Me estiré en toda la cama y bostecé mientras escuchaba que la alarma sonaba.
- ¡Noah! ¡Me vas a tirar! -me gritó Olivia.
La agarré justo antes de que se caiga y nos giré a los dos para quedar en el medio de la cama.
- Casi me tiras de la cama, Noah.
- Te atrapé justo -le di un beso rápido en la frente y me levanté de la cama para ir al baño.
Me metí en el baño y me miré al espejo, mis ojeras era lo primero que resaltaba de mi cara, al final logré convencer a mi jefe de trabajar a la tarde-noche. Abrí el grifo del agua caliente y me mojé la cara varias veces, me lavé los dientes y me sequé la cara con la toalla que había al lado del lavamanos. Salí del baño y me acerqué a la cama para ver que Olivia se había dormido de vuelta.
- ¿Livi? -la llamé, pero no me respondió.
Salí del cuarto sin hacer ruido y fui a la cocina donde estaba Ariana.
- ¿Nunca te vas a ir de esta casa? -me preguntó mientras agarraba un vaso de la alacena y me servía agua del dispenser de agua.
- Estoy más tiempo acá que vos, es más mi casa que tuya -le respondí sacándole la lengua al final de la oración.
Ella largó una carcajada y dejé el vaso para lavar después de tomarme toda el agua.
- Me voy a quedar con mi chica un rato más antes de ir a trabajar.
- ¿Tu chica? -me preguntó Ariana con burla-. ¿No tenes que trabajar?
- Cállate. Y soy jefe, puedo hacer lo que quiera. -le respondí, aunque sabía que era un poco exagerado eso.
Escuché la risa de ella hasta que entré a mi cuarto y cerré la puerta. Me acosté al lado de Olivia y la abracé, ella se quejó entre sueño, pero no se soltó del abrazo. A los minutos sentí que estaba despierta.
- ¿Tienes que ir a trabajar? -su voz era un susurro.
- Sí. -susurré en respuestas.
- ¿Se te hace tarde? -me preguntó.
- Sí.
- Tienes que ir.
- Sí.
- Enserio, te estoy retrasando, no podes faltar al trabajo.
- No importa, me encanta estar así.
- ¿Recuerdas que no te conozco y que tienes mucha confianza conmigo?
- Si, lo recuerdo. -le respondí sonriendo.
- Voy al baño. -me dijo saliendo de la cama.
- ¿Quieres hacer algo hoy? -le pregunté antes de que entre al baño.
- No. -me respondió antes de entrar al baño.
- ¿Por qué?
Esperé unos minutos hasta que salió del baño y se sentó en la cama mirándome.
- Porque tenes que ir a trabajar.
- Puedo faltar.
- No, anda a trabajar. -se sentó en la cama y me miró-. Tengo cosas que hacer, asi que vas a tener que ir a trabajar.
- Bueno, pero de verdad, quiero llevarte algún lugar, tener una cita…
- ¿Se siguen haciendo esas cosas hoy en día? -preguntó divertida.
- No lo sé, pero ¿Aceptas?
- No lo sé, tengo muchas cosas que hacer.
- ¿Sabes dónde te vas a quedar?
- Por eso no tengo tiempo, tengo que conseguir un lugar.
- No te preocupes por eso, puedes quedarte el tiempo que quieras.
- ¿Dónde queda tu trabajo? -preguntó cambiando de tema.
- En el centro de Ramos Mejía, ¿Por?
- ¿Me llevas?
- Claro.
Trabajaba para una empresa de diseñador, el edificio estaba dividido en tres, la sala principal era la sala de espera, apenas entras veías una enorme y hermosa pecera, a tras de ella había unos sillones enormes y a los costados unas sillas elegantes
Trabajaba para una empresa de diseñador, el edificio estaba dividido en tres, la sala principal era la sala de espera, apenas entras veías una enorme y hermosa pecera, a tras de ella había unos sillones enormes y a los costados unas sillas elegantes. Al final había unas enormes puertas, al entrar había 20 oficinas abiertas. Y a la derecha una puerta de madera que era la oficina de mi jefe, y por el pasillo que había al costado ibas para mi oficina compartida (1). Tenía dos socios. Clara se encargaba de la parte económica, Theo de la parte de diseño y yo de la parte administrativa. Si suena aburrido, pero era divertido gracias a mis compañeros.
Hacía cuatro horas que estaba sentado en una silla, no tenía ganas de nada. Y según Theo teníamos tres eventos importantes.
- ¿Y esa carita? -me preguntó Clara con una dulce sonrisa.
Levanté la vista de la computadora y la miré, llevaba puesto un vestido celeste muy delicado.
- Dormí poco.
- Como todos los sábados…
- Si, pero esta vez fue peor.
- ¿Pero la pasaste bien? -preguntó.
- Si, fue divertido hasta cierta parte.
- ¿Estuviste con Olivia? -preguntó Theo entrando con tres carpetas en la mano.
- Por fin pude hablarle -le respondí.
- ¿Enserio? No te creo -me respondió Theo mirándome sorprendido.
- Si, se complicó un poco la situación y se tuvo que quedar en mi casa.