Ya no más soledad.

Capitulo 9.

CAPÍTULO VIIII.

 

Helena siente la profunda mirada de los irises de la madre de Dante, que no dejaba de mirarla seriamente, quizás no fue buena idea ir después de todo, la única razón que encuentra para esa mirada es más bien odio, ni siquiera salen palabra de su boca, la pobre estaba a punto de sufrir una crisis de pánico, le estaba faltando el aire a sus pulmones y está más pálida que la nieve, hasta que su pareja estalla en risa, ella le ve como "no es el momento para eso".

 

- Mamá basta de mirarla así que no aguanto más. Ríe demasiado para gusto de Helena.

- Lo siento hijo, hola querida lamento asustarte de esa manera. Le dice a ella muy jovial.

- Hola señora soy Helena encantada.

- Yo me llamo Melany un gusto también. Por favor pasen al recibidor, Dante me ha hablado mucho de ti.

- ¡Mamá! Le riñe sonrojado.

- Pero si es la verdad. Responde la madre simple.

 

Conversaron amena mente conociendo más a fondo a la madre de Dante, Melany es muy vivaz y alegre, lo contrario a Dante, supone que debió pasarlo mal cuando su padre se fue con otra mujer, ella también le explica un poco de su vida anterior donde sus padres no le prestaban atención, ni le daban cariño que una niña en su infancia necesita, lo que a la mujer le da pena que haya pasado por eso, ella explica que fue para mejor, que gracias a sus padres vive en Inglaterra y pudo conocer a Dante, Melany se levanta de su sitio y le da un fuerte abrazo a Helena, ella solo pudo quedarse quieta, hasta que de repente aparece un torbellino amarillo lanzando hacia Dante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- Hermano llegaste. Grita emocionado un pequeño.

- Hola pequeñito. ¿Te portaste bien en mi ausencia? Le pregunta serio.

- Si. Dice el niño alegre.

- Mira quiero presentarte a alguien, ella es Helena es mi novia.

- Hola Helena yo soy Jake. Haciendo gesto tierno.

- Hola pequeño. Oh Dante es tierno.

 

A Helena le parece encantador el pequeño hermano de Dante, y la gran diferencia que tiene entre ambos es un abismo de años, el pequeño parece un príncipe con sus cabellos dorados y rizados, esos hermoso ojos azules a iguales que los de Dante tan enigmáticos que es imposible dejar de verlos, conversaron un rato para pasar a comer, la medre de Dante es muy atenta con sus invitados, casi le da un infarto cuando llegaron, pero que manera de disolver sus dudas con una broma su angustia. La madre de Dante al parecer no se ha recuperado aún del divorcio, pero no por eso dejaría de luchar por lo más valioso que dejó el hombre, sus hijos que a pesar de todo daba gracias al cielo con quedarse con la custodia de los dos.

 

La casa de Dante es muy acogedora y bonita, las cosas del hogar son de muchos colores, ya habían terminado de comer, Helena ayudo a lavar los trastos junto con Dante, después se fueron a la habitación de su novio, estaba nerviosa a más no poder, es la primera vez que iba a estar en una habitación de un hombre y a solas, la habitación es oscura y llena de posters de bandas de metal, la música preferida de su novio, el cual la llevó hasta su cama, los nervios de le Helena salen a flote cuando es recostada por su novio para comenzar una ronda de besos y mimos, pero Dante sabe que ella aún no está lista para dar ese paso que es importante para ambos, con unos pocos besos más se recuestan en la cama y ella se queda dormida escuchando los latidos tan fuertes de su novio, relajados por el momento se quedan dormidos.




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