No sabía el motivo, pero estaba nervioso a medida que me faltaba menos para llegar a mi casa. ¿Acaso estaba nervioso de ver a Olivia? ¿De ver como su reacción al verme después de una semana?
¿Y si me manda a la mierda? Diablos, tenía que dejar de pensar.
Cuando llegué a la cuadra de la casa, vi un gol rojo estacionado en la puerta. Fruncí el ceño y subí el auto a la entrada del garaje. Baje, no sin antes echarle un vistazo al auto y toque la puerta ya que no tenía llave.
- Noah -me saludó Olivia sorprendida e incómoda.
- ¿No vas a abrazarme? ¿O no me extrañaste? -le dije medio en broma.
- No, no, no es eso -me respondió y abrió la puerta dejándome entrar.
En el sillón se encontraba un hombre de no más de 25 años, tenía una camisa azul y un pantalón negro.
- Tu hermano no está -me informo Olivia y la miré-. Y no es tan raro como parece, y claramente no es lo que estás pensando -me aclaro rápidamente.
Camisa azul con sonrisa simpática se levantó y se acercó para estrechar mi mano.
- Leonardo, él es Noah -me presentó ante camisa azul-. Noah, él es Leonardo, un amigo.
Estreche la mano de camisa azul y luego mire a Olivia, no le creía que era un amigo. Clavé mi mirada en sus ojos tratando de saber que pasaba, estaba incómoda y molesta.
- Los dejo solos. Mañana nos vemos, Olivia.
- Dale si ¿A la misma hora de siempre? -preguntó ella con una sonrisa.
¿Qué? ¿Cómo a la misma hora de siempre? ¿Qué me perdí?
- Si, por cualquier cambio te mando un mensaje.
Se despidieron con un simple beso en la mejilla y camisa azul se fue.
- No me mires así -me pidió Olivia cerrando la puerta.
- Ya veo que conociste a alguien -le dije cruzándome de brazos.
Ella suspiró y dio un paso hacía mí, pero se quedó callada. Bien. El silencio respondía todo.
Me di media vuelta para ir a la cocina cuando veo que va a responder. Estoy por abrir la heladera, pero Olivia me sorprende pasando sus brazos por mi torso, abrazándome por detrás. Siento que se extiende un escalofrío a medida que sus manos van bajando hasta el borde de mi remera y se meten por debajo de la tela, acaricia mi torso y lo único que hago es quedarme parado como un imbécil sin saber qué hacer. Toca en los lugares correcto haciendo que mi respiración se haga pesada.
Mierda, sabe exactamente donde tocar.
Me giro para quedar cara a cara con ella y veo en sus ojos deseo. Me saca la remera sin dar vueltas al asunto, dejándome en claro que quiere más. Besa mis labios lentamente, volviéndome loco mientras mis manos van a su espalda baja y las subo lentamente por debajo de su remera, tocando su piel suave, sonrió cuando notó el efecto que tengo en ella.
Su boca va de mis labios a mi cuello depositando suaves besos, vuelvo una de mis manos a su cintura y la acerco aún más a mi cuerpo, sin dejar que nos separemos ni un centímetro.
- ¿Te dijo mi hermano cuando vuelve? -le pregunté sin separarme de sus labios.
- Tenemos tiempo.
Mis manos se aferran a su cintura y la levantó para sentarla en la mesada. Ella abre sus piernas permitiendo que me acerqué a ella y vuelva a unir nuestros cuerpos. Sus labios se mueven rítmicamente sobre los míos, un beso lleno de pasión, deseo y lujuria en cada contacto de sus labios y sus manos. Abre sus labios dejando que mi lengua se entrelaza con la suya y siento como clava sus dedos en mi nuca profundizando el beso... Nos apartamos sin aliento, ella apoya su frente en mi pecho mientras sigo acariciando con lentitud su espalda.
Estoy muy tentado en sacarle la remera y seguir con esto... Olivia levanta su rostro y me clava sus ojos verdes en los míos.
- ¿Crees que conocí a alguien después de esto? ¿Creen que me dan ganas de conocer a alguien más? -pregunta acercándose lentamente a mí-. Ahora córrete que estoy mojada -me dijo haciendo que sonría de lado.
- Bueno te darás cuenta que yo estoy duro -le dije apretando su cadera contra la mía.
- No es eso, bruto -me dijo pegándome en el brazo con la mano abierta-. La mesada está mojada.
Empecé a reírme a carcajadas sin poder evitarlo. Me moví con pocas ganas y ella se bajó de la mesa, pero lo que hizo a continuación me dejo con la boca abierta.
- Es incomodo -dijo excusándose mientras se saca el pantalón quedando en bragas.
Tragué con fuerza y me mordí el labio inferior.
Trate de recuperar un poco mi seguridad y me acerque a ella de nuevo.
- Ya que estamos...
Agarré la parte baja de su remera y se la saque dejándola solo con la ropa interior, bese su cuello, sus pechos hasta que la llevé al otro lado de la mesada y la subí, solo esperaba que este lado esté seco. Bajé mi mano lentamente por su estómago hasta llegar a su braga.
- Realmente te mojaste en la mesada -me burlé cuando metí mi mano dentro de su braga.
- Cállate y seguí -me ordenó.
- A su orden, Livi.
No le iba a contar a mi hermano que tuve sexo con Olivia en la mesada de la cocina. Nunca.