Solo había bosque y más bosque a mi alrededor, los árboles eran tan altos que aunque parecía de día todo estaba oscuro, como si fuera de noche, hacía mucho frío y del cielo caían lo que parecían cenizas blancas y negras. Seguí corriendo tratando de encontrar una salida pero parecía que estaba en un laberinto sin salida.
Me sentía tan asustada, no estaba segura pero creo que alguien me estaba siguiendo, se escuchaban pisadas detrás de mí y una voz tétrica de hombre susurraba mi nombre.
Me caí con las raíces de uno de los árboles y me estampe de cara con el tronco, quede algo aturdida de la visión y sentía escurrir la sangre por mi nariz, me intente poner de pie pero cuando lo hice pude ver a aquél chico de ojos violeta y cabello negro azabache, se estaba acercando lentamente a mí con una sonrisa tranquilizadora pero a mi mente solo se venía su imagen con los ojos rojos y voz espeluznante, retrocedí pero el árbol no me dejo ir muy lejos.
—Blake, al fin estamos en casa, ven aquí, vamos a divertirnos por mucho tiempo.—empecé a gritar con fuerza cuando me intento abrazar...
Desperté sintiendo que me ahogaba, mi pijama se me pegaba a la piel por el sudor, traté de mirar alrededor buscando algo fuera de lo común pero todo estaba igual que siempre, ni siquiera sabía como es que tenía mi pijama puesto, yo me había acostado con mi uniforme y no había podido dormir, yo había salido a pasear...eso no había podido ser un sueño, se sintió tan real, además ¿de donde había sacado mi mente a un chico con esas características tan especificas?.
Me levanté de la cama y salí de mi habitación, el departamento estaba callado y exactamente igual a como mis padres lo habían dejado antes de salir por la puerta; miré el reloj que estaba junto a la puerta de la entrada, eran las 5 de la mañana, ¿de verdad había dormido tanto tiempo?, no podía seguir pensando tonterías, mi día ya tenía que empezar, si no salía en media hora de la casa llegaría tarde a mis prácticas de natación. Me di la vuelta para subir de nuevo a mi habitación, la ventana estaba abierta pero yo no recordaba haberla dejado así, me estaba volviendo loca por tonterías.
Cerré la ventana y tomé mi uniforme de natación, en otra bolsa guarde mi uniforme de la escuela y las cosas para arreglarme, tomé mi mochila de la escuela y antes de salir me amarre el cabello en un moño rápido, se me había echo tarde, mi alarma ni siquiera había sonado. Tomé mi celular y salí del departamento, baje en el ascensor mientras iba revisando los mensajes de mis padres, me avisaban que habían llegado bien a su "retiro religioso" y me decían que me cuidara mucho, claro eso era lo mejor que ellos podían decirme...cuando las puertas del ascensor se abrieron salí al estacionamiento subterráneo y desactive la alarma de mi auto, eche todas mis cosas al asiento trasero y me subí, arranque con prisa mientras abría con el botón de mi control la puerta del estacionamiento, solo usaba el auto cuando se me hacía tarde y eso era como 2 o tres veces por año, era muy organizada con mis tiempos pero no se que había sucedido ahora.
El tráfico a esta hora era terrible, al parecer hoy llegaría con el tiempo justo. Cuando llegué a la escuela estacione mi auto y bajé mis cosas excepto por mi mochila, ya regresaría por ella cuando terminara.
Corrí hasta la piscina de la escuela, mi entrenador ya estaba hablando con las otras chicas y chicos, me quité rápidamente el uniforme deportivo que iba arriba de mi bañador y saqué mi gorra y mis lentes, corrí hasta donde estaban y me miró mal.
—Señorita Davis llegá tarde.—en realidad había llegado justo a tiempo pero según el entrenador nosotros debíamos llegar mínimo 20 minutos antes.—Lo dejare pasar por ser la primera vez.
—Gracias.
—Que no vuelva a pasar.—asentí y prosiguió con su charla, al parecer el otro mes tendríamos una competencia importante en donde asistirían caza talentos para la universidad y por lo tanto se añadiría un día más a la semana para los entrenamientos, ahora estaríamos 4 días a la semana entrenando por lo menos hasta que llegará el día de la competencia, claro, cuando entráramos de las vacaciones navideñas..—Quiero perfección así que andando, los quiero en el agua.—me coloque la gorra y las gafas las puse sobre mi cabeza, caminé hasta las bases de la piscina y me coloque en la mía, la número 6, me coloque bien las gafas y cuando el profesor sonó el silbato me lancé al agua.
Nade lo más rápido que pude, yo era la segunda más rápida en el agua y practicaba arduamente para lograrlo, no era sencillo pero ya había ganado un par de medallas. Estaba por terminar la carrera cuando, debajo del agua apareció el chico de ojos violeta, me detuve de inmediato hundiéndome un poco, grite pero estando bajo el agua obvio nadie iba a escucharme, intente nadar a la superficie pero por más que lo hacía sentía que no avanzaba nada, miré de nuevo al chico, se estaba acercando a mí y yo sentía que me estaba quedando sin aire, me di la vuelta y nade pero resultó en lo mismo, parecía que no me estaba moviendo.
comencé a mover las piernas y manos en desesperación, el chico sonrió y yo cerré los ojos esperando a ahogarme, sentí que alguien más se había echado a mi carril y abrí un poco los ojos para ver a Levi, uno de mis compañeros, tomó mi brazo y nadó a la superficie conmigo, en cuanto estuvimos arriba abrí la boca para respirar pero solo empecé a sacar toda el agua que me había tragado, alguien me ayudo a salir de la piscina y me tire al suelo vomitando toda el agua, alguien me daba ligeros golpecitos en la espalda.
—¡¿Pero que demonios te ha pasado?!.—me gritó el entrenador, más enojado que preocupado y no lo culpaba, seguramente me había visto ridícula ahogándome cuando prácticamente vivíamos en el agua.
—Yo, no se...había algo en el agua que no...no me dejaba salir, no se que ha pasado.—algunas lagrimas se escaparon de mis ojos, mi mente en verdad se estaba pasando de la raya, colocaron una toalla en mis hombros y miré a quién lo había hecho, Levi me dio una sonrisa de comprensión mientras masajeaba mi espalda en círculos.