Ya no soy la misma

Capítulo 2: ¿Problemas?

Me estiré en toda la cama y bostecé mientras escuchaba que la alarma sonaba.

- ¡Noah! ¡Me vas a tirar! -me gritó Olivia.

La agarré justo antes de que se caiga y nos giré a los dos para quedar en el medio de la cama.

- Casi me tiras de la cama, Noah.

- Te atrapé justo -le di un beso rápido en la frente y me levanté de la cama para ir al baño.

Me metí en el baño y me miré al espejo, mis ojeras era lo primero que resaltaba de mi cara, al final logré convencer a mi jefe de trabajar a la tarde-noche. Abrí el grifo del agua caliente y me mojé la cara varias veces, me lavé los dientes y me sequé la cara con la toalla que había al lado del lavamanos. Salí del baño y me acerqué a la cama para ver que Olivia se había dormido de vuelta.

- ¿Livi? -la llamé, pero no me respondió.

Salí del cuarto sin hacer ruido y fui a la cocina donde estaba Ariana.

- ¿Nunca te vas a ir de esta casa? -me preguntó mientras agarraba un vaso de la alacena y me servía agua del dispenser de agua.

- Estoy más tiempo acá que vos, es más mi casa que tuya -le respondí sacándole la lengua al final de la oración.

Ella largó una carcajada y dejé el vaso para lavar después de tomarme toda el agua.

- Me voy a quedar con mi chica un rato más antes de ir a trabajar.

- ¿Tu chica? -me preguntó Ariana con burla-. ¿No tenes que trabajar?

- Cállate. Y soy jefe, puedo hacer lo que quiera. -le respondí, aunque sabía que era un poco exagerado eso.

Escuché la risa de ella hasta que entré a mi cuarto y cerré la puerta. Me acosté al lado de Olivia y la abracé, ella se quejó entre sueño, pero no se soltó del abrazo. A los minutos sentí que estaba despierta.

- ¿Tienes que ir a trabajar? -su voz era un susurro.

- Sí. -susurré en respuestas.

- ¿Se te hace tarde? -me preguntó.

- Sí.

- Tienes que ir.

- Sí.

- Enserio, te estoy retrasando, no podes faltar al trabajo.

- No importa, me encanta estar así.

- ¿Recuerdas que no te conozco y que tienes mucha confianza conmigo?

- Si, lo recuerdo. -le respondí sonriendo.

- Voy al baño. -me dijo saliendo de la cama.

- ¿Quieres hacer algo hoy? -le pregunté antes de que entre al baño.

- No. -me respondió antes de entrar al baño.

- ¿Por qué?

Esperé unos minutos hasta que salió del baño y se sentó en la cama mirándome.

- Porque tenes que ir a trabajar.

- Puedo faltar.

- No, anda a trabajar. -se sentó en la cama y me miró-. Tengo cosas que hacer, asi que vas a tener que ir a trabajar.

- Bueno, pero de verdad, quiero llevarte algún lugar, tener una cita…

- ¿Se siguen haciendo esas cosas hoy en día? -preguntó divertida.

- No lo sé, pero ¿Aceptas?

- No lo sé, tengo muchas cosas que hacer.

- ¿Sabes dónde te vas a quedar?

- Por eso no tengo tiempo, tengo que conseguir un lugar.

- No te preocupes por eso, puedes quedarte el tiempo que quieras.

- ¿Dónde queda tu trabajo? -preguntó cambiando de tema.

- En el centro de Ramos Mejía, ¿Por?

- ¿Me llevas?

- Claro.

 

Trabajaba para una empresa de diseñador, el edificio estaba dividido en tres, la sala principal era la sala de espera, apenas entras veías una enorme y hermosa pecera, a tras de ella había unos sillones enormes y a los costados unas sillas elegantes       

Trabajaba para una empresa de diseñador, el edificio estaba dividido en tres, la sala principal era la sala de espera, apenas entras veías una enorme y hermosa pecera, a tras de ella había unos sillones enormes y a los costados unas sillas elegantes. Al final había unas enormes puertas, al entrar había 20 oficinas abiertas. Y a la derecha una puerta de madera que era la oficina de mi jefe, y por el pasillo que había al costado ibas para mi oficina compartida (1). Tenía dos socios. Clara se encargaba de la parte económica, Theo de la parte de diseño y yo de la parte administrativa. Si suena aburrido, pero era divertido gracias a mis compañeros.

Hacía cuatro horas que estaba sentado en una silla, no tenía ganas de nada. Y según Theo teníamos tres eventos importantes.

- ¿Y esa carita? -me preguntó Clara con una dulce sonrisa.

Levanté la vista de la computadora y la miré, llevaba puesto un vestido celeste muy delicado.

- Dormí poco.

- Como todos los sábados…

- Si, pero esta vez fue peor.

- ¿Pero la pasaste bien? -preguntó.

- Si, fue divertido hasta cierta parte.

- ¿Estuviste con Olivia? -preguntó Theo entrando con tres carpetas en la mano.

- Por fin pude hablarle -le respondí.

- ¿Enserio? No te creo -me respondió Theo mirándome sorprendido.

- Si, se complicó un poco la situación y se tuvo que quedar en mi casa.



#42976 en Novela romántica
#11118 en Joven Adulto

En el texto hay: amigos, musica, confianza

Editado: 10.02.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.