueno, se llamaba y se llama. Quiso ponerle ese nombre para agradecernos por el impulso que le habíamos dado. Incluso había hecho una canción de agradecimiento a los fans, la cual es la que estoy escuchando ahora mismo. Nunca dejará de ser preciosa, cargada de emoción e ilusión. También fue la última canción que cantó en su último concierto, lo que hace que se me ponga la piel de gallina. Era el final de todo y no me supe dar cuenta a pesar de estar allí. No es que nunca la cantase en sus conciertos, en realidad lo hacía en todos, pero fue la única vez que la cantó al final, a pesar de que también la había cantado en otro momento del espectáculo. ¿Cómo iba a imaginar que sería aquel el final de su vida?
Me encuentro entonces con los ojos repletos en lágrimas y me las seco con la manga de la camiseta. Después doy un gran trago al vaso, haciendo que mi garganta sienta un calor inminente.
Suelo fingir que lo he superado, pero nunca podré perdonarme no haberla salvado a tiempo. Sé que soy injusta conmigo misma, pero hay cosas que no se pueden evitar sentir. También sé que mañana por la tarde me incorporaré a mi trabajo como si nada, con mi más dulce sonrisa, la cual ni si quiera será fingida. Pero hoy duele, no lo puedo evitar.
Tras otro trago, me vuelvo a dejar invadir por los recuerdos del pasado, algunos de los cuales siempre me atormentarán.